BILBAO. Un ejecutivo con traje y corbata pedalea, subido a una bicicleta, camino de su trabajo. Al lado contrario de la marcha, una joven con mochila se dirige a su primera clase de la mañana en la universidad. ¿Amsterdam? No, Bilbao. El uso de la bicicleta se ha disparado en la capital vizcaina, sobre todo, para los desplazamientos diarios. Cada vez es más habitual ver a personas que utilizan este medio de transporte para gestiones cotidianas como ir a trabajar, acudir a un centro escolar o realizar compras. A falta de datos oficiales, las cifras de alquiler de las bicicletas públicas en Bilbao dan una pista del auge que ha experimentado la bicicleta. A lo largo del pasado octubre, este servicio municipal tuvo 27.000 clientes, frente a los 17.000 que lo utilizaron el mismo mes de 2011. A ello habría que sumar las bicicletas privadas que circulan por la villa. "Solo hace falta mirar a la calle para darse cuenta de que se ha producido un auténtico boom del uso de la bicicleta en los últimos meses. Se ha disparado y hoy en día tiene una presencia importante en la ciudad", reconoce Marta Abiaga, de la asociación de ciclistas urbanos Biziz Bizi.

No hace muchos años era toda una excepción encontrar personas que se desplazaran al trabajo en bici. El tiempo, la propia orografía de la ciudad... Había mil y una razones para entender que la villa no era para bicicletas. Pero el tiempo ha quitado la razón a la opinión popular; en cada calle, y no solo en los carriles específicos para ellos, es común hoy en día encontrar hombres y mujeres pedaleando, y puntos como las facultades universitarias se llenan cada jornada de bicicletas con las que los estudiantes han acudido a sus clases.

No es fácil arrojar cifras a falta de datos oficiales, pero el servicio de alquiler de bicicletas del Ayuntamiento de Bilbao permite hacerse una idea del uso de este medio de transporte. Y es que, tal y como explica el director de Medio Ambiente del Consistorio bilbaino, Enrique Rincón, se calcula que las bicicletas alquiladas representan aproximadamente el 15% del total de desplazamientos que se realizan en Bilbao en este medio de transportes. Así que, si se alquilan una media de 632 bicicletas, se estaría hablando de que en Bilbao se realizan al día unos 4.200 desplazamientos en bicicleta, con puntas en periodos determinados del año, como pueden ser los meses de mayo y junio, no así, curiosamente, julio y agosto. Y es que, pese a hacer mejor tiempo, la ciudad se vacía en verano.

Esos más de 4.000 desplazamientos diarios están todavía muy lejos de los 17.000, por ejemplo, que se alcanzan en Donostia en fechas punta, aunque dejan ya muy atrás los apenas 1.000 que se contabilizaban hace siete años. Y es, precisamente, en esos desplazamientos cotidianos donde más se ha incrementado la presencia de la bicicleta. "Aquí siempre ha habido mucha afición por el ciclismo, aunque costaba que esa misma gente lo utilizara como medio de transporte para sus desplazamientos. Ahora, es habitual encontrar personas que la utilizan para ir a trabajar, a estudiar...", afirma Marta Abiaga.

Desde el Área municipal de Medio Ambiente confirman esta tendencia, al menos, en lo que se refiere al uso que se le da a las bicis de alquiler. "Además de los que las cogen para dar un paseo por Campo Volantín, cada vez son más los que las alquilan para su movilidad habitual, para ir a la universidad o al trabajo, para hacer un recado...", explica el director de este Área.

Pero, ¿por qué las bicicletas han tomado este año la ciudad? ¿Es otro de los efectos de la omnipresente crisis económica? "En Donostia dicen que sí, que la gente cada vez mira más el bolsillo y es una forma de ahorrar el billete del autobús o el metro. Puede ser una razón", apuntan desde Biziz Bizi. También creen que su uso responde a una moda, "la de la ecología, el respeto al medio ambiente... Y es el medio de transporte más rápido en desplazamientos puerta a puerta, en distancias medias". Tampoco desde el Ayuntamiento encuentran una sola respuesta a esta pregunta. "Puede ser porque está de moda, porque la gente va tomando conciencia de que hay que buscar medios de transporte alternativos...", enumera Rincón.

Perfil del ciclista urbano Extrapolando las estadísticas del alquiler, se puede obtener un perfil del ciclista urbano: joven y hombre, en la mayoría de los casos, que se mueve en bici, sobre todo, por el centro de la ciudad, mayoritariamente entre semana, y muy influenciado todavía por la climatología. Los más jóvenes son el colectivo que más se ha animado a subirse a la bici. Son muchos los que, por ejemplo, la utilizan para acudir a su centro de estudios. "La bici tiene, además, un efecto contagio; si en un instituto se empieza a utilizar, se animan muchos alumnos", apunta Abiaga.

Sin embargo, según los datos del servicio de alquiler, es el colectivo de entre 30 y 44 años el más asiduo; representando a cuatro de cada diez usuarios. Aunque, tal y como añade Rincón, también puede ser debido a que, entre los más jóvenes, es más común que dispongan de una bicicleta propia.

Aunque su uso está muy generalizado entre las zonas más llanas de la ciudad -el eje más utilizado es el que conforma el Arriaga, Campo Volantín y la calle Iruña, en Botica Vieja, además del Ensanche-, también en los barrios altos está empezando a calar. Eso sí, solo para bajar al centro de la ciudad. De hecho, mientras la mayoría de los puntos de alquiler del centro se autorregulan, en las zonas altas se tienen que reponer. Dos ejemplos: en Otxarkoaga se tomaron prestadas, en seis meses, 1.299, pero solo se devolvieron 534; en la plaza del Arriaga, por su parte, se recogieron 22.451, pero se depositaron 26.175.

Desde el Ayuntamiento se siguen impulsando políticas que contribuyan a fomentar su uso. "Era uno de las carencias que tenía como ciudad. Para hacer más sostenible la movilidad, teníamos que impulsar la bici como transporte sostenible, que no contamina y que tiene efectos beneficiosos para la salud de los usuarios", explica el director.

Enrique Rincón admite que, aunque habilitar más kilómetros de bidegorris sigue siendo un objetivo, en ocasiones "resulta complicado, no solo por una cuestión presupuestaria, sino porque hacerlo en zonas ya consolidadas supone invadir acera, aparcamiento o calzada. Cuando propones hacer un bidegorri en un barrio, todo el mundo está encantado; cuando les dices que es a costa de quitar plazas de aparcamiento, empiezan los problemas. Eso sí, en espacios nuevos, como Garellano o Bolueta, ya se han previsto bidegorris". Por eso ya se fijan en otras iniciativas, como el calmado de tráfico en las denominadas zonas 30, en las que bicicletas y vehículos comparten calzada, eso sí, a una velocidad mucho más reducida. De vista al futuro, quieren consolidar el servicio de préstamo de bicicleta. "Más que establecer más puntos de préstamos, queremos redensificar la zona llana, que es donde más se utiliza. Los recursos son limitados y este servicio es caro", advierte el director de Medio Ambiente.