Bilbao. Abandoibarra se sigue vistiendo de verde. Tras la inauguración, hace apenas tres meses, de la plaza de Euskadi, la zona ribereña estrenará en julio otra de sus zonas de expansión: el parque de la Campa de los Ingleses, situado entre el borde del Ensanche y la avenida de Abandoibarra, y el Museo Guggenheim y el puente de Deusto.
En concreto, se inaugurará la primera fase del parque, la que se encuentra entre el Museo Guggenheim y la calle Ramón Rubial; la segunda, situada en torno a la torre Iberdrola, tendrá que esperar a que esta se abra y entren a vivir sus nuevos vecinos.
La nueva Campa de los Ingleses -fue uno de los espacios donde a finales del siglo XIX germinó la afición por el fútbol en Bilbao- dará unidad a todo el entorno y continuidad a la plaza de Euskadi hacia la ría, rodeando el paraninfo de la UPV, la biblioteca de la Universidad de Deusto y la propia torre de Iberdrola.
El parque, en el que predominan las zonas verdes, tiene 25.000 metros cuadrados, divididos por la calle Ramón Rubial en dos. Obra, al igual que la plaza de Euskadi, de la paisajista Diana Balmori, desciende en una suave ladera que baja desde la plaza Euskadi hasta la avenida Abandoibarra, con numerosos árboles de gran porte y especies autóctonas.
Árboles y caminos Los árboles plantados (robles, encinas y jacarandas), de diferentes tonalidades, se han seleccionado teniendo en cuenta las plantas que mejor se han adaptado y son representativas del parque de Doña Casilda.
El nuevo espacio estará surcado por varios caminos, delimitados por parterres escultóricos, que conectarán la zona alta y baja del parque. Frente a la Universidad de Deusto, los caminos se abrirán para crear una plaza de ambiente íntimo, con bancos y árboles, y en la que se habilitará un jardín.
También se ha habilitado un espacio, en la trasera de la biblioteca de Deusto, en el que se podría construir una pequeña edificación a modo de kiosco. Sus usos por el momento no están definidos, aunque podría alojar algún servicio de hostelería con unos aseos públicos adosados.
Elegido por concurso entre 25 propuestas seleccionadas, el proyecto tuvo que ver reducido su presupuesto debido a la actual situación de crisis, aunque los cambios no han afectado a los aspectos esenciales del diseño. El proyecto inicial incluía también un pequeño lago detrás de la biblioteca de la Universidad, espacios para la hostelería, itinerario longitudinales en paralelo a la ría y espacios para esculturas al aire libre.
Pista de aterrizaje Pocos lugares de Bilbao habrán tenido un uso tan diverso como la zona conocida como Campa de los Ingleses. Su nombre proviene del cementerio británico que, hasta 1908, existió en este lugar; un cementerio que el Ayuntamiento ordenó clausurar por razones de salubridad y también de moralidad, ya que al ser un sitio apartado, había numerosas parejas que se acercaban hasta allí para tener su momento de intimidad.
Desde entonces, la explanada ha sido utilizada para un sinfín de fines, desde uno de los primeros campos de Athletic hasta una pista de aterrizaje; todavía hay quien hoy en día recuerda cómo las barracas del circo se instalaban allí, así como las chabolas que también se construyeron en la zona.
La Campa de los Ingleses será una de las últimas piedras de los trabajos desarrollados por Bilbao Ría 2000 en Abandoibarra a lo largo de los últimos 15 años, desde que en enero de 1996 se derribaran los tinglados del Puerto de Bilbao. Solo queda, tras la apertura del parque, finalizar la transformación de la gran parcela de casi 350.000 metros cuadrados que se asoma a la ría desde Alameda Mazarredo y que arrancó en 1995 con las obras de construcción del Museo Guggenheim y del Palacio Euskalduna. Aquello fue el pistoletazo de salida al cambio en la antaño zona portuaria, que había sonado. Abandoibarra se ha convertido, desde entonces en el ejemplo por excelencia de la transformación de unos terrenos que antaño albergaban usos industriales y ferroviarios, y ahora una zona de esparcimiento que incluye numerosos edificios firmados por arquitectos de renombre, como el prestigioso constructor del rascacielos, César Pelli; el navarro Rafael Moneo, autor de la biblioteca de la Universidad de Deusto; el portugués Álvaro Siza, creador del Paraninfo de la UPV; viviendas de Carlos Ferrater, Peña Ganchegui o Robert Krier, o el hotel Meliá, del mexicano Ricardo Legorreta.