Koikili, ante una valla insalvable
Los ocho jugadores descartados apenas habían contado, salvo el de Otxandio. La diferencia es que Bielsa ha metido la tijera al principio, mientras Caparrós acumulaba jugadores que luego no utilizaba
BILBAO. La salida de Ion Vélez, que acaba de fichar por el Girona, es la primera que se produce en el grupo de los primeros descartados por Marcelo Bielsa. Después de tres cesiones, el delantero no ha tardado en hallar acomodo en Segunda División, destino presumible para la mayoría de quienes han estado trabajando a su lado en Lezama desde el pasado día 15, fecha en que el grueso de la plantilla del Athletic partió hacia Oliva. Los rumores ya sitúan a Mikel Balenziaga en el Las Palmas, a falta de resolver aspectos económicos, y dicen también que Iñigo Díaz de Cerio pudiera marchar en breve. El donostiarra tiene a su favor su condición de delantero y que fue en la categoría de plata donde ofreció su mejor rendimiento, cuando aún pertenecía a la Real.
Otro que no debería tener mayores problemas para encontrar equipo es Iñigo Pérez. En su caso, no será por falta de pretendientes. Urko Vera y Galder Cerrajería tienen el inconveniente de que son futbolistas que vienen de Segunda B y su capacidad para manejarse en un peldaño superior es una incógnita. El primero jugó algunos minutos con el Athletic, pero lo suyo no pasó de testimonial, pese a que hasta fue capaz de firmar un gol. El segundo tuvo detrás a Osasuna, pero ahora disfruta de un contrato nuevo que, quizás más que ayudarle, complique su contratación. Seguramente el club navarro pretendía en su momento probar con él para ver si podía dar el salto. Lo de Iban Zubiaurre ya es complejo de por sí, después de sucesivas cesiones sin pena ni gloria. Claro que su inactividad en este arranque de la pretemporada no contribuye a facilitarle una solución. Todavía no ha podido entrenarse con los demás descartados por culpa de una alergia.
El que cierra este apartado es Koikili Lertxundi, quien sin duda representa un caso muy distinto y por varios motivos. El primero sería su edad, 30 años, que no es una pega en sí misma, pues supone que posee un recorrido en la élite del que carece el resto. Ha cubierto cuatro campañas en el Athletic, desde que fuera contratado para engrosar el filial, donde no llegó a intervenir. Cada año ha disputado un buen número de encuentros y hasta ha encabezado las estadísticas entre los candidatos a ocupar el lateral izquierdo.
UN EXAMEN CADA AÑO Una realidad que sin embargo no puede ocultar que nunca ha contado con la confianza plena de Caparrós, ni mucho menos. Que jugase con cierta regularidad no quiere decir que fuese el favorito para hacerse con el puesto. Bastaría con un somero repaso para darse cuenta que, pese a su correcto rendimiento, cada verano se le buscó un recambio, lo cual solo puede responder a que al técnico utrerano nunca le acabó de convencer.
Es posible que su primera campaña fuera la mejor, pues venía de abajo y tuvo que competir con Asier Del Horno, todo un internacional. Javi Casas fue la víctima de la situación entonces. Koikili se acabó imponiendo y elló le valió incluso una revisión de su contrato y la consiguiente ampliación. Del Horno defraudó y regresó a la disciplina del Valencia, pero el club no dudó en lanzarse a fichar a Balenziaga, que militaba en el filial de la Real Sociedad.
El nuevo acaparó partidos durante la primera mitad de la Liga 2008-09, pero quien terminó jugando fue Koikili. Entonces su comportamiento tampoco bastó para zanjar el tema, pues el club procedió a comprar a Xabi Castillo, titular de la Real, mientras que Balenziaga fue cedido al Numancia. Koikili volvió a salir a flote en la siguiente temporada y, sin embargo, para Caparrós seguía habiendo un problema, ahora multiplicado, dado que disponía de tres jugadores para una posición.
El cuarto lateral Para acabar de enmarañar la cuestión, el utrerano inició la Liga 2010-11 apostando por un cuarto lateral, Jon Aurtenetxe, a quien rescató de la cantera. Con esta decisión se demostraba que Caparrós continuaba sin dar con la tecla de su gusto, a pesar de las sucesivas inversiones realizadas. Una lesión de hombro impidió al de Amorebieta asentarse en el equipo y volvió a servir en bandeja la opción de jugar a Koikili y Castillo, en ese orden, quedando Balenziaga condenado al ostracismo.
Por si lo anterior no bastase, durante todo este tiempo el club efectuó otros movimientos a fin de hallar un lateral más sólido. Así, se tanteó las situaciones contractuales de Garrido (Manchester City) o de Monreal (Osasuna), tras frustrarse el acercamiento a Morgado (Alavés), quien escogió la Real.
Este cúmulo de operaciones, cerradas o sin cerrar, viene a confirmar que Koikili ha sido el más utilizado simplemente porque de cuantos se han citado a Caparrós le parecía el más fiable, especialmente en la faceta defensiva. Confirma asimismo el mérito del propio Koikili, quien ha sabido superar todas las adversidades con inteligencia y saber estar. Por último, ayuda a entender lo que ahora ha sucedido, una vez que se ha producido el relevo en el banquillo.
Cabría pues señalar que el criterio de Bielsa no se aleja demasiado del observado en su antecesor, con la diferencia de que el argentino ha sido más expeditivo y ha preferido decantarse por otras alternativas sin más rodeos, sin marear la perdiz. Y esta reflexión es aplicable a todos los demás casos. Centrándose en el de Koilili, podía haberse quedado con él atendiendo a sus números, pero no es amigo de formar grupos muy amplios y ha elegido a otros dos hombres para cubrir esa banda: Castillo, más dotado para desdoblarse, y Aurtenetxe, el de mayor proyección por edad y condiciones. En la recámara quedaría Enric Saborit, fogueado el año pasado en el Bilbao Athletic y a quien ha querido ver de cerca.
SIN MARCHA ATRÁS Koikili ya ha declarado que no se rinde, que no pierde la esperanza de reengancharse pese al golpe recibido. Es propio de él, nunca ha arrojado la toalla y esa actitud le ha cundido hasta para lograr un año más de contrato. No obstante, cuesta creer que el actual entrenador vaya a desdecirse. Nada más llegar a Lezama, Bielsa dejó claras sus intenciones efectuando ese primer corte, una forma de funcionar que invita a pensar en que el descarte del lateral es irreversible.
Para consuelo de los afectados, el hecho de que desde el primer día supieran a qué atenerse, algo que les concede un mayor margen de maniobra y evita situaciones poco edificantes como las que en su día tuvieron que soportar Casas o Javi González, a quienes se dejó sin ficha cuando la competición estaba en marcha o casi.
Koikili, junto a los demás separados, ha estado ejercitándose en Lezama y se encuentra en el mercado. Más pronto o más tarde deberá inclinarse por una oferta, pues su etapa en el Athletic está cerrada, por más que su contrato concluya en junio de 2012. Solo queda confiar en que las novias que él mismo dijo que le rondaron antes de firmar la ampliación de su contrato vuelvan sobre sus pasos y encuentre un conjunto donde necesiten sus servicios.
La implacable ley del fútbol ha caído sobre ocho rojiblancos, pero si se repara en sus identidades y trayectorias recientes habrá que convenir en que no ha habido espacio para las grandes sorpresas. La inmensa mayoría de estos ocho futbolistas hubieran figurado en una quiniela sobre los jugadores que podían quedarse sin sitio en el nuevo proyecto. Bielsa no ha hecho sino dar el paso que probablemente los responsables del club debieron haber dado bastante antes.