Bilbao - Con la colaboración de veinte bilbainos ilustres -de nacimiento o de adopción- como Juan Mari Aburto, Josu Urrutia, Alfonso Santiago, Lourdes Fernández, Ignacio Vidarte... que han escrito los textos que acompañan a las láminas, el ilustrador Tomás Ondarra continúa con su particular homenaje a la ciudad de sus amores con una obra en la que niños y mayores se divertirán buscando a Patxi en el mercado de Santo Tomás, en la Plaza Nueva, en la Herri Krosa, en San Mamés...

Después de publicar ‘De Bilbao de toda la vida’ y ‘De Bilbao, ¡¡¡Ahívalahostia!!!’, esta es una demostración más de su amor por Bilbao.

-Es verdad que quiero mucho a Bilbao, ese vínculo que tengo con la ciudad hace que cada dos años presente algo relacionado con ella, y mientras tanto estoy trabajando en ello aunque viva en Madrid.

¿Cómo surgió la idea de ‘Dónde está Patxi en Bilbao’?

-Cuando acabé el libro de ¡¡¡Ahívalahostia!!! una de las cosas que tenía en la mesa del editor era esta, es la que más le gustó. Hubiera querido hacerlo más rápido pero con tanto personaje y tantas historias... Eso añadido a que tengo un trabajo a jornada completa. Salió así, me pareció una cosa divertida. Siempre toco el humor en las cosas que hago.

Ha conseguido que muchas personas cuya relación con la villa es significativa participen en la obra.

-Esa es una característica que tenemos los bilbainos. Desde que empecé a hacer cosas para Bilbao, cada vez que propones a alguien hacer algo, mientras el vínculo sea Bilbao las puertas están abiertas. Estoy muy agradecido porque el libro adquiere una dimensión diferente con esa participación. Empezando por el propio alcalde Juan Mari Aburto, para mí es un orgullo dibujar una lámina cuyo texto escribe Iribar o los 19 restantes.

¿A qué público diría que está dirigida la obra?

-Los libreros me dicen que no saben dónde ubicarlo. Mi idea original es que lo pueda ver mi hijo de cinco años hasta una amama. Lo que quise hacer es que sea apto para todos los públicos, que pueda ser una historia en la que unos vayan a buscar a Patxi, como pueden ser los niños, y otros vayan a leer los textos.

Es como una guía de la ciudad.

-Sí, aunque no al uso. De hecho me gustaría hacer una guía auténtica, con las dificultades que ello conlleva, porque siempre vas a dejar cosas fuera. Pero ¿Dónde está Patxi en Bilbao? a su manera también funciona como guía, además de estar en euskera y castellano también está en inglés. Es una forma de que los turistas entiendan la filosofía del bilbainismo.

Porque el bilbaino tiene un carácter particular.

-El carácter del bilbaino viene por la ciudad, que es espectacular y ha ido creciendo sin olvidarse de las tradiciones, que gustan a la gente de fuera. Eso es crecer adecuadamente, mientras la transformación de la ciudad se ideó maravillosamente.

¿Qué le dice la gente con la que se relaciona en Madrid sobre ello?

-Como voy de bilbaino orgulloso allá donde me ha tocado vivir, soy el bilbaino para todos, porque ven que me comporto de otra manera. Cuando a la gente más cercana le digo que voy a empezar algo de esto de primeras sueltan una risotada. Luego ven que funciona y les llama la atención porque este tipo de proyecto no funcionaría en otra ciudad.

¿Cómo se eligen veinte escenas sin dejar nada en el tintero?

-Había más, pero debía dibujar lugares emblemáticos de Bilbao en los que a la vez pudiese haber, en algún momento, mucha gente.

Hay una selección de escenas más tradicionales como Semana Santa u otras que ya se han consagrado como multitudinarias y exitosas.

-Que en Bilbao se construya el Guggenheim, el motor con el que ha tirado para adelante, pero que a la vez no nos olvidemos de cambiar los cromos el domingo ni de la Semana Santa; eso es muy bonito. Bilbao sigue creciendo pero no se olvida lo anterior. Y todo convive de maravilla.

¿Y si tuviera que elegir una escena?

-Si la miro como Tomás el niño me quedaría con la Gargantua, por lo que significa para todos los bilbainos y el miedo que nos ha hecho pasar. Si tuviera que elegir una para colgar en mi estudio sería el Athletic, porque es una de las cosas que se echa de menos cuando estás fuera de casa. Pero también elegiría el txupinazo; a mí me tocó vivir el inicio de la Aste Nagusia y he sido comparsero.

¿Qué técnica ha empleado para las láminas?

-Están bocetadas a tamaño grande a lapicero, después están escaneadas y redibujadas a lápiz óptico y pintadas a ordenador. Es un triple trabajo. Lo que más me gusta es pensar la idea y después bocetarla a lápiz.

De aquí a dos años, ¿qué toca?

-Lo que el editor quiera hacer, si no hay una colaboración ninguno de los proyectos sale. Tengo algunas cosas entre manos, pero me gustaría volver a mancharme las manos con pintura. Por otra parte tengo muchos frentes abiertos, incluso una novela sobre Bilbao. Ideas no me faltan, mi trabajo se basa en una labor creativa.