Los ‘educadores del botellón’ amplían su zona de intervención en Bilbao
Incidirán en las universidades y en las lonjas juveniles con nuevas estrategias
Bilbao - De las inmediaciones de Indautxu al muelle de Ripa, pasando por las torres Isozaki. Los educadores del botellón reanudaron la semana pasada su periplo por las calles de Bilbao después de que el Ayuntamiento diera el visto bueno para reincidir en el programa piloto que aportó resultados tan efectivos durante los meses de mayo y junio, cuando su mensaje llegó a más de 4.500 jóvenes repartidos en 501 cuadrillas. En esta ocasión, la iniciativa que se alargará a 2017 dará un paso más allá al incorporar nuevas zonas, como el Casco Viejo -donde tratarán de llegar a adolescentes en horarios más vespertinos-, o nuevos contextos, como el ámbito universitario o las lonjas juveniles.
Pero no solo se van a pulir los espacios de actuación. ¿Se imagina el ruido que debe soportar un vecino que vive en un primer piso de la calle Licenciado Poza durante un sábado por la noche? ¿Y la basura que debe recoger la patrulla de limpieza municipal en Jardines de Albia un domingo por la mañana? La intervención de los educadores en las cuadrillas estará acompañada por audios e imágenes que ejemplifiquen las consecuencias de sus incursiones nocturnas. Se trata de una estrategia más con el objetivo de sensibilizar a los jóvenes para que respeten el descanso de los ciudadanos y eviten actitudes incívicas que, por otra parte, también pueden darse entre personas que consumen fuera de los bares.
“Es una realidad compleja que no es exclusiva de Bilbao. Nos preocupa que seamos capaces entre todos de orientar hacia dónde queremos que vaya la ciudad en este sentido”, afirmó ayer durante la presentación de la nueva campaña Oihane Agirregoitia, concejala de Juventud y Deporte, quien aseguró que se trata de un “proceso a medio-largo plazo”. En esa línea trabaja el Consistorio consciente de la imposibilidad de erradicar el fenómeno del botellón de las calles de la ciudad. Por contra, uno de los objetivos prioritarios para el año que viene será la elaboración de una agenda de ocio juvenil que posibilite definir una oferta municipal transversal mediante ocho grupos de discusión y 800 encuestas.
Y es que la mayoría de jóvenes, conocedores de las molestias que ocasionan y preguntados por las alternativas a su forma de ocio, han planteado soluciones como la creación de un botellódromo o la reducción de los precios en los bares. “Las propuestas estaban muy vinculadas al consumo de alcohol. Queremos ver si trabajando en otros espacios, en el que el alcohol no está presente en ese momento, obtenemos otro tipo de propuestas”, expuso Agirregoitia. De esa forma, los educadores acudirán a las tres universidades que tienen sede en Bilbao, donde se encuentran los perfiles de jóvenes que habitualmente practican botellón, y a las lonjas juveniles, donde tratarán de ahondar en el tema de forma más cercana.
¿Y si son menores? Los educadores que han recorrido las calles de la villa por los puntos calientes del botellón -a los que además de los citados se les deben sumar los accesos a las discotecas como Mao-Mao en Zorrotzaurre o Fever en Bolueta- se han topado con una fotografía bastante homogénea de jóvenes. “El perfil mayoritario que encontramos va desde los 18 a los 25 años”, indicó Asier Otxandio, coordinador de los educadores, que hasta ahora han realizado sus batidas los jueves, viernes y sábados en horario de 23.00 a 3.30. De hecho, uno de los propósitos de adelantar sus salidas en zonas como el Casco Viejo es encontrar gente aún más joven.
El caso de la niña madrileña de 12 años que falleció la semana pasada a consecuencia de un coma etílico no pasa desapercibido entre los educadores. Sin embargo, Otxandio afirma que en Bilbao se trata de un perfil minoritario. A pesar de que solicitar la documentación a los adolescentes que hacen botellón excedería sus funciones, que son puramente educativas, también tienen establecido su proceder en tal caso: “De encontrar menores hablaríamos de fomento de factores de protección, como el no consumo o participar en otras formas de ocio”.
De acuerdo a la Ley de Adicciones que prohibe el consumo de alcohol a menores de edad, Otxandio incidió en que “cuanto antes comience el consumo más nocivo es”. En ese sentido, aseguró que a los jóvenes que superan la barrera de la mayoría también se les recuerdan los efectos perjudiciales del alcohol sobre la salud y la importancia de no pasarse. “Les decimos: Mira a esa última copa y pregúntale: ¿Cuál va a ser nuestra relación? ¿Va a cumplir tu objetivo de la noche?”, explicó el coordinador, quien afirmó que ese objetivo siempre debe ser el disfrute, dentro de unos comportamientos cívicos que han resumido en un decálogo llamado Consejos para ser un buen fiestero.
Diálogo entre las partes Además del trabajo a pie de calle, los foros de participación y generación de diálogos entre los actores implicados en el ocio nocturno también han dado sus frutos, aunque solo sea para acercar posturas. En total se organizaron tres reuniones con las cuatro partes implicadas: vecinos que reivindican su derecho al descanso, jóvenes que quieren disfrutar, hosteleros que pretenden impulsar la noche y representantes del Ayuntamiento de Bilbao. Si bien es difícil encontrar soluciones, Oihane Agirregoitia, quien asistió a las asambleas, destacó la “buena sintonía y actitud” preponderante, “reconociendo que los intereses son contrapuestos”.
En esa línea de promover la empatía, el primer trimestre de 2017 el Ayuntamiento llevará a cabo una nueva edición de Gaztetalk, bajo el nombre Usos y costumbres del ocio nocturno, donde los agentes concernientes compartirán experiencias con expertos y analizarán prácticas que se dan en otras ciudades.