¿Son motivo de preocupación los casos de trombosis detectados?

—Por supuesto. Cualquier posible efecto adverso de un medicamento lo es pero lo primero que hay que constatar fehacientemente es que haya una causa-efecto, que realmente estos casos de trombosis se deben inequívocamente a la vacunación. Ningún medicamento está exento de riesgo, el riesgo cero no existe, pero también es cierto que llevamos ya varios millones de vacunados con este fármaco sin mayores problemas. Hay que ir paso a paso. Primero ver si hay una causa-efecto y, si se constata que eso es así, comprobar si se debe al lote determinado que se ha utilizado o a un efecto general de la vacuna. Pero todo parece indicar que no va a ser el caso puesto que, como digo, son ya varios millones los vacunados y solo se han producido un pequeñísimo número de casos, afortunadamente.

¿Está justificada la decisión de suspender la vacuna?

—Lo han hecho Dinamarca o Italia, y hay países que, sin embargo, siguen adelante e incluso amplían el abanico de grupo de edad para vacunar. Lo que haría falta sería un consenso de la Unión Europea, algo que hemos echado en falta muchos expertos desde el inicio de la pandemia. Ya no solo hay falta de coordinación dentro de España, donde en muchos casos cada autonomía ha ido por libre, sino también fuera de nuestras fronteras, con cada país haciendo la guerra por su cuenta y algunos negociando unilateralmente con terceros, por ejemplo Rusia, para hacerse con la vacuna Sputnik. Y ahora se ve con esta decisión que han adoptado algunos países; haría falta más coordinación dentro de la Unión Europea.

¿Se debería adoptar la misma decisión en otros países?

—Hay que analizar si hay una causa-efecto, ya que estos efectos podrían ser debidos a causas ajenas a la vacunación. Si vacunamos a un millón de personas, por puro azar al día siguiente algunos van a tener un infarto, un desvanecimiento, van a ser atropellados, se van a romper un hueso... Y no podemos concluir, aunque el elemento común sea la vacunación, que es efecto de esta. Lo primero es verificar que ha sido así y luego tomar las decisiones.

Estos casos vuelven a sembrar entre la población la duda sobre la seguridad de unas vacunas que ya fueron recibidas con incertidumbre. ¿La gente puede confiar plenamente en ellas?

—Si algo está demostrado ahora mismo, y llevamos muchos millones de personas vacunadas en todo el mundo, es que están funcionando, no hay más que ver el descenso de la transmisión del virus entre la población vacunada. A tenor de los pocos casos graves detectados, tenemos un medicamento preventivo eficaz y seguro, mucho más que no tenerlo. No hay ningún medicamento con riesgo cero, no hay más que ver su prospecto. Una simple aspirina está llena de efectos secundarios. Pero estamos viviendo este proceso como nunca antes en la historia, con ninguna otra vacuna, minuto a minuto. Pero todas las vacunas, todos los medicamentos han producido efectos adversos en personas, incluso graves y con resultado de muerte. Y no por ello se han dejado de administrar. Hay que tener confianza en las vacunas, darnos prisa y seguir con las medidas restrictivas más severas que podamos mientras dure el proceso de vacunación porque si no, sí podemos tener problemas de aparición de nuevas variantes.

"Son ya varios millones los vacunados y solo se ha producido un pequeñísimo número de casos de reacciones adversas?