bilbao - La derrota en el José Zorrilla ha encendido la luz de alarma en el Athletic, donde asoma en su entorno un punto de pesimismo sobre las posibilidades reales del equipo de Gaizka Garitano de conseguir billete a la próxima Europa League, desmoralización que nace de las malas sensaciones que ha proyectado el conjunto rojiblanco en los encuentros precedentes y que tuvo su extensión en Valladolid, donde los leones pagaron muy caro su horroroso primer acto, ya que la tímida reacción a vuelta de vestuarios tampoco sirvió para sumar. Un fiasco que genera inquietud de cara a las dos últimas jornadas, en las que están en juego las tres plazas para la segunda competición continental y especialmente el séptimo puesto, al que puja el Athletic, que ha visto cómo le llegan los apuros después de haber dilapidado parte de su renta sobre sus inmediatos seguidores, que se han vuelto a meter en la pomada gracias a sus resultados positivos en los dos anteriores partidos, tras los cuales el escenario ha sufrido un llamativo giro.

El Athletic ha bajado su cotización y Garitano se escudó tras el duelo en Pucela que “nadie dijo que iba a ser fácil”. Lo cierto es que el triunfo en Leganés disparó las opciones de los rojiblancos, que cerraron la trigésimo cuarta jornada en una situación privilegiada. Como ocurre a día de hoy, continúa con el colchón de tres puntos sobre el octavo clasificado, pero entonces solo el Alavés emergía como el rival a tener en cuenta. Sin embargo, el empate firmado por los leones ante el mismo cuadro gasteiztarra y la derrota en Valladolid han dado aire a otros equipos que parecían retirados de la carrera hacia Europa. Así, la Real Sociedad ha recortado en estos dos últimos choques cinco puntos al Athletic, la misma cifra que el Eibar, en tanto que el Espanyol ha recuperado tres puntos. La séptima plaza, por tanto, se encarece para el club bilbaino, que cuenta con el pequeño lastre de tener el average perdido con la Real y el Espanyol, por lo que cualquier empate a puntos con estos dos penaliza al Athletic, que sí lo tiene ganado con el Alavés y el Eibar, este último el conjunto que menos opciones cuenta de clasificarse.

en sus propias manos El colectivo rojiblanco, con todo, sigue dependiendo de sí mismo para atrapar como mínimo la séptima plaza, que asegura un billete a la Europa League con el caramelo envenenado de tener que jugar hasta tres previas en julio y agosto. Para ello, necesita sumar cuatro puntos en sus compromisos ante el Celta, en San Mamés, y el Sevilla, en el Sánchez Pizjuán, para conseguirlo de forma matemática, aunque le valdría incluso una cosecha menor en caso de que se den ciertas condiciones. La más rotunda podría producirse este mismo domingo, ya que si el Athletic vence al cuadro celtiña y la Real y el Espanyol no ganan en sus respectivas citas frente al Real Madrid y el Leganés, asaltaría la séptima plaza de forma definitiva al margen de que el Alavés se imponga en Mestalla, una vez que el empate a puntos entre rojiblancos y babazorros beneficia a los primeros. En ese supuesto, el Athletic podría aspirar incluso a la sexta plaza en la última jornada en el Sánchez Pizjuán si el Sevilla no hubiera superado el domingo en el Wanda al Atlético de Madrid. Así, si los leones batieran al equipo de Caparrós, acabarían la liga sextos, dando por hecho que la quinta sería para el Valencia, que solo necesita coger un punto en estos dos jornadas para ser ya inalcanzable para el Athletic.

La angustia emergería en caso de que el Athletic no gane al Celta. Un empate frente a los gallegos, que luchan por la permanencia, obligaría al conjunto bilbaino a vencer en el Pizjuán ante un Sevilla que también se la jugaría, y una derrota en San Mamés le dejaría en manos de terceros si la Real o el Espanyol, o ambos, vencen en la penúltima jornada. Realistas y periquitos se ven las caras en el último partido en Cornellà, donde un reparto de puntos entre ambos podría beneficiar al Athletic, aunque Alavés y Eibar también podrían estar implicados si se llevan los tres puntos en sus respectivas visitas al Valencia y al Villarreal, que debe sumar para huir casi definitivamente de la zona de descenso. 180 minutos que apuntan al estrés.