AÚN faltaban dos horas para que comenzaran las danzas después de la Misa Mayor y la plaza ubicada en la parte trasera de la basílica de Begoña ya se encontraba a rebosar. La expectación por ver el aurresku de Aburto, y los consiguientes bailes por parte del grupo Beti Jai Alai de Basurto, era máxima. Y aunque la mayoría optaba por rehuir del calor, a falta de sillas libres a la sombra, unos pocos valientes cogían asiento al sol protegiéndose bajo sus paraguas. “Hemos venido a las once para coger sitio a la sombra y ya entraremos a misa después”, contaba Ana Lores. Desde Basauri, una de las muchas fieles que cada año acude a la cita “por amor a la Amatxu”, comentó que el año pasado no pudo disfrutar del primer baile de Aburto: “Justo cuando salimos del metro comenzó la tormenta, y como estoy un poco delicada, decidimos volvernos a Basauri”. Este año, sin embargo, no se lo quiso perder, aunque admitía que “no venimos expresamente a verle a él, venimos porque verle bailar forma parte del conjunto de la celebración, y para mí la Virgen es lo más”.
Al igual que Ana, Begoña y Pilar Robles también son asiduas al acto. “El año pasado vimos a Aburto bailar muy bien”, comentaban respecto al primer baile del alcalde de Bilbao. Y es que “en Begoña no hay nada que veamos mal, ni siquiera los empujones de las misas”, añadían entre risas. Asimismo, haciendo referencia a que se podía observar muy poca juventud entre el público, las hermanas Robles comentaban que “cuando los que a día de hoy son jóvenes se vayan haciendo mayores, seguro que además de peregrinar por la noche también comenzarán a acudir a las misas y a los actos, porque querrán desear suerte para sus familiares y, además, así se acordarán de sus difuntos”.
El baile
Y tras una calurosa espera, comenzaron a sonar los txistus para dar entrada a Juan Mari Aburto y al resto de equipo de gobierno. “Tienen permiso todos para bailar, y yo también quisiera pedir permiso”, comenzó diciendo. “Entiendo que es un baile con el que muestro respeto al pueblo que yo sirvo”, prosiguió. Y así, de la mano de un dantzari del grupo Beti Jai Alai, Aburto se acercó al centro de la plaza mientras empezaba a sonar el aurresku a ritmo de txistu y tamboril. En su segundo año como alcalde, tras estrenarse en el acto de baile del día de la Virgen el pasado año, ayer decidió “mejorar” e introducir dos pasos nuevos a su baile: un giro con una pierna hacia la derecha y el alzamiento de las dos piernas a su misma vez.
No cabe duda de que la acogida fue más que buena, y prácticamente a cada paso que daba Aburto la plaza se inundaba en aplausos. La emoción del público se hacía notar por momentos, y eran numerosos los “¡ay, qué bien lo está haciendo!” que se podían escuchar. Incluso se podía observar a alguna persona mayor a punto de lágrima, emocionada por el baile en honor a la Amatxu: “Que bonito, así solo me dan ganas de bailar”.
Aburto, por su parte, compartía esos mismos sentimientos, y comentaba a DEIA tras el baile que “bailar a la Amatxu es un honor y emociona”. “A decir verdad estaba nervioso desde anoche, y he ensayado incluso hoy a la mañana”, relataba. Aunque, admitía que finalmente a la hora de bailar se había sentido más cómodo: “Este año me he visto más suelto”. Además, aseguraba que seguirá bailando los próximos años porque “bailar a la Amatxu es una tradición que no debe perderse” y que poco a poco irá añadiéndole pasos nuevos.
Dantzaris
La cita continuó con los bailes del grupo Beti Jai Alai, acompañados por su banda de música. Con los chicos como mayores protagonistas, comenzaron bailando las distintas partes del aurresku de la Virgen de Begoña, en el que uno a uno, los 16 hombres que tomaron parte tuvieron su momento para lucirse pues todo ellos tenían pasos en solitario.
Los bailes incrementaron su ritmo al incorporarse al txistu y al tamboril la alboka y el pandero. Así, comenzó a sonar una jota, y se incorporaron al baile las chicas para salor en parejas. Para continuar, interpretarón el arin-arin, y dieron fin al espectáculo de euskal dantzak con la biribilketa. Al terminar, las hermanas Nerea e Irati Linaza, de Beti Jai Alai, comentaban lo especial que es para el grupo la actuación porque “es un día muy diferente, tenemos que actuar como si todo fuera antiguo”, aunque admitían que les gusta “porque es el día que más gente nos viene a ver”. Asimismo, relataban que vestidas desde las 10.15 horas el calor estaba haciendo mella en ellas, y contaban que los vestidos que llevaban son especiales: “Las chicas hoy llevamos trajes de lechera, baserritarra, viuda, y señora de Bilbao”.