Almudena Hernández: "A las mujeres se nos sigue educando en una mentalidad muy patriarcal"
Doctora en Historia y experta en arqueología de género, Almudena Hernández diserta hoy en la sala de Juntas Generales de Bilbao sobre la 'Individualidad femenina en la modernidad', en el marco del vigésimo aniversario del Centro de Documentación de Mujeres Maite Albiz
Bilbao. El Centro de Documentación de Mujeres Maite Albiz abrió sus puertas en el Centro Cívico La Bolsa del Casco Viejo de forma pública, gracias al esfuerzo voluntario de un grupo de mujeres y del apoyo económico del Ayuntamiento de Bilbao, aunque realmente el trabajo comenzó once años antes en la cocina de la Asamblea de mujeres de Bizkaia. Los 31 años de trabajo lo celebran con la conferencia de la investigadora en género Almudena Hernández.
Usted habla de individualidad femenina. ¿A qué se refiere con este concepto? ¿Antes de la época moderna esta individualidad no existía?
Se ha ido desarrollando gradualmente en los hombres a lo largo de la historia, pero en las mujeres solo ha avanzado en la modernidad. La individualidad es una forma de identidad en la que cada persona se siente diferente a las demás porque hace cosas y ocupa funciones distintas a otras. En el proceso histórico exclusivamente los hombres ocupaban funciones diferenciadas.
¿Se refiere a que la mujer no era ciudadana-persona en sí misma, si no en función primero de su padre y luego de su marido?
Sí. La identidad de la mujer dependía siempre de un hombre que era el que tenía la identidad social. La identidad de género femenina estaba en función de otra persona, el varón, que ya estaba individualizado. La clave para las mujeres fue cuando accedieron a la lectura, la escritura y la formación superior. En ese momento, en la mitad del siglo XX, ellas empiezan a poder racionalizar el mundo, tener conciencia de sus deseos y de su individualidad.
¿En qué aspectos se manifiesta esta individualidad: familiar, social, laboral, profesional, legal?
La individualidad se manifiesta en todos los aspectos del desarrollo de una persona. Se asocia a la sensación de potencia, de tener ganas de conocer los deseos para uno mismo. Está unida a la creencia de potencia porque has ido satisfaciendo esos deseos. Esto a la vez se asocia a la impresión de tener derechos individuales, de no adaptarse a una subordinación, y por tanto a toda una legislación que defiende los derechos del individuo. Se manifiesta en el desarrollo de la capacidad de diseñar tu propio destino. Esto solo lo han hecho los hombres a lo largo de la historia. Y las mujeres a partir de la modernidad.
En este camino de individualidad moderna, ¿cree que la mujer ha llegado al mismo nivel de ser un ser por sí mismo igual que el hombre?
Sostengo es que la individualidad se construye de forma distinta a la de los hombres; la de las mujeres es más completa porque es autosuficiente. A lo largo de la historia, los varones han desarrollado la individualidad y han dejado a las mujeres al cuidado de los vínculos y las emociones, imprescindibles para tener sensación de seguridad. Ellos precisan vincularse a mujeres para que sean el vehículo de las emociones masculinas. La sociedad cree que el modelo de individualidad masculino es el ideal, la norma a aspirar. Es un error.
¿Por qué?
A los hombres les es imprescindible que una mujer se ocupe de su lado relacional. A lo que hay que aspirar es a la individualidad que desarrollan las mujeres, la independiente, que presta atención tanto a la razón como a la emoción; tanto al yo como a la comunidad.
Suponiendo que este logro de la individualidad sea progreso, ¿por qué sigue habiendo millones de mujeres que prefieren vivir bajo la capa de 'hija de', 'señora de?'?
Porque cambiar la subjetividad es un tema que no depende solo de la voluntad. Se nos sigue educándonos y formándonos en una mentalidad muy patriarcal. Así que muchas mujeres tienen una idea de sí mismas que es muy patriarcal. No basta con querer salir de ahí para transformar la idea de una misma. Son socializadas sintiéndose menos seguras que los hombres y en la idea de que sus deseos son menos importantes que los de los hombres que tienen cerca.
Muchos no terminan de ver por qué las contradicciones en la vida femenina son fuente de fortaleza. Por ejemplo, ser madre, ocuparse de los hijos y trabajar fuera. O ser una profesional de éxito y doblegarse ante un hombre de menor categoría.
Hay que distinguir entre la contradicción en la que sume a las mujeres el orden patriarcal y la que implica la individualidad independiente. El orden patriarcal exige a las mujeres cosas contradictorias. Les pide que se individualicen y que tengan éxito, que triunfen profesionalmente, que ganen dinero, que se arreglen, que estén guapas. Hacer caso a esta contradicción debilita, porque lo que hace la mujer es satisfacer peticiones contradictorias del orden patriarcal establecido.
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