El incendio forestal desatado el sábado en el municipio tarraconense de Santa Coloma de Queralt avanzaba ayer domingo sin control por la comarca de Conca de Barberà y la barcelonesa de Anoia, donde generó "una situación crítica" cuya evolución dependerá del viento. Las llamas, que hasta ayer habían obligado a desalojar a 168 personas, avanzan con un frente de diez kilómetros y una cabeza muy activa de dos kilómetros.

El incendio ha quemado, hasta el momento, más de 1.200 hectáreas forestales y de cultivo, 796 de ellas dentro del Espacio Natural Protegido del Sistema Prelitoral Central. Su evolución compromete, sin embargo, hasta un total de 5.000 si el viento, que soplará de sur, rompe el flanco izquierdo y la cabeza del fuego avanza hacia el norte, en dirección al núcleo de Sant Martí de Tous. Si la situación empeorara y el perímetro del fuego creciera de forma "notable", los bomberos tienen a punto un plan de contingencia para cortar carreteras y acordar las medidas de protección de la población que sean necesarias.

En la zona trabajaban ayer domingo 331 bomberos con 138 dotaciones, de las que 50 son camiones de agua, además de 26 unidades, con cuarenta personas, de la Unidad Militar de Emergencias (UME) llegadas desde Zaragoza, entre otros efectivos de diversos cuerpos de emergencias. Los trabajos sobre el terreno cuentan con la ayuda de una quincena de medios aéreos, de los que nueve los ha enviado el Ministerio de Transición Ecológica. David Borrell, inspector jefe de los Bomberos de la Generalitat, explicó que el fuego avanzaba sin control y con episodios "violentos en algunos momentos".

Ante el escenario de que las llamas pudiesen alcanzar Sant Martí de Tous, de unos 1.200 habitantes, los bomberos guardaron un retén de doce camiones de agua para proteger a la población, dispositivo al que se sumaron efectivos de los Mossos.

Los equipos de emergencias habían desalojado hasta ayer domingo a 168 personas de varios municipios, entre ellos 46 residentes de masías de San Martí de Tous y una cuarentena de niños y monitores de una casa de colonias, que regresaron a sus domicilios.

Una colilla o un chispazo

Una colilla mal apagada o un chispazo generado por el motor de un vehículo o algún tipo de maquinaria se investigan como principales causas del incendio. Al haberse iniciado en el arcén de una carretera, la principal hipótesis es que el incendio no sea intencionado, sino provocado por alguna negligencia o debido a un accidente.

Como causas más probables del fuego, se investiga si las llamas pudieron originarse por una colilla mal apagada arrojada a la carretera por el conductor o el ocupante de un vehículo. Otra de las posibilidades es que el fuego se desatara por accidente, debido a un chispazo despedido del motor de un vehículo o provocado por la rozadura de un neumático sobre el asfalto, han añadido las mismas fuentes.

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, hizo un encarecido llamamiento a toda la población para que evite toda actividad en el medio natural de Catalunya y, con ello, evitar nuevos incendios que requieran desplazar medios y efectivos, que ahora se destinan a este incendio.

Otros incendios

Albacete. El incendio de Liétor, en la provincia de Albacete, se encuentra ya perimetrado y estabilizado, tras quemar 2.500 hectáreas, y ha sido levantada la recomendación de confinamiento por el humo de las pedanías de Isso y Mingogil, pertenecientes al municipio de Hellín.

Huelva. Otro de los fuegos que preocupaba era el declarado en Villarrasa (Huelva) que aún permanecía ayer activo, aunque todo apunta a una evolución favorable para su estabilización, después de quemar una superficie de unas 600 hectáreas de vegetación de matorral, pastos y eucaliptos, lo que le convierte en el primer gran incendio de la temporada en Andalucía.

El doble de grandes fuegos. Con datos hasta el pasado 18 de julio, el número de grandes incendios forestales (de más de 500 hectáreas) se ha duplicado con respecto a 2020 pasando de tres a seis y se han calcinado 15.000 hectáreas más.