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El autoexigente Córdoba

Es una de las revelaciones del Athletic, que le ha blindado hasta 2021. Cursa Marketing en la UPV/EHU y dicen que “es muy comunicativo” y “buen conversador” con los entrenadores

El autoexigente Córdoba

bilbao - Se ha convertido en uno de los nombres propios del Athletic en este tramo inicial de curso. Su irrupción, incluso, ha sido muy llamativa, tal como acentuó en la última jornada en Mestalla, donde sacó lo mejor de sí para erigirse con mucho en el jugador más destacado del conjunto rojiblanco, que sin embargo se quedó sin sumar en su visita al Valencia. Iñigo Córdoba (Bilbao, 13 de marzo de 1997) encarna, junto a Unai Núñez, la savia nueva en la plantilla de Kuko Ziganda. El valedor de estos dos cachorros, que han participado en un buen número de los trece partidos oficiales recorridos hasta este segundo parón competitivo.

Córdoba representa aire fresco. Su perfil se acerca mucho al extremo zurdo de antaño, con su debida adaptación al fútbol moderno, del que quizá ha carecido el equipo en los últimos tiempos. Así lo entienden en la dirección deportiva y en la entidad, donde la apuesta por el bilbaino es decidida, hecho que se tradujo en la actualización de un contrato profesional que se extiende hasta el 30 de junio de 2021, con una cláusula de rescisión que se eleva a los 30 millones de euros. Una firma que se estampó tres meses atrás, pocas fechas antes de que el primer equipo arrancara la pretemporada, momento en el que Córdoba ya conocía que daba el salto a sus 20 años.

“Ha sido un adelantado a su edad”, apuntan desde Lezama y desde su entorno. Nieto de Fernando Querejeta, ex director general de Idom y actual miembro del Consejo de Administración de la ingeniería y presidente de la Junta de Socios, Córdoba “es un chico muy maduro, muy comunicativo”, lo que le ha permitido acelerar su crecimiento como futbolista y acortar los plazos. Recaló en la factoría rojiblanca en edad infantil. Con 16 años era titular en el primer juvenil y con 17, tras superar algunos filtros de formación, se confirmó en el Basconia en Tercera División, con una tarjeta de 34 partidos y 4 goles. Entonces, formaba pareja con Asier Villalibre, hoy en día cedido en el Valladolid, cuando lideraban la denominada generación del 97.

Gontzal Suances, en la actualidad segundo entrenador del Barakaldo como mano derecha de Aitor Larrazabal, le gestionó en esas dos etapas antes de dar el salto al Bilbao Athletic y ya entonces intuía lo que podía dar de sí. “Poseía calidad y clase pese a su juventud”, ha comentado en varias ocasiones el extécnico rojiblanco, que reconocía que también había que pincharle, “para que no se viniera abajo porque casi era un crío respecto a otros compañeros de vestuario, pero en ese matiz ha mejorado mucho. Es un jugador profundo, capaz de hacer mucho daño”. Suances, una de las víctimas de la revolución que llevó a cabo José Mari Amorrortu en junio de 2015, ha insistido en el lado emocional de Córdoba siempre que le han requerido un análisis del que fuera su pupilo: “Es un jugador muy inteligente, entiende muy bien el juego asociativo... Es relativamente tranquilo a la hora de asistir a sus compañeros y de finalizar”.

buen conversador Iñigo Córdoba es un futbolista que ha dejado y deja su huella en las categorías inferiores del Athletic, cuyo recorrido en las mismas no ha pasado desapercibido. “Ha hecho vestuario en todos los equipos por los que ha pasado, pese a que era uno de los más jóvenes”, dicen en Lezama, donde ponen el acento en su buen feeling con todos los entrenadores: “Ha tenido mucha conexión con ellos, era buen conversador”. El bilbaino, en este sentido, tiene carácter, aunque pueda proyectar a primera vista un perfil más discreto: “Siempre ha sido maduro y a la vez humilde, rodeado de un entorno excepcional. No por ello ha sido inconformista y es autoexigente, le gusta mejorar en todos los detalles, siempre dispuesto a dejarse aconsejar”.

En su casa ha mamado fútbol desde que tiene uso de razón. No en vano, su hermano mayor, Aitor, milita en el Leioa, en Segunda División B, aunque nunca ha ejercido en Lezama, donde sí lo hace el benjamín, Asier, también zurdo y que forma parte del juvenil de Honor, con el que ya ha disputado este curso cuatro partidos y ha marcado dos goles. Iñigo presume también de inquietudes intelectuales y de una visión de futuro más allá de su actual profesión, ya que cursa estudios superiores en la facultad de Economía y Empresa de la UPVEHU, en Sarriko, donde está matriculado en segundo de Marketing. Se explica por una cuestión de autoexigencia. dentro y fuera del césped.