En un aula bulliciosa, dos docentes colaboran para guiar el aprendizaje de sus estudiantes. Uno explica, mientras el otro observa las reacciones del alumnado, listo para intervenir y reforzar su explicación. En otro momento, ambos lideran diferentes grupos dentro de la misma clase. Este estrategia metodológica, cada vez más presente, responde a una enseñanza colaborativa que se consolida con fuerza: la codocencia.

El pasado 14 de febrero, la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de Mondragon Unibertsitatea organizó en Bilbao por segundo año consecutivo una jornada titulada Experiencias docentes en procesos de enseñanza-aprendizaje. Más de 100 docentes compartieron experiencias, participaron en mesas redondas y debatieron sobre los retos y beneficios de este modelo, que está ganando terreno en muchos centros educativos. “Es un espacio de aprendizaje y colaboración que ayuda a los centros en su proceso de implementación de esta estrategia metodológica”, explica Agurtzane Azpeitia, profesora e investigadora de Mondragon Unibertsitatea.

¿En qué consiste la docencia compartida? La codocencia es una estrategia metodológica en la que dos o más docentes colaboran de manera equitativa en la planificación, instrucción y evaluación del aprendizaje. No se trata simplemente de compartir el aula, sino de asumir una responsabilidad conjunta en la educación del alumnado. “Pretende superar las prácticas aisladas en las que el docente gestiona el grupo sin interferencias en un espacio privado. Supone compartir la práctica cotidiana, lo que exige un cambio en las actitudes y estrategias y requiere apoyo y reflexión entre docentes”, señala Azpeitia.

Beneficios y desafíos

Diversos estudios han demostrado que la codocencia ofrece múltiples ventajas. Este modelo, que se ha implementado con éxito en países como Estados Unidos, Canadá, Australia o Finlandia, entre otros, ha demostrado su eficacia para mejorar el aprendizaje y fomentar la inclusión de los alumnos. 

A esto se suman otros beneficios, como la posibilidad de ofrecer una atención más cercana, optimizar la calidad de la enseñanza combinando diferentes enfoques y fortalecer la comunidad educativa. “La codocencia permite atender la diversidad de los estudiantes de forma más efectiva”, destaca Agurtzane Azpeitia.

Sin embargo, existen importantes desafíos. Para implementar este modelo es necesario un enfoque integral que abarque tanto el aula como la gestión educativa. Además, este sistema requiere de una relación de confianza entre los profesores, ya que la docencia compartida implica adaptarse a diferentes estilos y formas de trabajo. “Los profesores preparan las clases, las desarrollan y evalúan conjuntamente, de forma sistemática, no solo en momentos puntuales”, indica Azpeitia.

Mondragon Unibertsitatea dedica parte de sus recursos a la investigación y formación en este ámbito. “Organizamos sesiones de asesoramiento adaptadas a las necesidades de cada centro, desde los primeros pasos hasta fases más avanzadas para que los centros puedan implementar con éxito esta metodología”, reconoce Azpeitia.

Uno de los grandes retos de la docencia compartida es llevar la teoría a la práctica. Para ello, Mondragon Unibertsitatea ayuda a los profesores a aplicar lo aprendido gracias a la técnica de ‘autoconfrontación’. “Grabar sus clases y analizarlas con los formadores les permite explorar nuevas posibilidades y mejorar la calidad de su enseñanza”, concluye Agurtane Azpeitia.