Hoy nadie imagina Euskadi sin Osakidetza, que ya forma parte del ADN vasco, pero hubo un tiempo en que todo estaba por hacer. Eso pasó hace exactamente 40 años. El Servicio vasco de Salud nació el 19 de mayo de 1983, con la principal misión, en sus inicios, de gestionar los hospitales denominados del tórax, Santa Marina en Bizkaia; Amara en Gipuzkoa, y Leza en Araba, así como prepararse para las grandes transferencias sanitarias que estaban por llegar. Menos de 1.000 personas componían la plantilla de aquella Osakidetza. Hoy son más de 30.000 los profesionales que la convierten en la mayor empresa de Euskadi.

De los diez centros de salud que había entonces, un dispensario, y tres hospitales, uno por territorio, se ha pasado a 136 ambulatorios y 180 consultorios, así como a once hospitales. De los 2.929 millones de pesetas de presupuesto de 1983 se ha pasado a 4.638,9 millones de euros, es decir, el equivalente a 771.448 millones de las antiguas pesetas. Con 35 millones de consultas presenciales y 27 millones de consultas telefónicas en Atención Primaria y Hospitalaria, el año pasado, el Servicio Vasco de Salud es un gigante que avanza con paso firme y seguro, dejando atrás aquellos pasos balbuceantes de 958 consultas externas y 37.000 analíticas. 

La pandemia ha sido un punto de inflexión y una prueba de fuego porque ha sometido a todos los sistemas sanitarios del mundo a una tensión sin precedentes. Sin poder pasar aún página al peor tsunami sanitario del último siglo, el lema elegido para este aniversario es; Osakidetza, salud más que nunca, con el objetivo de seguir reforzando la sanidad pública.

La historia arranca aquel mayo del 83 cuando el Parlamento Vasco aprobó la Ley de creación de Osakidetza, inspirándose en el modelo de un servicio nacional de salud (modelo Beveridge) para prestar atención sanitaria integral a todos los vascos y vascas. El origen semántico de la palabra ya refleja las ideas de salud y solidaridad.

También queda lejano aquel 1984, con la integración en Osakidetza de los primeros centros sanitarios: Santa Marina, Amara, Leza, Santiago Apóstol, Provincial de Gipuzkoa, Gorliz, los hospitales psiquiátricos de Zamudio, Bermeo, Zaldibar y Araba, y centros de salud mental de las diputaciones.

El primer bebé probeta

El nacimiento del primer bebé probeta, José Ángel, el 9 de julio de 1985 en el hospital de Cruces, marcó un antes y un después, y el momento cumbre de la fertilización in vitro.

El cáncer, ese mal que hoy es la primera causa de muerte en Occidente, cuenta desde 1986 con el primer Registro de Cáncer de Euskadi, casi pionero en el Estado. Tendrían que pasar cuatro años para la transferencia e integración de centros de salud y personal del Insalud, con más de 14.000 profesionales en total. También aquel año la tarjeta sanitaria (TIS), sustituyó a la cartilla de la Seguridad Social. Y comenzó la primera campaña de vacunación antigripal en Euskadi. ¿Les suena?

En 1990 se implantó el Plan dental infantil (PADI). Entonces solo el 18% de los niños y niñas estaba libre de caries, mientras que en la actualidad Euskadi tiene el índice de piezas dentales afectadas a los doce años más bajo del Estado. Un año después se puso en marcha un plan de vigilancia de las infecciones nosocomiales, adquiridas durante la estancia en un hospital, y origen de eventos adversos graves en pacientes ingresados. Y se creó el Consejo asesor de vacunación de Euskadi que diseña los calendarios de vacunas.

En 1983, el presupuesto fue de 2.929 millones de pesetas, en 2022, fueron 4.638,9 millones de euros (771.448 millones de las antiguas pts.)

Ya en 1992, se abrió el hospital de Mendaro, se creó Osatek, imprescindible en el diagnóstico por imagen, especialmente de resonancia magnética. Y se instauraron alternativas a la hospitalización tradicional: hospitalización a domicilio, cirugía mayor ambulatoria, y hospital de día. Otro hito de ese año fue la creación del equipo de coordinación de trasplantes que ha permitido que Euskadi esté a la vanguardia en donación y trasplante de órganos y tejidos.

En 1995, se inició otro programa que cosecharía muchos éxitos, el de cribado de cáncer de mama que en 2008 se reforzaría con el cribado de cáncer colorrectal. En 2002, se alumbró el centro de transfusión y tejidos humanos y se aprobó la ley de Voluntades Anticipadas. 

Luego vendrían los códigos infarto, ictus, la estrategia de seguridad del paciente, planes oncológicos, institutos de investigación sanitaria, nuevos hospitales y un largo etcétera de equipamientos y estrategias, hasta construir una maquinaria potente y vigorosa, que aunque con ciertas debilidades, muestra hoy más que nunca poderosas fortalezas.