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El Athletic se suicida

Un grave error de ander Iturraspe tras una mitad malgastada con un once inicial extraño, precipitó una derrota preocupante en San Mamés

El Athletic se suicidaPablo Viñas

ATHLETIC: Iraizoz, Iraola, Etxeita, San José, Balenziaga, Iturraspe, Morán (Min. 54, Rico), Unai López (Min. 46, Viguera), Susaeta (Min. 77, Guillermo), Muniain y Aduriz.

GRANADA: Roberto, Nyom, Babin, Murillo, Foulquier, Héctor Rochina (Min. 61, Eddy), Yuste, Fran Rico, Piti (Min. 67, Juan Carlos), Success y Córdoba (Min. 73, Javi Márquez).

Goles: 0-1: Min. 38, Córdoba. Mostró tarjeta amarilla a los rojiblancos Iraola (Min. 37) y Aduriz (Min. 86), y a los visitantes Babín (Min. 48), Rochina (Min. 55), Foluquier (Min. 61) y Héctor Yuste (Min. 87).

Árbitro: J. A. Teixeira Vitienes (Comité cántabro).

Incidencias: 46.000 espectadores en San Mamés en el partido correspondiente a la cuarta jornada de Liga.

Bilbao - La versión más inoperante que se recuerda del Athletic asomó coincidiendo con una cita calificada de fundamental. Malgastó la mitad del partido, lastrado por la ausencia de peso del once inicial, muy distinto al habitual, se hizo el haraquiri regalando un gol al rival y ni el amor propio le valió luego para enmendarse. ¿La factura de la Champions? Es probable que sí, que eso sea lo que le mantiene triste en Liga, con los tres puntitos del día del Levante. Ayer dejó muestras de no estar fino, con demasiados hombres por debajo de su nivel, de ahí que el Granada le pusiera en evidencia. Para triunfar no necesitaron los de Joaquín Caparrós salirse del típico guion que suele conducir al empate, pues si bien suyas fueron las situaciones de gol más nítidas, se centraron en contener y en última instancia le sacaron chispas a un error garrafal de Ander Iturraspe para validar su previsible propuesta.

Para el Athletic, cortísimo de inspiración y confianza, el plan andaluz fue un martirio. Al margen de que el Granada estuviese muy centrado en lo suyo, es indiscutible que la rotación prevista no funcionó. En realidad hay que hablar, como mínimo, de pequeña revolución, pues Valverde cambió más de medio equipo, hubo seis novedades respecto al miércoles. Se buscaba frescura, pero la mezcla diseñada no cuajó, el equipo no le cogió el aire al encuentro y la producción de juego fue paupérrima. Sin duda que el Granada, serio e intenso en su labor de trabar la iniciativa rojiblanca, tuvo alguna responsabilidad en la anodina puesta en escena, aunque cabía esperar algo más de ingenio y decisión por la trascendencia del choque. La falta de seguridad fue palpable desde muy pronto, nadie acertó a variar un rumbo errático, que dio como todo resultado un gran cabezazo de Aduriz pasada ya la media hora, al que Roberto replicó con agilidad.

Fue el único centro en condiciones templado al área, una zona donde prácticamente no hubo tránsito. El Granada se apoderó del centro del campo, colocó una barrera a muchos metros de su portería y dejó que el Athletic se consumiese en su impotencia, estático, carente de fluidez, muy soso y, lo que es peor, sufriendo las esporádicas acometidas de Córdoba, que amargó la tarde a San José, y Success, dos tipos muy veloces y muy atolondrados. Aunque no tanto como para desperdiciar el increíble regalo de Iturraspe que cerró una primera mitad para la reflexión. El internacional, siendo el último hombre, quiso adornarse en un control sencillo, se dejó la pelota atrás y permitió que Córdoba enfilase sin oposición a Iraizoz, al que superó por bajo.

mejoría insuficiente Aun sin el gol visitante, era evidente que aquello no funcionaba y Valverde debía remover una estructura donde ni Unai, quien apenas intervino, ni Morán, excesivamente parado, habían estado cómodos, impidiendo que el equipo tuviese salida y algo de proyección ofensiva. Lógicamente, en desventaja los relevos no se hicieron esperar. Cualquiera hubiese podido quedarse en la caseta, la verdad, pero el primero en desfilar fue Unai y se incorporó Viguera, una vuelta de tuerca tal y como había discurrido el asunto, pero... Desde luego se observó otra actitud en el grupo, más genio y velocidad, pero siguió habiendo desajustes. Iraola cortó un pase de Córdoba desde la línea de fondo, con Success acariciando el gatillo en boca de gol y en el minuto siguiente, Iraizoz abortó una escapada de Córdoba que pilló al todo el Athletic a contrapié.

Los sustos cesaron a partir de entonces. En la media hora final no hubo más noticias en ataque del Granada, ocupado en perder tiempo y romper el ritmo del partido como fuese. Nada sorprendente por otra parte. A ratos, el monólogo rojiblanco generó esperanza y contagió a una grada cansada de asistir a fallos de todo tipo y de todos. Con Rico en el terreno mejoró la cosa, las disputas empezaron a ser favorables, salvo las que se cocían en zona de remate, que se fue poniendo impracticable. Aduriz, desde la frontal, buscó sin suerte el poste derecho de Roberto y el balón circuló durante una fase con bastante precisión y diligencia. Sin embargo, el Athletic se mostraba inofensivo, los de Caparrós resolvían a trancas y barrancas, se sentían acosados, pero no agobiados.

Nadie desbordaba por las alas y el atasco adquirió proporciones exageradas. La mejor ocasión vino en un córner de Viguera que peinó Rico y San José no embocó por centímetros. Roberto intervino después en una salida a los pies de Guillermo y en un cabezazo de Iturraspe, en otro córner. El Athletic forzó cuanto pudo, eso no se le puede negar, pero sus recursos ni siquiera dieron para colgar balones. Balenziaga perseveró, pero ni Muniain, ni Susaeta, ni Viguera eliminaron defensas, tampoco Iraola sumó. Aduriz bastante tuvo con fajarse en inferioridad y casi mete las dos asistencias decentes que tuvo. El Athletic cae en la clasificación y tras su deficiente comportamiento de ayer cobran forma los peores augurios, esa preocupación expresada de antemano por Valverde. El modo en que perdió ante el Granada indica que hay mucha labor por delante para voltear el panorama, una empresa que ahora, además de obligatoria, se antoja urgente.