DONOSTIA. La vacunación contra el covid-19 en Illunbe ha comenzado esta mañana y serán 260 las personas que pasarán por la plaza de toros (utilizada también como cancha de baloncesto) para recibir la primera dosis de AstraZeneca, la mayoría personal docente aunque también estaban citados algunos policías locales, todos ellos de menos de 55 años, ya que el preparado británico no está recomendado para mayores de esa edad. Illunbe es la primera gran superficie habilitada en Euskadi para llevar a cabo una vacunación masiva contra el coronavirus en la CAV.

La jornada marcha sin imprevistos, con dos equipos de enfermeras y enfermeros atendiendo a las personas que acuden a vacunarse y con personal de la DYA por si alguien se pudiera marear o sentirse mal. El ritmo de vacunación está siendo de catorce pinchazos cada cuarto de hora. "La vacunación está marchando bien, sin aglomeraciones y con el ritmo previsto", señala a este periódico Eli Barandiaran, subdirectora de integración de enfermería de la OSI Donostialdea y encargada de supervisar el proceso de vacunación en esta primera jornada.

Eli Barandiaran considera que Illunbe es un sitio "adecuado" para acometer una vacunación masiva: "Está cerca del hospital, hay un parking grande y es accesible con transporte público. Además, está bien preparado para los puestos de informática y hay suficiente espacio para habilitar las zonas de espera".

Hoy son dos los equipos que están trabajando desde media mañana hasta las cinco de la tarde, pero dice Eli Barandiaran que esta cifra se puede multiplicar por diez para llegar a más gente siempre que haya más vacunas disponibles: "En cada puerta pueden trabajar dos equipos, así que podría haber 20 equipos a la mañana y otros 20 a la tarde, ese sería el tope. Estamos formando a personal de enfermería para el proceso y se podrían poner cientos de vacunas al día aquí, y aprovechar los siete días de la semana".

Los docentes y policías locales estaban citados por tramos de horas y, tras recibir la vacuna, pasaban a una zona de espera, donde tenían que permanecer durante 15 o 20 minutos, supervisados por personal de la DYA. Allí les daban también un papel en el que se indican los posibles efectos secundarios (molestias en el lugar de la inyección, dolor de cabeza, fiebre, diarrea...) y cómo tratarlos, además de un recordatorio de seguir "aplicando todas las medidas de seguridad para ayudar a detener esta pandemia: mascarillas, distancia de seguridad, evitar multitudes e higiene de manos". También se les indicaba que recibirán la segunda dosis doce semanas después de la primera.

Onintza Mokoroa e Iñaki Allua, profesores en el colegio de La Asunción, son dos de los docentes que estaban citados hoy en Illunbe para recibir la primera dosis de la vacuna y ambos estaban encantados ya que forman parte de esos trabajadores que se encuentran en primera línea de riesgo de infección. Ahora aseguran que trabajarán algo más "tranquilos".

Onintza es profesora en primero de Primaria y en Infantil, tramo de edad en el que los niños y niñas van al colegio sin mascarilla, por lo que "la exposición al virus es muy alta": "Cuando acabo la jornada no hago lo mismo que antes y tomo medidas: voy a casa, me ducho y me cambio de ropa". Ahora es consciente de que tendrá que "seguir tomando precauciones", pero confía en que "con la vacuna el proceso de volver a la normalidad vaya más rápido".

Reconoce Onintza que no esperaba recibir la vacuna tan rápido, ya que fue la semana pasada cuando les pidieron los nombres: "Nos ha tocado el primer día y estamos contentos". Ahora toca esperar hasta el 25 de mayo, día en el que tiene cita para la segunda dosis de AstraZeneca.

La labor del profesorado con niños que no llevan mascarilla está siendo complicada y exigente: "Una cosa es la teoría y otra la práctica, porque estamos muy expuestos. Además, es difícil trabajar con la mascarilla puesta, porque no te escuchan tan bien. Hemos probado micrófonos, pero la voz suena más metálica y no les gusta. Hasta junio sabemos que habrá que seguir con mascarilla, pero andaremos más tranquilos con la vacuna puesta".

Iñaki, que trabaja en el mismo centro como apoyo educativo con alumnos con necesidades específicas, comenta que ellos están "horas al día trabajando expuestos" y reconoce su alivio tras ponerse la vacuna: "Hay que bajar la posibilidad de coger el virus. Ha ido todo muy bien, muy rápido. Ni me he enterado, y eso que a mí me dan respeto las agujas".

Este profesor dice que en su trabajo "es muy difícil cumplir siempre las medidas" y dice que esta situación de pandemia está provocando "cierta tensión y ansiedad" tanto en el profesorado como entre los alumnos y alumnas: "A la hora de comunicarte te limita mucho y tienes que acabar levantando la voz. Para los alumnos también se hacen raro, aunque ellos cumplen bastante bien las normas".

Iñaki asegura que no van a "bajar la guardia" por recibir la primera dosis: "Me lo tomo a modo protector. Seguimos exponiéndonos y podemos contagiar, pero un punto de tranquilidad ya nos da".

Al ser la primera gran superficie habilitada para la vacunación contra el covid-19, esta experiencia en Illunbe sirve como prueba piloto para el Gobierno Vasco y Osakidetza, y en caso de resultar satisfactoria podría ampliarse a otros recintos del resto de territorios.

En principio, el proceso de vacunación en Illunbe continuará hasta el viernes al mismo ritmo de hoy. Por el momento no se sabe durante cuánto tiempo se mantendrá la instalación, aunque la previsión del Ayuntamiento de Donostia es que se use durante varios meses para poder aglutinar ahí una importante cantidad de vacunas.

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