BILBAO. Están indignados y preocupados, pero en el sentir general se sienten vecinos de segunda, a los que les han trasladado el problema. "¿A quién le pasamos nosotros ahora la bola?", se quejan. Los vecinos, comerciantes y hosteleros de Luis Briñas y Zunzunegi han comenzado a recoger firmas -dicen que llevan alrededor de 3.000- y hoy se van a reunir con el concejal de Circulación y Transportes, Asier Abaunza, para mostrarle sus preocupaciones.
El traslado de los accesos de Sabino Arana a San Mamés ha conllevado también algunos problemas porque, como dice el dicho popular, "nunca llueve a gusto de todos". Un veterano arquitecto de la ciudad, Elías Mas, criticó ayer que "Bilbao necesita unos accesos a la altura de lo que demanda la villa, no se puede quedar así".
En principio, la queja más generalizada no tiene tanto que ver como el ruido, como ocurría en Sabino Arana, sino con la merma de aparcamientos y zonas de carga y descarga. La protesta por el ruido vendrá después, casi con seguridad.
La reordenación de la zona ha llevado como consecuencia la supresión de una batería de aparcamientos y las zonas de carga y descarga que tenían Zunzunegi y Luis Briñas. Además, han cambiado las paradas del bizkaibus de Getxo, Gordexola y la Universidad y eso hace que los comerciantes y hosteleros se resientan.
Carmen, una vecina de Luis Briñas, pudo comprobar "los inconvenientes" de la nueva situación el mismo sábado. "Mi madre se puso enferma y tuve que llamar a una ambulancia. Me dijeron que intentáramos resolverlo por teléfono -tenía la tensión muy alta- porque en la zona no tenían un sitio donde poder aparcar". Para esta vecina, la situación es muy grave.
El dueño del estanco situado en la calle Zunzunegi pone el acento de su protesta en la seguridad. "Nos han quitado las zonas de carga y descarga y yo tengo que trasladar los cajones desde una manzana más alejada hasta el estanco dejando en el coche el resto. Cada uno guarda en su interior material por un importe superior a 2.000 euros, con lo que si dejo varios cajones no puedo hacer el traslado tranquilo".
Otra vecina añade que "tampoco podemos hacer un traslado de un mueble , por ejemplo". Es la misma queja de Olaia de la peluquería LKL, también de Zunzunegi.
A Lourdes, de la tienda Pirulidos, le preocupa cómo va a repercutir en el negocio el cambio de parada de algunos autobuses. "He calculado y creo que voy a vender un 60% menos, porque muchos de lo que cogían el Bizkaibus aprovechaban para hacer alguna compra antes de montarse".
El lotero Florencio Hidalgo comparte la misma preocupación. "Por poner un ejemplo, tengo un cliente que es viajante y para aquí todos los jueves para cogerme la lotería, pero ya no sé si el próximo jueves podrá parar". Lo mismo ocurre con la frutería de Ana Rosa, porque muchos de sus clientes eran usuarios del bizkaibus de Gordexola. El rosario de quejas no termina.