LA Torre Iberdrola, la nueva atalaya de Bilbao, ya luce esplendorosa. Su alargada y moderna silueta centra las miradas de muchos bilbainos y visitantes a la villa. En la jornada de ayer, la compañía eléctrica quiso que mil personas captasen un punto de vista diferente del edificio. Para ello, organizó la actividad Torre Iberdrola Bilbao. Km. 0 de las energías limpias.
La firma eléctrica colocó ayer, desde las seis de la mañana, 1.000 hamacas en la plaza Euskadi, el museo de Bellas Artes, la pérgola de Doña Casilda, las explanadas del Euskalduna y el Guggenheim, el paseo de la Universidad de Deusto, la calle Doctor Areilza y la plaza Moyúa. Todo un toque playero a lugares muy céntricos de la villa y ofreciendo un punto de vista diferente del nuevo rascacielos y sus 165 metros de altitud.
A primera hora de la mañana, en mitad del trasiego propio de la actividad de Bilbao, la plaza Moyúa era un remanso de paz y tranquilidad. Junto a la fuente situada en este lugar, se podía ver a personas tranquilamente tumbadas observando la Torre Iberdrola, el paisaje, leyendo el periódico o, simplemente, descansando y charlando tranquilamente.
el tiempo acompañó A través de internet o por la información adelantada por este periódico, se habían enterado de la actividad y no dudaron en participar. Entre ese grupo de personas estaban Luci y Mari Ángeles, dos mujeres de Uribarri que, aprovechando la soleada y calurosa mañana, no dudaron en asistir al evento. "Es un lujo estar aquí tumbadas, sobre todo con estas preciosas vistas que tenemos", afirmaban. "Lo que más me gusta es el entorno de la torre, es precioso", proseguía Luci.
Unos pocos metros más allá, Aniano Sainz leía detenidamente DEIA mientras la torre presidía su horizonte. "Este edificio es un orgullo para los bilbainos, me encantan las construcciones modernas y esta lo es. Además tiene unas formas muy bonitas", precisaba este bilbaino. Pese a lo céntrico de su posición, Aniano se lamentaba de "no poder ver mejor el edificio" por las obras que se están realizando en el edificio sede de la subdelegación del Gobierno y que dificultan la visión del monolito de cristal. Además, Aniano no dudaba en aportar ideas para el futuro de la torre: "Ojalá hagan un mirador en lo más alto del edificio. Las vistas tienen que ser preciosas".
Tal era la expectación de los transeúntes que dos jóvenes prefirieron faltar a clase y participar en el evento y ver así desde una perspectiva distinta el nuevo techo de la villa. Nada más tumbarse, Jon y Leticia reconocían la calidad de las tumbonas, "son muy cómodas, si nos dejan pondremos las hamacas en clase", comentaban entre risas. A ambos les atraía la "modernidad" del gran monolito.
Isabel y Beatriz, por su parte, hicieron un parón en su jornada laboral para relajarse mirando este rascacielos de Bilbao. "Nos encanta todo el entorno, al atardecer es precioso, es increíble el cambio que está experimentando Bilbao", aseguraban. Respecto a su ubicación para observar el coloso de cristal, la plaza Moyúa, estas dos amigas coinciden en que "no es el mejor punto para verlo, para nosotras es bastante mejor y más bonita para verla la zona de Abandoibarra, donde también se puede ver el Guggenheim y la ría".
Susana y Jose tampoco quisieron faltar a este evento al que acudieron tras "enterarse por la prensa" de que se llevaría a cabo. "Estar aquí, con el sonido del agua de la fuente, estas vistas que son idílicas y, todo ello, acompañado de este buen tiempo, hace que la actividad sea muy bonita", afirmaban.
Por su parte, Iberdrola quiso, en palabras de su directora de Publicidad e Imagen, Silvia Puglisi, "acercar esta instalación a todos los bilbainos y que vivan con ilusión esta nueva oportunidad que se abre para la villa".
Los mil participantes en la iniciativa, observaron ayer, una visión particular, relajada, diferente y alejada del ruido de la ciudad, de cada uno de los 165 metros de altura de este nuevo emblema de la villa y de todos los detalles que esconde. Y encima se llevaron a casa la hamaca.