BILBAO. En los últimos dos años, Bilbao ha vivido diferentes movimientos de ocupación en edificios terciarios que se encontraban abandonados o vacíos. En unos casos se han producido asentamientos de personas que no tienen dónde vivir y, en otros casos, la ocupación ha tenido una motivación más cultural. La última de estas ocupaciones se produjo hace menos de diez días en el edificio que hasta hace cinco años albergó los almacenes Zubicaray. A la espera de lo que decida el juez, los ocupantes del colectivo Erribera13 permanecen en el interior pese a la denuncia de los propietarios. Precisamente, hace un año el Ayuntamiento de Bilbao comenzó a elaborar un inventario de los edificios vacíos para prevenir nuevas ocupaciones.

La elaboración de este catálogo de inmuebles coincidió, precisamente, con la ocupación por aquellas fechas de un inmueble en Matiko que permanecía desocupado desde hace 50 años hasta que el colectivo social Patakon invadió sus plantas. Tras la amarga experiencia de Kukutza en Rekalde, el Ayuntamiento aceleró una solución satisfactoria para estas instalaciones. Así, el edificio de Matiko, donado por sus propietarios al Ayuntamiento de Bilbao, en estos momentos se prepara para ser un espacio urbano de oportunidad. Las seis plantas del inmueble de 1.400 metros cuadrados aspiran a convertirse en un referente del arte, tecnología y diseño dirigido para realizar proyectos innovadores antes de que acabe este año.

el censo El propietario de un edificio es el responsable de la custodia, orden y el buen mantenimiento de su propiedad y el Consistorio solo interviene en caso de que la dejadez en el mantenimiento del inmueble pueda perjudicar por salud, seguridad o ruidos a un tercero. Con estas premisas el entonces concejal de urbanismo, Ricardo Barkala, emprendió la elaboración de un censo de referencia interna, según dijo, para conocer los edificios vacíos en Bilbao. Los primeros datos apuntaban a al menos una docena de inmuebles deshabitados de la capital. El Ayuntamiento se comprometía a ponerse en contacto con los propietarios y establecer las acciones pertinentes en función de sus necesidades y la del propio edificio. En cuanto a las instalaciones de propiedad pública, cuatro en total, el Consistorio mostró su disposición a buscar cualquier fórmula que permitiera darles un uso, ya fuera sacarlos a la venta, ponerlos en alquiler o destinarlos a temas socioculturales.

El debate se producía después del conflictivo desenlace a la ocupación de un edificio en Rekalde. Este inmueble industrial en desuso era utilizado desde hacía años por el colectivo juvenil Kukutza, pero su propietario decidió recuperarlo y derribarlo para construir viviendas, con la autorización del Ayuntamiento de Bilbao. La demolición del edificio de Kukutza, tras el auto de la jueza aprobando el derribo, se saldó con 28 detenidos y graves incidentes en el barrio de Rekalde.

Para evitar futuras situaciones parecidas, y aunque el Ayuntamiento no es responsable de los edificios privados, se comenzó la elaboración de este censo. La pretensión es conseguir una vía de diálogo constructiva, algo así como lo conseguido en el centro Irazabal de Matiko. Nada que ver el desenlace de este edificio, que también había sido ocupado, con el de Kukutza. Situado en una zona céntrica de Bilbao, ofrece el marco idóneo para encajar los objetivos de Promoción Empresaria de Bilbao Ekintza. El Ayuntamiento trata de promover la atracción, la creación y el crecimiento de empresas generando actividad económica y empleo en la capital vizcaina, priorizando la intervención en los sectores estratégicos para la ciudad.

después de 15 años Otro inmueble que también tendrá un uso, después de 15 años en esqueleto, es el tanatorio de Basurto. Funespaña construirá en Bilbao el mayor tanatorio de Bizkaia, tras constituirse el pasado mes de diciembre en la propietaria del 100% del solar tras resultar adjudicataria en el concurso público. La empresa de pompas fúnebres desembarca así en la capital vizcaina después de 15 años, con un proyecto ambicioso con el que pretende culminar una historia de desencuentros en el territorio y ofrecer un servicio de calidad en este sector. Además, la construcción del nuevo tanatorio puso fin a los asentamientos que se habían producido en este amasijo de hormigón donde la Policía Nacional y la Local de Bilbao llegó a identificar a 63 personas y arrestó a otras 44 extranjeros sin documentación que según el concejal de Seguridad "vivían en unas condiciones de salubridad deplorables". El Ayuntamiento recomendó además a la empresa propietaria del edificio que tapiara el esqueleto de hormigón para evitar que se produjeran nuevos incidentes fruto de ocupaciones mientras se iniciaban las obras de construcción del nuevo tanatorio.

Otra de las zonas en las que se han producido varios asentamientos en estos últimos dos años y se han ocasionado varios problemas es la península de Zorro-tzaurre.

En una sola operación, la Policía Municipal de Bilbao desalojó en noviembre a 40 personas de varias casetas y edificios desocupados en la calle Ribera. En su mayoría se trataba de jóvenes extranjeros que habían encontrado en estos inmuebles abandonados un lugar donde alojarse. No ha sido el único asentamiento que se ha producido en la Ribera de Zorrotzaurre, incluso hace unos años un joven resultó con heridas graves debido a una descarga eléctrica que recibió en uno de estos edificios abandonados donde se encontraba viviendo de manera ilegal.

El propio alcalde, Iñaki Azkuna, pidió a los propietarios de los locales abandonados en Zorrotzaurre que los fueran retirando ante las quejas que expresaron los vecinos de la zona. Precisamente el censo de edificios que elaboró el Ayuntamiento de Bilbao tiene entre sus objetivos principales evitar desagradables sucesos debido a la inseguridad que, en la mayoría de las ocasiones, presentan los inmuebles abandonados.

El edificio ocupado en la calle Ribera donde, en su día, se encontraban los almacenes Zubicaray es el último caso de ocupación que se produce en la capital. El inmueble estaba previsto albergar un hotel de la cadena High Tech que también tiene el hotel Tamarises en Getxo y el hostal Arana en el Casco Viejo. La crisis retrasó la rehabilitación y posterior apertura del que sería el tercer hotel de la cadena en Bizkaia. Será el juez quien se pronuncie y decida si se procede a un desalojo.