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Para siempre Athletic Club

w Desde 1972, el escudo ha ganado en presencia gracias a la mercadotecnia w El emblema actual fue creado en 1922, pero perdió su grafía por las leyes franquistas

Para siempre Athletic Club

bilbao

pese a que el escudo actual fue creado en 1922, en esta primera entrega de la colección se tratará de hacer un recorrido por la etapa más moderna del club, aquella cuyo comienzo coincide con la recuperación del emblema que las leyes franquistas habían adulterado. Fue el 26 de julio de 1972 cuando el club pudo rescatar la grafía original de su nombre, Athletic Club, e incorporarla al escudo que, sin más manipulaciones, ha estado vigente como oficial hasta nuestros días.

El final del edicto de castellanización dejaba atrás un interminable periodo donde, como se comprueba a través de esta cuestión que afectó de lleno al Athletic, nadie ni nada pudo permanecer ajeno a un clima opresivo. Fueron más de treinta años en los que la entidad hubo que apechugar con el nombre de Atlético de Bilbao, que figuró impreso en todos los documentos de la época, incluidas las tarjetas de carnet de los socios rojiblancos y el escudo, por supuesto. Habrá quien piense que quizás a ello obedeciese el hecho de que durante esas tres décadas los futbolistas rojiblancos no lucieran en sus camisetas el escudo. Sea cual sea la explicación, extraña tal constatación porque lo cierto es que los equipos rivales sí portaban en los uniformes sus emblemas correspondientes.

Fue José Angel Iribar el primero que empezó a llevar el escudo en los partidos, pero sólo él, no el resto de los jugadores, que sí lo harían años después, cerca de la década de los ochenta. Consultado al respecto, el considerado mejor portero de la historia del club, asegura que no tiene ni idea de por qué el escudo adornaba aquellos jerseys oscuros que le gustaba portar. "Sí, eran siempre de color negro o un verde oscuro y recuerdo que era Guillermo Perdiguero quien hacía la gestión de encargarlos. Aparte de masajista también se ocupaba de la intendencia, hacía de todo, él sabía cuáles eran las medidas mías, pero no sé por qué yo llevaba el escudo y los demás no, la verdad es que ni me había puesto a pensar en ello. No era desde luego porque yo lo pidiese".

El club tenía la costumbre de comprar los uniformes a través de Zarra y Guisasola Sport. Estos dos comercios bilbainos, hoy desaparecidos, eran los que surtían de material deportivo al Athletic y también a la población en general. Es probable que lo del escudo de Iribar fuese sencillamente una ocurrencia puntual de quienes diseñaban su equipación.

A partir de 1978, el Athletic empezó a utilizar ropa de una marca deportiva internacional, en concreto Adidas, y desde entonces el escudo pasó a ser un elemento imprescindible en todas las camisetas con el logotipo de esta firma y de las que posteriormente han vestido al equipo. Fue bastante después cuando, el escudo, así como del logotipo conmemorativo del Centenario, obra del artista local Iñaki García Ergüín, experimentó un auge en cuanto a presencia, que se explica por la decidida potenciación de la mercadotecnia. El club se fue embarcando paulatinamente en una política de venta de todo tipo de productos con su marca para obtener ingresos que le permitiesen cuadrar los balances. Se trata de una iniciativa que desde años atrás estaba en boga en el deporte de otros países y a la que el Athletic también terminó por abonarse, como el resto de clubes de fútbol de su entorno. En la actualidad esta vía comercial propicia que el escudo rojiblanco sea omnipresente y no solo en las calles de Bilbao y de Bizkaia.

ACARICIANDO LA GLORIA La temporada 1976-1977, previa a este salto hacia la modernidad, el Athletic completó una de sus campañas más brillantes y a la vez más frustrantes. El club había conquistado su anterior título coincidiendo con la restitución del nombre Athletic Club. Fue la Copa ganada al Castellón, por 2-0, con goles de Antón Arieta y Félix Zubiaga en el Vicente Calderón. A este éxito siguió una profunda renovación de la plantilla, que incluyó la denominada Operación Retorno, con la captación de jugadores contrastados que militaban en otros equipos de Primera División (Zabalza, Irureta o Txurruka), mientras surgían valores propios como Goikoetxea o Dani.

Koldo Agirre suplió a Rafa Iriondo y se estrenó en un año para no olvidar. El Athletic rozó la gloria en todas las competiciones en las que intervino: llegó a la final de la Copa de la UEFA y a la final de la Copa, para perder ambas, y además acabó la Liga en tercera posición, por detrás del Atlético de Madrid y el Barcelona. El Athletic se jugó el título continental contra la potentísima Juventus de Turín, tras haber apeado a Újpest Dózsa, Basel, Milan, Barcelona y RWD Molenbeek. En la ida los italianos vencieron por la mínima y en San Mamés se consumó la derrota por el valor doble del gol en campo ajeno, pues el partido acabó 2-1.

Un mes después, el equipo de Agirre no pudo resarcirse y sufrió otro doloroso revés ante el Betis, que se llevó el título en la tanda de penaltis, tras concluir con empate a dos el juego. Cada equipo tuvo que lanzar diez penaltis y el infortunio se cebó en Iribar, que chutó el décimo y no pudo superar a Esnaola. Apuntar que para más inri el equipo andaluz estaba dirigido por… Rafa Iriondo.

LOS úLTIMOS TíTULOS Hubo que esperar a que transcurrieran seis temporadas para asistir al resurgimiento deportivo del club. De la mano de Javier Clemente, el Athletic tomó el testigo de la Real Sociedad, que alcanzó su cénit histórico con los títulos ligueros de la 1980-1981 y la 1981-1982. El Athletic ganó consecutivamente dos Ligas, una Copa y una Supercopa. La Liga 1982-1983 se logró en cerradísima pugna con el Real Madrid. Un solo punto les separó al cabo de 34 jornadas, en las que los rojiblancos marcaron 71 goles y únicamente recibieron 36. La conquista tuvo una celebración inenarrable. En el club se ideó un paseo de la plantilla por la Ría en gabarra, que se dice fue acompañada en su recorrido desde ambos márgenes por un millón de personas.

Al año siguiente se reeditó el éxito y, aunque parezca increíble, la distancia respecto al Madrid radicó en el gol average particular. El Athletic encabezó la clasificación con 49 puntos, los mismos que el Madrid, mientras que el Barcelona quedaba estancado en los 48. En la primera vuelta, el partido del Bernabéu finalizó con empate sin goles y en la segunda, en San Mamés, los rojiblancos ganaron 2-1, siendo Dani, que había estado lesionado casi todo el año, el autor del segundo gol, a la postre determinante.

Hubo que aguardar una semana para los festejos, pues tras haber cerrado la Liga con el derbi con la Real de los goles de Rocky Lizeranzu un domingo, el sábado siguiente el Athletic dirimía el título de Copa con el Barcelona. El solitario gol de Endika en el minuto 13 le volvía a dar al club el doblete, medio siglo después, y resolvía un partido que se cerró con unos desagradables incidentes sobre el mismo césped que dieron la vuelta al mundo, no en vano Maradona fue uno de los principales implicados. El martes fue cuando la afición volvió a ver cómo sus héroes montaban en la gabarra, esta vez convenientemente uniformados, con unas camisas diseñadas para la ocasión.

EL CENTENARIO La afición volvió a llenar las calles de Bilbao justo cuando el club cumplía 100 años de existencia. Se barajó pintar la gabarra, pero finalmente se empleó un autobús descapotable para celebrar que el Athletic, dirigido por Luis Fernández, había salido subcampeón de Liga, al terminar a nueve puntos del intratable Barcelona de Van Gaal, lo cual le dio acceso a disputar la Liga de Campeones un año después.

El Centenario se revistió con actos de todo tipo, siendo la visita a San Mamés de Brasil, entonces vigente campeón del mundo, el más llamativo en el orden deportivo. Por cierto que el marcador fue de empate a uno: Carlos García marcó primero y Rivaldo, igualó en la segunda mitad. Se procedió a una solemne izada de la bandera en el primer encuentro de Liga de ese año, hubo un Congreso de Peñas especial en el Parque de Etxebarria, Pavarotti cantó en La Catedral después de que los Rolling Stones desestimasen la invitación y una exposición itinerante recorrió todo el herrialde.

LEY BOSMAN Veinte años después de la escandalosa avalancha de oriundos al fútbol español, amparados en la supuesta existencia de antepasados hispanos que afloraron como setas, entró en vigor la Ley Bosman. Fue el 15 de diciembre de 1995 cuando el Tribunal de Justicia de la Unión Europea propinaba otro golpe directo al hígado del Athletic y su singular filosofía. Los gobiernos asumieron que la libre circulación de trabajadores de la Unión Europea debía también ser aplicada al fútbol. A partir de entonces se empezó a distinguir a los jugadores extranjeros entre comunitarios y extracomunitarios, y por supuesto dejó de haber un cupo de extranjeros.

Lo cierto es que todos los clubes se llenaron de foráneos, para lo cual no les importó continuar su espiral de gasto incontenible y consentido por los organismos competentes, mientras el Athletic permanecía fiel a sus principios. La desigual relación de fuerzas acentuada por esta ley ha tenido una repercusión clara en la trayectoria deportiva de los rojiblancos, más obligados si cabe a optimizar sus recursos, en especial Lezama.

Desde la consecución de los últimos títulos, mediada la década de los ochenta, el Athletic ha metido la cabeza en competiciones europeas en nueve ocasiones y ha alcanzado dos finales de Copa, la de la temporada 1984-1985, perdida con el Atlético de Madrid de Hugo Sánchez, con polémica incluida, y la de la 2008-2009 con Joaquín Caparrós, que obtuvo el Barça de Guardiola pese al inicial gol de Toquero. Un balance paradigmático que podría mejorarse a corto plazo por efecto de la crisis económica y la aplicación prevista de cierta normativa promovida por la UEFA.