Se ha convertido en una especie muy cotizada. De hecho, esta misma semana las pescaderías lo están vendiendo a 40 euros el kilo, y en Navidades se disparó hasta los 90. El besugo, plato imprescindible de Nochebuena en otro tiempo, es una especie que escasea en el Cantábrico, lo que a su vez le convierte en un suculento negocio. Agentes del Servicio Marítimo Provincial de la Guardia Civil de Gipuzkoa han denunciado a la tripulación de una embarcación sorprendida al norte del cabo Híguer con 60 ejemplares inmaduros de besugo. Medían entre 20 y 27 cm, cuando el límite está en un ejemplar de al menos 40 cm por licencia y año.
La especie parece abocada a una paulatina desaparición en nuestro entorno más próximo, al menos en lo que a capturas artesanales mediante anzuelo se refiere, como se hacía en los caladeros tradicionales. Y no se sabe precisar actualmente si la disminución de capturas se debe a la sobreexplotación, a la contaminación costera, o a ambas a la vez.
Aunque profesionales que no parecen albergar demasiadas dudas. “En su día entraba besugo en Pasaia, pero de tanto pescarlo se lo cargaron”, asegura Pau Albizu, de la Pescadería Ginés, en Pasai San Pedro. Este establecimiento es un fiel reflejo de lo que ocurre en buena parte de las pescaderías del territorio. Se vende besugo, pero no ha sido capturado precisamente a pocas millas de la costa guipuzcoana.
La mayor parte del género proviene del municipio gaditano de Tarifa, y en menor medida también llegan ejemplares de la lonja de Burela, en Lugo. “Hace años no estaba tan cotizado, pero llegó el boom, y ocurrió lo de siempre con la pesca masiva”. Aseguran los profesionales consultados que el besugo capturado que entra en Pasaia en pequeñas embarcaciones, como la de los tripulantes que han sido denunciados, es casi testimonial.
Se trata de una especie sujeta a "medidas de protección diferenciadas". De hecho, según han informado a este periódico fuentes de la Guardia Civil, el máximo de capturas de esta especie por licencia pesquera es de tan sólo un ejemplar al año.
La incautación tuvo lugar el pasado sábado, a unas doce millas náuticas del cabo Híguer, donde la patrullera Río Sella de la Guardia Civil, en colaboración con el Servicio de Inspección Pesquera del Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación (MAPA), inspeccionó un total de nueve embarcaciones, seis de ellas españolas y tres francesas, todas de carácter recreativo y con puerto en Hondarribia, salvo una con licencia recreativa pero con fines lucrativos y con base en Pasaia.
La operación, dirigida a la prevención de la pesca abusiva del besugo, concluyó con una denuncia contra uno de estos botes por una "infracción grave" de la Ley de Pesca Marítima, tras descubrir a bordo 60 ejemplares de besugo inmaduro, con unas tallas comprendidas entre los 20 y los 27 centímetros.
De ser un pescado popular ha pasado a constituir un plato de auténtico lujo. “Por lo general, el precio medio a lo largo del año se sitúa entre los 58 y 59 euros el kilo”, asegura Albizu. Por estas fechas, en teoría, debería situarse por debajo de los 40 euros actuales, pero el cierre de los caladeros galos del sur, con paro biológico hasta el próximo 20 febrero, provoca que haya “mucho barco parado”, lo que acaba repercutiendo en los precios.
“De aquí, de la lonja de Pasaia, casi nunca adquirimos besugo porque se iría por las nubes, ya que solo llegan piezas sueltas”, informan a este periódico desde el sector. La normativa únicamente permite capturar por licencia y año un único ejemplar, que tiene que tener una talla de al menos 40 centímetros y siempre con autorización de la Secretaria General de Pesca (Segenpesca).
Tras conducir las capturas ilegales a puerto, una muestra del pescado intervenido se depositó en la lonja, donde quedó a disposición del personal del MAPA para ser analizado, mientras que el resto de las capturas se entregaron a la guardería infantil benéfica de Pasaia "Madre Pilar Izquierdo".
