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Raúl, por petición popular

Bielsa rectifica y manda a Iraizoz a la suplencia en la tarde que puede marcar un antes y un después

Raúl, por petición popularPAblo Viñas

Bilbao. Marcelo Bielsa es un tipo con oratoria. Aquella inaudita e instructiva charla-reprimenda que dio a sus jugadores el día después de caer en la final de Copa ante el Barça en el Vicente Calderón formará parte del legado que deje para la historia, al margen de dos subcampeonatos, como técnico del Athletic. El rosarino, como se sabe, suele tirar de giros dialécticos en sus comparecencias. Quizás en alguna se haya arrepentido de no dejar claro su mensaje. El pasado domingo defendió a ultranza a Gorka Iraizoz tras sus sonados errores en la derrota ante el Espanyol. El jueves, a 48 horas de que los leones jugaran en Málaga, volvió a sacar la cara al navarro. Y, ¡zas! Bielsa de repente da el bombazo informativo. Iraizoz chupa banquillo por decisión técnica en La Rosaleda y Raúl saborea la titularidad. Donde dije digo, digo Diego.

También se puede ver la cosa desde un punto de vista más fino. Rectificar es de sabios. Y lo ha hecho, como reconoció ayer tras una nueva derrota, por petición popular. Bielsa, por tanto, no debe ser tan testarudo como le pintan algunos. Ha refrescado sus ideas y ha metido mano en una demarcación tan delicada y señalada como es la portería. Se abre una nueva etapa. A Raúl, que ha tenido más paciencia que el santo Job, le ha llegado el momento que tanto esperaba. Ya no ejercerá en casos extremos, ya sea por lesión, expulsión o descanso de Iraizoz, como le ocurría hasta la fecha. El bilbaino gozará de continuidad y tiene en sus manos, nunca mejor dicho, ganarse la confianza del técnico y del público de San Mamés, que ya sabe que posee mucho poder.

La era Raúl, que tiene contrato hasta 2015 al igual que Iraizoz, comenzó con mal pie para el colectivo y con buenas sensaciones para el meta, que fue uno de los pocos que se salvaron de la quema en el conjunto rojiblanco, empeñado en meterse en líos. La situación del Athletic en la tabla ofrece ya indicios de vértigo, hasta el punto de que el personal desea como nunca que el Valencia de Ernesto Valverde, quien se deduce tiene sangre rojiblanca, eche una manita y derrote hoy al Mallorca para que el mal no vaya a más y la distancia con la zona de descenso se mantenga en los actuales seis puntos.

buena nota Para el bilbaino, que paradójicamente no jugaba en Liga desde el choque de la primera vuelta ante el Málaga en San Mamés, debieron ser, desde que conoció su titularidad en la mañana del viernes, las horas más largas de su carrera, consciente de que su actuación en La Rosaleda podría suponerle un antes y un después. La prueba del algodón la pasó con buena nota, pese a que el Conejo Saviola, que ha batido en siete ocasiones al Athletic en su trayectoria en Primera División -cinco goles como jugador del Barcelona, uno en el Real Madrid y el de ayer con la camiseta del Málaga-, le amargó su momento con un remate poco ortodoxo en la enésima facilidad defensiva de los rojiblancos.

El bilbaino, al que se le apreció sereno, se había lucido poco antes en un duro disparo de Antunes, el recambio malacitano al por estos lares deseado Monreal, y repitió poco después a otro intencionado lanzamiento de Baptista. En ambas acciones, el meta rojiblanco presumió de buenas decisiones y colocación. No tuvo excesivo trabajo en el primer acto y tampoco en el segundo, pese a que a los dos minutos de la reanudación Isco le puso a prueba, pero el bilbaino evitó el gol con su pierna izquierda. Diez minutos después, Raúl acertó en su salida en una peligrosa incursión de Lucas Piazon, que estuvo cerca de marcar el segundo de la tarde.

Bielsa cambió de opinión pocas horas después de defender de nuevo a Iraizoz, en una comparecencia en la que también se refirió a la figura del joven portero Kepa Arrizabalaga, del que intuye un futuro prometedor y al que no le extraña que queme etapas en su progresión hacia el primer equipo. El de Ondarroa, por cierto, dio ayer uno de esos saltos, ya que debutó a sus 18 años como titular en el Bilbao Athletic. ¿Casualidad?