Bilbao. Sentado tras la mesa de su consulta, cualquiera diría que Juan Goiria es un hombre de acción. Y lo es. O más puede hablarse de un espíritu inquieto, de una persona que aspira a ganarle un metro al destino. Un argentino le definiría como un abridor de puertas, un tipo que siempre está en busca de una nueva salida. Cree en la pujanza del hombre por encima de todas las otras fuerzas de la naturaleza, quizás porque "la impronta de los Jesuitas marca: para lo bueno y para lo malo. Soy católico practicante y en la religión veo virtudes que casan muy bien con el espíritu abierto de Bilbao".
Habla de la seriedad, la palabra, el trabajo y el señorío bilbainos... ¿Son buenas armas para el 'combate'?
Sí lo son, pero no las únicas. Si tú no das nada, no pidas. El secreto está en el compromiso, en comprometerse con las personas y las cosas no a la ligera sino siendo consciente de la responsabilidad que adquieres.
¿No siempre es así?
En gran medida la crisis es eso: un incumplimiento de compromisos, sobre todo en aquellos que tienen responsabilidades. Lo malo es que paga el pato quien está en medio, quien no tiene culpa alguna ni remedio en sus manos.
¿De niño soñaba con ser médico o con jugar a los médicos?
Ja, ja, ja. Con ambas cosas. Y es curioso, porque no había antecedentes familiares que me empujasen por ese camino.
¿Qué le llevó entonces?
El poder hacer algo con y para la gente. Me atraían las actividades humanistas: Lo mismo pude ser profesor o religioso.
¿Qué pesa más en la balanza: la satisfacción de poder salvar vidas o el hundimiento cuando una se le escapa?
En medicina no está bien jugar a ser Dios. Cada uno hace lo que puede y el error es humano. Casi diría que necesario, porque de él se aprende más que del éxito.
¡Un continuo aprendizaje!
Hay algo más importante todavía: la empatía. Llegar a pensar como el paciente, entender lo que le pasa. Ya buscarás el conocimiento para curarle. Por eso es importante tener el contacto de quien sabe.
A veces llegan con la enfermedad bien aprendida...
Es lo que trae consigo el doctor Google, ¿verdad? El problema es que, sin un tamiz, llega la desinformación. Hay páginas de asociaciones de pacientes que son fabulosas, es cierto. Pero falta la condición humana.
Ampliemos el mensaje.
Siempre digo que la consulta empieza en la sala de espera, donde analizas las actitudes del paciente, si viene nervioso o no... Además, la palabra ayuda a curar y la confianza es parte del tratamiento.
La palabra y el progreso científico... ¿Por qué se van los cerebros?
Estados Unidos invierte el 7% de su PIB en I+D+i. Aquí no se llega al 0,1%. Se invierte en la formación, pero se les deja en el vacío, sin herramientas para dar el salto. Y se van, claro.
Poner en un sitio es quitar en otro.
No. Puedes generar intangibles, facilidades para que otros pongan.
¿Para qué más sirve el dinero?
Para vivir. Y puede ser un demonio o un dios según el uso que le des.
¿Se ha perdido la figura del médico humanista en nombre de la superespecialización?
No solo del médico, en todas las profesiones. Pero hay que entender que el médico vive muchas situaciones de penuria y busca refugios en la literatura, la música, el arte, la fotografía o en la Historia, algo cíclico que se repite y que debemos conocerla para poder entender.
¿Qué le dejaron aquellos años de estudios médicos?
Cursé en Basurto y no todo era conocimiento, claro. Era una época de cambios sociales importantes y la Universidad estaba en ebullición. Surgieron amistades que perduran en el tiempo y de aquellos tiempos me quedo con algo todavía más maravilloso: mi mujer.
¿Deduzco que fue un rebelde?
Durante un breve tiempo en que te cuestionas todo, sí. Pero no es significativo en mi vida.
Habló de amigos. ¿Qué es la amistad?
Es el que siempre está.
¿Qué más actividades le marcaron?
El deporte. Fui portero, pero de los malos. Y durante dos años, fui árbitro de fútbol.
¿Qué?
Lo que oye. Y es una buena escuela. Aprendes a ser paciente y enérgico cuando toca.
¡Si es que sales vivo!
Sabes que tus decisiones implican a terceros y estás atento. Pero es verdad que una vez tuve que salir corriendo de los campos del Amor Misericordioso, en Loiu. Expulsé a varios y solo me pude marchar escoltado por la Guardia Civil.
Algo más le quedaría...
Conocí toda Bizkaia de pe a pa y las diferencias de educación que había entre los jugadores del Athletic y de los otros clubes.
A favor de...
Los de las categorías inferiores del Athletic eran muy chulitos.
¿No le habrá restado amor rojiblanco?
Voy a cumplir cincuenta años de socio. Y me afilio a la filosofía, aunque más a la anterior que a la actual.
¿No son iguales?
Hoy la mayoría de Lezama viene de fuera y yo creo que las actuales convulsiones vienen de ahí. Para jugar en el Athletic hay que sentir algo más. Si hay mas jugadores de la Txantrea, ¿qué pinta Lezama?
¿No será que los jóvenes de hoy...?
Son más tecnológicos que humanistas, es verdad. Y quizás más lábiles. Pero también son muy solidarios y entregados. Viene la generación mejor formada, pero les falta un poso para entender lo que sucede. Y eso es culpa de los padres. Pero son importantes porque también ellos nos enseñan. La mezcla de juventud y experiencia da con la fórmula.
¿Otros pecados pendientes?
Hoy todas las soluciones pasan por que el otro te resuelva los problemas, cuando lo importante es que seas tú quien tome la iniciativa. Quien puede hacerlo tiene esa obligación. Y muchas veces se escaquea.
¿Por qué hemos arrinconado a la muerte ocultándola?
Es verdad. Quizás sea porque no es bonita, no está de moda, no es guay. Es la cruz de la moneda, pero no siempre es mala. Yo la prefiero a una vida en condiciones penosas.