LA barba ha vuelto. Puede haber quien piense que nunca se fue, que no han faltado barbas frondosas en las calles, pero no hay más que repasar una revista de moda para comprobar que los hipster han llevado el vello facial a otra dimensión. La barba ya no es cosa de mayores, se ha acomodado en caras de jóvenes y ancianos. Quienes mejor pueden dar crédito del alcance de esta moda son los barberos. En Bilbao no faltan comercios especializados con décadas de experiencia ni nuevos locales dispuestos a mimar cada barba como se merece.
Villán, sita en Alameda San Mamés, puede tener el honor de ser la peluquería más antigua de todo Bilbao. “La barbería lleva más de cien años aquí”, explica orgulloso Miguel Ángel Villán, el barbero que la regenta hoy en día, “está abierta desde que se hizo el edificio y mi abuelo la cogió en 1932, cuando se jubiló el anterior barbero. Desde entonces está en la familia”. El tercer Villán que se hace cargo de la barbería intenta conseguir la fecha exacta en la que se construyó el edificio “aunque sea para poner un cartelito desde cuándo está la peluquería”. Hijo y nieto de barberos, Miguel Ángel no dudó en seguir la tradición familiar y ya ha perdido la cuenta de los años que lleva con la navaja y las tijeras en la mano. Su padre, ya jubilado, sigue pasando muchas horas a la semana en el pequeño local, que permanece inalterable con el paso de los años, sea cual sea el Villán que lo gobierne.
“Nuestro cliente habitual es de mediana edad, tirando a mayor”, describe Miguel Ángel mientras consuela a un cliente que se da por aludido, “viene muy poca gente a arreglarse la barba, pero nadie a hacerse cosas modernas. Aquí se lleva el corte de pelo más bien clásico”. Con un toque de resignación reconoce que lo de afeitarse y arreglarse la barba en la barbería se ha perdido con el tiempo: “Antiguamente los clientes se cortaban el pelo cada quince días, cada mes se hacían un corte normal y al de quince días se arreglaban las patillas y el cuello. Y cada dos días se afeitaban. Pero desde que salió la moda de las maquinillas eléctricas y de las cuchillas de cuatro y cinco hojas, prácticamente han desaparecido los afeitados de la barbería”.
A Miguel Ángel Villán las matemáticas le llevan por la calle de la amargura cuando piensa en sus potenciales clientes: “El 90% de los niños han desaparecido. La madre es la que suele llevar al niño a la peluquería y le lleva a la de mujeres para que le corten al hijo mientras le peinan a ella. Un tercio de los jóvenes se compra una maquinilla eléctrica y se corta el pelo en casa y otro tercio se corta el pelo en las peluquerías modernas. Aquí hacemos cortes clásicos, así que aquí no vienen. Así que solo nos queda un tercio de los jóvenes y un 10% de los niños. También ha desaparecido la mitad de los jubilados porque en los centros de día, cuando van a jugar a las cartas, pueden cortarse el pelo por la mitad de dinero, porque el que corta allí no paga impuestos. Con todo ello, el volumen de nuestro trabajo ha bajado un 80 o un 90% en los últimos años”.
Ante semejante panorama el barbero recuerda que el afeitado “en casa te queda de cualquier manera, porque la gente no sabe afeitarse”. Lo mejor, acudir a un profesional: “Ahora se oye que está de moda dejarse la barba, pero aquí se ha notado muy poco que venga más gente a arreglarse la barba”. Miguel Ángel apunta que no habrá un cuarto Villán que regente la barbería. “Soy el último mohicano”, sentencia, “y casi de Bilbao, porque cada vez hay menos barberías. Cuando uno se jubila traspasa el negocio, pero para el que entra no es interesante con el poco trabajo que hay. Si el que entra tiene que pagar una renta o un empleado, no le da para pagar los gastos”.
una barbería a la moda No muy lejos, en la calle Fernández del Campo, Arantza de la Flor y Agus Rincón trabajan codo a codo en la Barber’s Shop Bilbao, un negocio moderno que interpreta el sector desde otro punto de vista. Solo lleva un año en funcionamiento y sus servicios, su decoración y su estilo están totalmente enfocados a los requerimientos y caprichos de la última moda. Agus y Arantza comparten un camino de tres décadas en la profesión. Ella se ha dedicado desde sus inicios a la estética masculina, mientras que él compagina el trabajo con hombres y mujeres.
“El negocio arrancó viendo que la tendencia masculina es cada vez más fuerte”, explica Agus, “hace muchos años nos decían que el mundo de la estética iba a estar marcado y mandado por el hombre y era algo que nos extrañaba, porque hace veinte años el hombre iba a la peluquería solo por higiene, cuando se tenía que cortar el pelo, o afeitar. Ahora es todo lo contrario. El hombre viene demandando estética y demandando moda casi tanto como la mujer. Se nota claramente que hay un avance importante en este sentido”. Arantza corrobora el discurso de su compañero con una sentencia demoledora que explica la realidad del mercado: “El hombre está de moda”. La prueba de ello es que dice adecentar barbas “de todas las edades, desde chicos muy jóvenes hasta gente mayor que busca cosas muy clásicas. Nuestro abanico de clientes es muy variado”.
Tal y como explican este bilbaino y esta barakaldarra, el hombre ya no quiere limitarse al corte de pelo periódico de rigor. “No se preocupan solamente de llevar la barba bien arreglada, sino también de acondicionarla, de hablar de champús, de cremas, de pedir información sobre lo que necesitan? Vemos que el hombre acelera”, relata Agus. Arantza hace hincapié en su labor como asesora de imagen para sus clientes: “Mucha gente viene porque quiere dejarse barba y no sabe qué forma darle. Para eso estamos nosotros, para asesorarle, darle forma a su barba y ver qué estilo le queda mejor”.
“Sin duda ahora hay muchísima más gente con barba”, asegura Arantza. La barba está de moda y la culpa la tiene un colectivo en concreto: “Se ha notado mucho la moda de los hipsters. Los chicos se están preocupando por dejarse barba, verse mejor?”. Agus lo confirma sin dudarlo: “Si das un paseo por la calle es notoria la cantidad de chicos que van con barba”.
la barba perfecta ¿Existe la barba perfecta? ¿Cuál es la barba que quiere tener todo el mundo? Este peluquero bilbaino lo tiene claro: “Cada cara tiene una forma y en función de ella buscamos cómo debe ser la barba: más cuadrada, más picuda para pronunciar los rasgos de las personas? Cada barba es diferente: una es más cuadrada, otra es más espesa, a algunas les damos color?”. Sí, las barbas también se tiñen: “Ocasionalmente las solemos teñir y la verdad es que queda una barba más bonita, más espesa y notable”.
Pero detrás del afeitado y el arreglo de la barba hay algo más que la simple prestación de un servicio. ¿Quién no pondría reparos a que le pasen una navaja por la garganta? Arantza tiene claro que en la silla del barbero nadie pasa miedo: “Hay algunos que se relajan tanto que incluso llegan a dormirse mientras les afeitamos. Así que no tienen miedo a la navaja. Se entregan con una confianza plena”. Agus reconoce que el afeitado es algo relajante, todo un ritual para disfrutar: “En el momento del afeitado con la cuchilla casi no se habla con el cliente. Se habla más en un corte de pelo. Al final, afeitarse es un acto relajante. Es algo muy agradable”. Así que ya lo sabe: donde vea un polo iluminado de rayas azules y rojas, puede darle un capricho a su barba.