Árboles que florecen antes, cultivos que se recogen anticipadamente, aves que no migran o bosques que pierden especies autóctonas en beneficio de las mediterráneas. El cambio climático se puede ver reflejado ya en los paisajes de Euskadi, que han visto como en los últimos años las altas temperaturas han cambiado el look de sus ecosistemas.

Enero de 2024 ha sido uno de comienzos de año más calurosos de los que hay registro, alcanzando máximas de hasta 22 grados. Muestra de ello son las floraciones tempranas de varias especies de árboles, que han llenado de color los parajes vascos.

Precisamente el BC3, Basque Excellence Research Centre, el centro vasco de investigación de excelencia para el cambio climático analiza los cambios que se registran en la CAV. Y es que el equipo investigador, creado en 2008 por Ikerbasque, Ihobe y la UPV/EHU, tiene como objetivo analizar las causas y consecuencias de la crisis ambiental. Así las cosas, como confirma a este periódico la investigadora del centro Ainhoa Magrach, los efectos del cambio climático son ya visibles “sobre todo en las especies vegetales de vida más corta.”

Los insectos polinizadores se ven afectado por el calor. Pablo Viñas

Expone Magrach que en el Gorbea algunas plantas herbáceas han adelantado su floración respecto a otros años. Algo que acarrea problemas en el ecosistema. Y es que como sostiene la experta, cuando se adelantan “los polinizadores de los que dependen para la reproducción no están ahí”. Ya que aunque la floración depende de la temperatura, es decir, cuando llegan a la idónea florecen, no ocurre lo mismo con los insectos, “por lo que vemos que están desacompasados; es problemático para las plantas”, sostiene Magrach.

“Está habiendo semanas de mucho calor, por eso, las plantas florecen pero luego viene de repente una congelación. Las plantas tienen recursos limitados para poner en la floración, y si los gastan en un momento que no es idóneo están gastando recursos apostando por un número que no te va a llegar para nada”, explica.

En el caso de especies más grandes es más difícil que veamos variaciones “pero hay proyecciones que de aquí a 40 o 50 años los bosques de roble u otras especies se verán afectados”.

Es decir, en un futuro cercano el cambio climático, entre otros factores, tendrá como consecuencia una “mediterraneización” de nuestros paisajes. Podremos ver más encina que roble, “y habrá emigración de robles y hayas hacia el norte”. Y es que Magrach explica que si las temperaturas continúan incrementando y con menos precipitación “seguiremos observando especies como la haya en el norte de Europa pero no aquí”.

No es un fenómeno extraño en Euskadi. Según la investigadora del BC3 “hay una zona que ya es mediterránea desde hace mucho tiempo, como Araba, y en el resto de zonas están empezando a parecerse las condiciones de ahí: aumento de temperatura, o eventos extremos como lluvias torrenciales”.

Sin embargo, el cambio climático no es el único factor que afecta al cambio de los bosques. Magrach subraya que hay además especies invasoras, una utilización de los bosques “muy potente con muchas plantaciones...”. De hecho, se ha cuadruplicado la plantación de eucalipto, “que tienen impactos negativos, porque afectan al suelo, la capacidad de crecer de las plantas es mucho menor. Ya que expulsan alcoholes por las raíces y hace que el suelo no sea ideal para otras especies”. Todo ello es “como una tormenta perfecta que afecta al paisaje” apunta la experta.

cultivos

Por otro lado, el aumento de las temperaturas tiene ya consecuencias palpables también en los cultivos. Mientras los manzanos están floreciendo anticipadamente, la recolecta de los viñedos es cada vez antes, sostiene Magrach, que asegura al mismo tiempo que “los frutos maduran antes y cambia la calidad del vino”.

Por el mismo camino se pronunció ayer domingo el viceconsejero de Agricultura, Pesca y Política Alimentaria del Gobierno vasco, Víctor Oroz , que sostuvo que dado que el clima se está “distorsionado”, y ello conlleva un efecto directo en la agricultura, se trabaja en el desarrollo de cultivos que puedan ser resistentes a “más estrés hídrico y mayores temperaturas”.

Y es que que 2023 fue un año “muy extraño climatológicamente hablando” por lo que la producción de cereales se redujo en un 40% y hubo dificultades de suministro de forrajes y de paja, principalmente.

Así las cosas, en un panorama actual en el que parar el aumento de temperatura “no es realista”, la investigadora Ainhoa Magrach insiste en que se debe “intentar mitigar el cambio climático, reducir emisiones”. Para de esa forma “evitar que la temperatura global aumente 4 grados”, algo que la investigadora tilda de “catastrófico”.

En corto

2,1 grados más en enero. En enero Euskadi ha registrado un aumento de temperatura media de 2,1 grados respecto al promedio normal 1981-2010. Además, tres cuartas partes de las precipitaciones registradas en enero en la CAV se concentraron en apenas tres días, en los que las lluvias fueron muy abundantes, mientras que la nieve apenas se dejó ver un par de días, con espesores notables en zonas altas y poca cantidad en zonas medias.

Sequía

futura en Euskadi. El viceconsejero de Agricultura, Pesca y Política Alimentaria, Víctor Oroz, explicó ayer que aunque no se dé en el futuro una situación de sequía como vive actualmente Catalunya “sí puede llegar un escenario de menos pluviometría o más concentrada en épocas más concretas del año”.

Cultivos

40% menos de producción. El calor registrado, junto a los eventos climatológicos adversos del pasado año tuvo consecuencias en la producción de cereales, ya que se redujo en un 40% y hubo dificultades de suministro de forrajes y de paja, principalmente.