Bilbao. El equipo de gobierno hará público hoy su balance oficial de fiestas con cifras y actuaciones, pero el alcalde, Iñaki Azkuna, adelanta a DEIA sus percepciones de una Aste Nagusia que califica de "muy templada" y donde han persistido las diferencias con la coordinadora de comparsas. Unas posturas encontradas, que significaron un paro de txosnas el pasado miércoles, y que según el alcalde, "se tienen que solucionar encima de la mesa".
El máximo edil bilbaino se muestra contento una vez transcurrida Aste Nagusia "porque excepto el disgusto que nos dio el asesinato de violencia de género y, el viernes, el pinchazo que dieron a un chico, todo lo demás ha transcurrido con bastante normalidad; entendiendo como normalidad que no se pueden evitar borracheras, aunque ha habido menos comas etílicos que otras veces y menos peleas".
El alcalde admite que las miserias subsisten. "Ha habido nostálgicos que nos han seguido pintando las paredes, pero, en general, las situaciones conflictivas se han ido arreglando y la impresión que tengo es que han sido unas fiestas más templadas que las de años anteriores. Y el temple siempre es bueno en estos casos".
Agosto extraordinario El máximo mandatario de Bilbao cree que "el cambio de la ciudad es importante para traer gente, que es algo fundamental". De hecho, informa que "ha habido un julio y un agosto turístico extraordinario. No lo digo yo, lo han dicho los gerentes de los hoteles que muchas veces no te dan muchas alegrías. Es más, tienden a quejarse y a decírtelo". Pero, en esta ocasión, "pregunté a tres gerentes de otros tantos hoteles cómo les había ido de verdad y me dijeron que julio estupendo y agosto extraordinario".
Y esta llegada de foráneos, según Azkuna, es porque "la ciudad cada día es más hermosa, bonita y guapa. Hay que cuidarla y no todo el mundo colabora. Pero, en general, el bilbaino y la bilbaina han aceptado la ciudad y están orgullosos. Hay mucha gente que viene no a Aste Nagusia, sino a Bilbao y aprovecha las fiestas. Al extranjero que viene a ver el Guggenheim le gusta ver la ciudad limpia y si además se acerca al Ensanche o al Casco Viejo y ve espectáculos, se toma unos pintxos y come una buena merlucita, bastante mejor".
Según el alcalde, la normalización de las fiestas también tiene que ver con el hecho de que todos los partidos estén dentro de las instituciones. En este sentido dice que "eso calma algunos ánimos y gente que antes no se relajaba, ahora se relaja un poco. Bien es verdad, repito, que hay algunos nostálgicos que o le dan a la pintura o intentan hacer algo que saben que no se debe hacer, o no se puede. Pero hay gente que sigue viviendo en su mundo, y eso va a ser difícil de cambiar".
Azkuna reflexiona diciendo que "los procesos culturales y la política no deja de ser un proceso cultural; son cuestiones de tiempo y en eso tenemos que tener cierta paciencia. No cierta simpatía, pero sí cierta paciencia".
Respecto a las comparsas lo tiene claro. "Tenemos que arreglarnos". El alcalde confiesa que "sigue sin entender esa queja de las comparsas de que hemos privatizado las fiestas. Y voy a decir algo más: los únicos privados son ellos. Nosotros somos una empresa pública. Ellos sí son privados, las txosnas y las comparsas. Y hoy, por ayer, empiezan a desmontar sus tenderetes y nosotros llevamos más de 710 años y seguiremos".
El alcalde quiere mandarles un mensaje claro. "Las cosas se arreglan en la mesa entre Ayuntamiento y comparsas y, nosotros que somos los que pagamos las fiestas, vamos a seguir siendo responsables y siempre aplicando la norma, porque es la garantía de la convivencia. Si no, aquí uno hace lo que le da la gana y esto sería el ejército de Pancho Villa".
Bajada de pistón Reconoce el máximo edil que este año, personalmente, ha bajado el pistón en fiestas. "A medida que aumenta mi edad e intento ampliar mi sabiduría, también bajo el pistón en el sentido de que el primer año fue una locura. Había actos, premios... me acuerdo que había que salir de la plaza de toros para dar un premio y luego el torero no se presentaba, pero si no ibas tenías complejo. Uno va aprendiendo y empiezas a delegar y vas a la médula, al cogollo". Eso sí, hay cosas que el alcalde no deja de hacer, salvo razones de fuerza mayor. "De todos los concejales soy el que más misas oigo durante esta semana. Tengo que estar muy mal para fallar a la de la Amatxu de Begoña o la de las Concepcionistas. Procuro picotear en todos los sitios, pero docenas de compromisos que tenía el primer año, me los he quitado. Nos repartimos un poco más el trabajo entre los concejales. Tampoco mis condiciones físicas son las de hace 20 años. Una chica me dijo el sábado: alcalde, si tuvieras 20 años menos... y le dije si tuviera 20 años menos ibas a estar tu aquí tranquila".
Así, dice que "antes en el gastronómico estabas toda la mañana. Ahora les saludo, picoteo pero no me pongo un mandil. Procuro estar aquí y allí. Voy a los toros, al Ensanche, al Arriaga... Quiero ver un par de obras de teatro que lo dejaré para esta semana que viene".
Sin rebaja en 2012 De todas las cosas de Aste Nagusia lo que más le gusta "es ver a la gente en la calle, para lo cual hay que tener mucha paciencia. Porque uno te dice, otro pide... Y luego hay una cuestión, nosotros nos juntamos todas las mañanas en el Ayuntamiento para ver los problemas del día, porque los problemas siguen y hay muchos que hay que resolver. El otro día, por ejemplo, no pude ir al txikiteo de Aldeiturriaga porque a las doce menos cuarto nos surgió un problema".
¿Y para la próxima edición de Aste Nagusia? "No nos planteamos reducir el presupuesto de fiestas, pero los tiempos van a ser más difíciles todavía", concluye.