¿Somos una de las mejores aficiones del mundo?
para responder a esta pregunta de manera acertada habría que realizar un análisis exhaustivo por el recorrido histórico del Athletic, y preguntarle a nuestro viejo campo qué es lo que opina al respecto. Al mismo tiempo, también sería conveniente estudiar qué tipo de comportamiento tienen otras hinchadas. Un artículo de esta índole no da para tanta profundidad. No obstante, las últimas dos temporadas pueden servir de termómetro sobre la cuestión planteada al inicio.
Ciertamente, los resultados y la imagen del equipo influyen directamente en el comportamiento de los medios de comunicación que rodean al equipo. Cuestión que deriva también en la actitud de la afición. En este sentido, si tenemos en cuenta resultado e imagen, nos encontramos con una afición totalmente volcada e ilusionada con su equipo durante la temporada 2011-2012. Orgullosa de su pertenencia, capaz de viajar por media Europa ondeando los colores e identidad rojiblanca, y vivir momentos de éxtasis en las grandes citas. Feliz, risueña, sacrificada y en hermandad, como una gran familia.
En cambio, durante esta campaña todo se ha oscurecido. La marcha del equipo no es la deseada y la imagen dada hasta la fecha tampoco. Los medios se centran en temas "secundarios" y la afición esta muy, pero que muy caliente con ello, enfriando su ilusión. Hasta el punto de que no anima a los suyos como en la temporada anterior.
Apenas ha pasado un año y esta afición es una sombra de aquella que deslumbró a medio mundo. Además, algunos se permiten el lujo de silbar e insultar a ciertos jugadores en medio de los partidos. Los abrazos y apretones de la temporada anterior, han dado paso a discusiones y enfrentamientos en las gradas de San Mamés, dentro de un ambiente cada vez más negativo. De tal manera que, incluso aquella frase de una canción existencial del grupo punk Eskorbuto adquiere tintes futbolísticos. Me refiero a la famosa frase que decía: "el pasado ha pasado y por él nada hay que hacer, el presente es un fracaso y el futuro no se ve..."
Y lo peor de todo, el equipo se resiente. Cierto es que técnicos y futbolistas son profesionales y son quienes tienen que resolver la papeleta. Pero no olvidemos que ellos son los más autocríticos, quienes están continuamente a examen y quienes más interés tienen en que la cosa funcione. Así lo tuvo que recalcar uno de los capitanes hace bien poco en una rueda de prensa. Son personas que sienten y padecen, no son autómatas a los cuales se aprieta el botón y salen los resultados.
¿Y la afición? ¿Somos autocríticos? ¿Basta con llenar San Mamés para confirmar que somos una de las mejores? Sinceramente creo que no. Y creo que no, porque he tenido el privilegio de sentir desde el césped el calor, el apoyo y el coraje que la afición puede llegar a dar. Siempre he afirmado que estoy muy agradecido por ello, y reconozco que gracias a ese empuje, muchas veces he rendido por encima de mis posibilidades. Y como yo, también sé que muchos de los compañeros con los que he compartido esos momentos, han volado sobre el verde dando el 120%. Pero por desgracia, esta temporada el calor no llega, la predisposición no es la mejor y los medios influyen negativamente en el estado emocional del aficionado.
Este estado emocional se contagia entre equipo y afición. Más aún en un club, dentro del cual la cercanía y la unidad adquieren una dimensión tan importante. Esta simbiosis tiene un alto componente emocional, capaz de reventar cualquier tipo de planteamiento previo, tanto para bien como para mal. El secreto está en cómo gestionar dicha emoción, hacia que dirección la queremos llevar: la positiva, la negativa o la indiferente.
Por ello, considero que en un momento tan delicado como el que atraviesa el equipo, la afición y la prensa deberíamos de remar en positivo. El equipo pide a gritos el aliento de los suyos. Necesita al San Mamés de los grandes días, ese que espolea a los suyos, mientras achica y acojona al contrario. Volver a ser ese público entregado, que aplaude cada acción por insignificante que parezca, presiona al contrario cuando tiene la pelota e incluso puede llegar a impresionar al árbitro. En definitiva, ¡¡¡el San Mamés de las grandes citas!!!
Hoy tenemos una nueva oportunidad de demostrarlo, contra un equipo que la temporada pasada nos impidió hacer más historia y al que se puede considerar como gran revelación del campeonato. Sin lugar a dudas se trata de un reto importante. Deseo con todo mi corazón que San Mamés esté a la altura de este gran compromiso, que el equipo brille y volvamos a sentirnos orgullosos/as de nuestros colores. ¡No dudo de nuestra capacidad! ¡Ojalá hoy sea una gran cita, preludio de otras grandes citas!
¡¡¡Aupa Athletic!!!
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