BILBAO - El Ayuntamiento de Bilbao sacará a licitación pública en las próximas semanas el nuevo pliego de condiciones para la contratación del futuro servicio de OTA. La empresa adjudicataria tendrá que asumir que, a partir de ahora, será el Consistorio quien se haga cargo de la recaudación, ya que es él mismo quien gestione las multas derivadas del aparcamiento. “Se va a controlar todo el espacio público en calzada, lo que nos permitirá poner en marcha políticas de movilidad que mejoren el aparcamiento”, señaló Alfonso Gil, responsable Circulación y Transportes.
El nuevo sistema permitirá conocer en tiempo real la ocupación de las plazas de OTA en la ciudad; estos datos podrán aparecer en los paneles informativos e incluso “podremos administrar mejor la oferta también de los parkings rotatorios”. Esto supondrá una herramienta importante para la movilidad de Bilbao, según valoró Gil.“El cambio de filosofía va a llevar además a que una vez que el conductor deje la plaza de aparcamiento, en lugar de devolverle el dinero que no ha consumido, se le tendrá que devolver en tiempo. Esto será así porque el cobro de estos tiques se computan ya como tasas y no es posible su devolución”, explicó el concejal de Circulación.
La OTA fue protagonista ayer de varios puntos del pleno. Incluso de la expulsión de un miembro del público por insultar al concejal cuando estaba explicando los motivos por los que el Ayuntamiento no ha podido resolver las diferencias entre la empresa y los trabajadores. Le llamó “mentiroso” en dos ocasiones y el alcalde, Juan Mari Aburto, le obligó a abandonar las sala. “El público viene a escuchar y a respetar y no tolero insultos”, recriminó el alcalde al asistente. Airado, al salir del salón, el ciudadano profirió otro insulto, esta vez, contra el alcalde.
Lo cierto es que si difícil es aparcar en Bilbao no debe ser menos llegar a un acuerdo entre trabajadores y empresa a juzgar por los cuatro años que llevan sin convenio. Este es un asunto que, a juicio de los grupos de la oposición, debe resolverse antes de que salga la licitación del nuevo contrato. Y ello pese a que no se encuentra vía de entendimiento.