Bilbao - Septiembre se le está haciendo cuesta arriba al Athletic. Después de acelerar la preparación durante la pretemporada para no fallar en la previa de la Champions, una cita trascendental a todos los niveles para los intereses del club, el equipo dirigido por Ernesto Valverde no termina de carburar en las primeras semanas de competición. La derrota del sábado ante el Granada ha encendido las primeras alarmas en el entorno. Sobre todo por la forma en la que se produjo. El conjunto rojiblanco, falto de intensidad, muy estático y predecible en la mayor parte de las jugadas ofensivas, fue la antítesis del que deslumbró la temporada pasada. Los mimbres prácticamente no han cambiado, tampoco la propuesta futbolística, pero la realidad es que, con tres puntos de doce posibles en la Liga, y con un empate en la fase de grupos ante el Shakhtar Donetsk, las sensaciones no son las que se esperaban tras tumbar con todo merecimiento al Nápoles.

Al margen del rendimiento que ofrecieron las seis variaciones que Valverde introdujo en el once para recibir a los hombres de Joaquín Caparrós (alguno de los titulares indiscutibles tampoco pasan por su mejor momento), el problema del Athletic es colectivo. Aquí entra en juego la mentalización de los protagonistas. Compaginar dos competiciones del nivel de la Champions y la Liga BBVA es un reto ilusionante, pero también acarrea un cierto riesgo. Ahí están los ejemplos de otros clubes poco acostumbrados a disputar la Liga de Campeones como el Celta, Villarreal o la Real Sociedad, que fueron fuertemente penalizados en el campeonato doméstico al centrarse demasiado en Europa. Todavía es pronto para especular y para caer en ciertos alarmismos, sobre todo porque el conjunto rojiblanco se ganó el año pasado a pulso un margen de confianza. Pero el entrenador del Athletic es consciente de que la Liga es lo que da de comer a un equipo como el suyo. Ya ha advertido a su vestuario de que no se puedistraer. Toca espabilar.

“Nuestro objetivo es la Liga, no tengo ninguna duda de ello. Este año tenemos otra competición, que yo sé que distrae mucho y que acapara mucha atención. Lo que queríamos desde el inicio es demostrar que podemos competir en las dos, pero lo más importante para nosotros es la Liga. No podemos pelear en la Champions a costa de que en la Liga bajemos un poco el nivel o la presión. Estaríamos desviando la atención de lo que es más importante”, subrayó Valverde tras cosechar la primera derrota como local de la temporada.

El curso pasado, San Mamés se convirtió en un auténtico fortín. Las remontadas estuvieron a la orden del día. Entre Liga y Copa, el Athletic firmó un balance de trece victorias, cuatro empates y tres derrotas, con 53 goles a favor. Anotó en todos los encuentros que disputó en el nuevo coliseo rojiblanco. Una racha que se rompió el miércoles ante el Shakhtar, con el primer empate a cero de La Catedral. Ante el Granada, los leones tampoco vieron puerta. Lo mismo ocurrió en la visita al Camp Nou, donde el Barça no pasó apuros en defensa. 270 minutos sin lograr un gol que evidencian los problemas que tiene el Athletic para generar ocasiones. Aduriz, que trabajó con ahínco pero sin recompensa ante los defensas de Caparrós, no estuvo surtido de buenos balones. Ni desde la media punta ni por las bandas.

por debajo de su nivel Las rotaciones que introdujo Valverde ante el Granada -algunas forzadas como la de Laporte o Ibai- han vuelto a avivar el debate sobre si el del Viandar de la Vera cuenta con un fondo de armario de garantías para afrontar al máximo nivel todas las competiciones. Al margen de esta cuestión, la realidad es que varios de los jugadores considerados clave no pasan por su mejor momento. Exceptuando a Gorka Iraizoz, Aritz Aduriz y Mikel Balenziaga, que mantienen el nivel alto que mostraron la temporada anterior, el resto está uno o varios escalones por debajo de la medida que pueden dar. Tres jugadores no pueden sostener a un grupo, y menos al Athletic de Valverde, que basa gran parte de su éxito en el buen hacer del colectivo.

Por suerte para los intereses del conjunto bilbaino, la sobrecarga de partidos que marca el calendario le va a permitir afrontar dos en los próximos seis días. Un pleno ante el Rayo en Vallecas (miércoles a las 20.00 horas) y contra el Eibar en San Mamés (sábado a partir de las 22.00 horas) aliviaría la situación liguera. Toca sumar sí o sí. De lo contrario, el Athletic entraría en zona pantanosa, porque luego toca visitar el Santiago Bernabéu. El propio Andoni Iraola, que alterna la titularidad en el lateral derecho con Óscar de Marcos, reconoció la importancia de los dos próximos compromisos en la Liga: “No es un buen inicio. Tenemos que conseguir puntos en estos dos partidos para darle la vuelta a la situación. Tenemos seis puntos en juego esta semana que nos pueden hacer ver las cosas de otra manera”.

Vallecas, donde el Athletic certificó en mayo la cuarta plaza, es una salida en la que los rojiblancos suelen sacar tajada en los últimos años. El conjunto de Paco Jémez no se cerrará atrás, un planteamiento que beneficia a los pupilos de Ernesto Valverde, que tendrán que subir varias marchas en el juego si quieren cambiar la tendencia de las últimas semanas. Después llegará el primer derbi en Primera ante el Eibar. Una cita complicada en San Mamés porque el equipo de Gaizka Garitano ha demostrado que tiene poco de cenicienta.

El Athletic, que roza los puestos de descenso (está a un punto), regresa esta mañana al trabajo tras disfrutar ayer de una jornada de descanso. Valverde cuenta con dos entrenamientos para preparar el choque ante el Rayo. Se prevén nuevas rotaciones. Está por ver si el entrenador rojiblanco da con la tecla en esta ocasión.