Bilbao. El primer servicio de guardería nocturno de Euskadi tendrá que esperar. La falta de demanda ha paralizado por el momento esta iniciativa promovida desde la escuela infantil Trastos de Bilbao. La dirección del establecimiento deja abierta la posibilidad de estrenar el servicio en meses posteriores tras el aplazamiento de la fecha prevista inicialmente para diciembre.

Su propietaria, Kusku Bolinaga, detecta una cierta demanda a pesar de la falta de reservas. "La gente está llamando y preguntando, pero no se acaba de apuntar. No sé la causa porque no lo comentan", señala. En cualquier caso, este centro continuará con su horario convencional abierto en el horario lectivo de día.

La escuela infantil lanzaba su servicio nocturno para posibilitar a los padres y madres una opción de ocio nocturno. De esta forma, se disponía a trasladar a Bilbao un servicio que se ofrece desde los últimos años en las grandes ciudades estatales, con Madrid y Barcelona a la cabeza. "Damos facilidades a los padres para que pasen un rato de ocio", señalaba su propietaria el pasado mes de diciembre.

El local apoyaba su propuesta en su estratégica ubicación en la calle José María Escuza, a un paso de Licenciado Pozas, una de las referencias en el ambiente nocturno de Bilbao. Para ello, ofrecía el horario nocturno el primer viernes de cada mes para niños con edades comprendidas entre 1 y 7 años. Su intención era convertirse en una tercera vía, frente a los aitites o las canguros.

Hasta ahora, la iniciativa se ha estrellado ante una coyuntura complicada por la confluencia de la crisis, la cuesta de enero, el espíritu familiar de la Navidad o la climatología invernal. De todas formas, la propuesta no ha pasado desapercibida ante las familias, suscitando reticencias por la pernoctación de los pequeños en un medio distinto al suyo habitual.

Dos franjas La escuela proponía dos turnos de recogida a la 1.30 horas de la madrugada o a las 10.00 horas, para cubrir tanto las escapadas cortas de los padres, como una cena o una sesión de cine, como las que se prolongan hasta bien entrada la madrugada. En el caso de que el niño pernoctara en el local, la guardería se encargaba del desayuno, mientras que para la cena se pedía a los progenitores que llevaran la comida lista para servir en un termo.

En la primera franja, la tarifa oscilaba entre los 40 euros para los niños matriculados en el centro y los 50 para los menores que no lo están. Para la noche completa, se preveía cobrar 60 euros para los niños usuarios del centro y 70 para el resto. En cualquiera de los dos casos, todos los niños disfrutarían de una noche de diversión con el acceso al material lúdico de la guardería que incluye cuentos, juegos y películas de animación.

La propietaria de la guardería, Kusku Bolinaga, se basó en su propia experiencia vital como madre para lanzarse a poner en marcha esta iniciativa. "Los aitites están muy bien, pero hay gente que no puede recurrir a ellos porque están fuera y no tienen alternativa. Yo no tuve esa posibilidad", explicaba. De aquella época recordaba su dependencia de sus hijos que marcó un cambio en su estilo de vida: "Me distancie de mis amigos y perdí el contacto, no acabas de desconectar nunca".

Las guarderías nocturnas empiezan a extenderse, aunque todavía de forma incipiente, en el Estado, aunque el modelo está bastante extendido en países como México o Argentina. Está dirigido a aquellos padres que no viven cerca de familiares que les puedan echar una mano con los niños o quienes no tienen ingresos suficientes para permitirse un canguro a domicilio. Y no solo en los casos en los que quieren disfrutar de una escapada de ocio; también hay muchos progenitores que trabajan a turnos, los fines de semana o por las noches. Pensando en todos ellos, las guarderías están empezando a ampliar sus horarios y días de apertura, incluyendo también las noches y los fines de semana.

Sin embargo, la propuesta no ha terminado de cuajar en Bilbao. Sea por la crisis, la cuesta de enero o las reticencias a dejar a un niño fuera de su medio habitual, lo cierto es que la iniciativa de Trastos no ha enganchado a los bilbainos. Eso sí, no descartan que más adelante puedan tener sus primeros clientes.