En la larga lista de calificativos que ennumera para describir a las protagonistas de su libro El desván iluminado. Voces y ecos de mujeres hay uno que la autora repite en varias ocasiones a lo largo de la entrevista: "Son muy generosas"", Según explica la escritora, las mujeres que accedieron -sin conocerla de nada- a dar luz a su particular desván abrieron sus corazones para compartir vivencias, muchas guardadas en lo más íntimo de sus recuerdos. Los testimonios y experiencias recogidas en este trabajo dejan al descubierto la situación de las mujeres en la época de la República y del franquismo, marcadas por las desigualdades y con un machismo extendido en todos los ámbitos sociales. El libro editado por la Diputación Foral de Bizkaia se presenta hoy miércoles, a las 19.00 horas, en Sabino Arana Fundazioa.

¿Le ha costado mucho dar luz al desván y encontrar a sus protagonistas?

—No. He tenido mucha suerte. De lo que estoy segura es de que las protagonistas del libro son solo un pequeño ejemplo de todas las mujeres brillantes que hay, cuyas historias son dignadas de conocer y de poner en valor.

¿Le ha sorprendido todo lo que ha encontrado en su desván?

—Más que sorprender, porque yo por edad también conozco algunas de las cosas que me cuentan, me ha enriquecido enormemente. El libro recoge los relatos de mujeres nacidas entre 1935 y 1952, mujeres que han vivido la República y la dictadura de Franco.

Épocas difíciles para ser mujer.

—Sin duda, unos años complicados en los que las mujeres nos movíamos en una sociedad machista sin apenas derechos. Muchas no podían estudiar y la mayoría eran educadas entre miedos y prohibiciones, en muchos de los casos para quedarse al cuidado del hogar y de la crianza de los hijos.

El libro es un reconocimiento al papel que ha ocupado la mujer históricamente.

—Ese y el deseo de poner en valor el trabajo de las mujeres que he entrevistado y que se han hecho a sí mismas, en tiempos nada fáciles y con mucho más machismo y muchos menos recursos económicos que en los tiempos en los que vivimos.

Mujeres que, por lo que recoge en su libro, han llegado a brillar con luz propia.

—Así es. A base de constancia y de un gran esfuerzo acumulado durante muchos años. Superaron una dictadura y supieron, con tesón, pelear por lo que realmente creían que era justo, superando trabas y haciendo frente a cientos de impedimentos. Pero a pesar de todo, lograron alcazar sus deseos y sus sueños.

¿Las mujeres han sido escogidas al azar?

—Son mujeres con diferentes perfiles, pero que sería injusto nombrar solo a una, porque las trece son maravillosas. En el libro hay una médico que quiso ser cura, pero después de pelearlo mucho y ver que era imposible, estudió para dedicarse a la Medicina. En el libro recojo el testimonio de profesoras o religiosas, las hay que han trabajado en empresas e incluso quienes tuvieron que elegir quedarse en casa al cuidado de sus hijos, pero sin renunciar nunca a sus derechos como mujer.

¿Hay alguna historia que le haya sorprendido más que otra?

—No (rotundo). Todas las entrevistas que he hecho me han encantado. No puedo quedarme con una porque todas son únicas, diferentes... Todas me han enriquecido enormemente. Las vidas de las trece protagonistas del libro están repletas de vivencias reales que me engancharon desde el minuto uno. Son mujeres auténticas con las que ahora tengo una gran amistad.

¿Estas historias pueden ser ejemplo para las nuevas generaciones?

—Por supuesto. De hecho, si algo me llevó a dar forma a este proyecto fue también intentar que con los ejemplos y vivencias de estas mujeres pudiésemos ayudar a las nuevas generaciones a que no se vuelvan a cometer los mismos errores. Es un error anclarse en el pasado, pero sí es clave conocerlo, conocer el papel de las mujeres que nos precedieron para avanzar y no caer en los mismos errores.

Hay que conocer el pasado para construir el futuro.

—Sin duda. Ahora nos quejamos de muchas cosas pero tendríamos que pararnos un poco y mirar todo lo que las mujeres que nos han precedido han pasado, sufrido y luchado para conseguir muchas de las cosas de las que ahora disfrutamos.

Sin embargo, las diferencias entre hombres y mujeres siguen existiendo...

—Todavía queda mucho camino por recorrer, pero no se va a conseguir nada con reivindicaciones huecas que se escuchan en muchas de las manifestaciones. Yo no voy a las manifestaciones porque parece que el hombre es el enemigo y no es así. Debemos seguir construyendo una sociedad igualitaria pero sin excluir a nadie.

Entre todas las historias, ¿hay algo que le haya llamado la atención?

—La fortaleza de las mujeres, de sus familias y, sobre todo, el papel que ocupa el padre. Son hombres que a pesar de la época apoyan a sus hijas y las animaban a crecer.

"Todas las protagonistas del libro son mujeres brillantes que han sabido hacerse con tesón a sí mismas"

"No puedo quedarme con una historia porque todas son únicas, diferentes... todas me han enriquecido"