UANDO entramos en la UCI de Cruces pudimos ver a enfermos completamente solos, a los sanitarios desbordados... Fue un golpe de realidad absoluto y de... Fue duro porque veías a gente que... se iba". Han pasado más de ocho meses desde que el periodista de ETB Asier Sánchez se enfrentara a la cara más cruda de la pandemia. Su relato, entrecortado por las lágrimas y la emoción, las mismas que afloraron entonces cuando la cámara se apagaba, refleja lo que ha supuesto para él y sus colegas de profesión trabajar con los sentimientos a flor de piel durante esta pandemia. Un acontecimiento sin precedentes donde la información ha sido trepidante y más necesaria que nunca y donde quienes la han ofrecido, lejos de ser solo testigos, estaban inmersos.

Si algo quedó claro en el encuentro de periodistas, que se dieron cita en Azkuna Zentroa para poner en valor su profesionalidad durante esta crisis sanitaria, es que reina el buen rollo, pese a ser competencia, y que a quien más quien menos le había afectado emocionalmente entrevistar a las personas afectadas. "Me marcaron mucho un chico y una chica que estuvieron tan mal que me dijeron que lo habían pasado peor con el covid que con el cáncer. Te das cuenta del alcance que puede tener la enfermedad y te toca un poco la fibra. Eso fue para mí lo más duro de todo", relata Silvia Osorio, redactora de El Correo.

Aunque la cosa no fue a mayores, Cristina Zúñiga, periodista de Onda Vasca, sufrió en carne propia la inquietud de contagiarse al principio de la pandemia. Pero ni por esas colgó . La incertidumbre era cómo ibas a evolucionar, porque oías que a los siete u ocho días podías empeorar y decías: ¿Y si soy yo una de las candidatas a que esto se ponga feo? Pero, al final, tienes que estar ahí", dice, dejando constancia de su vocación. Y no solo para dar voz a los enfermos y sus familias, sino también a quienes han sufrido en sus bolsillos los daños colaterales. "Era muy emocionante cuando llamabas a la gente, cuando veías que le cerraban el negocio, que son sus alubias... Como periodista tienes que intentar apelar a sus sentimientos, pero a su vez quieres ser muy delicada. Era complicado buscar el punto de equilibrio", reconoce. Lo que tenía claro es que había que "transmitir la importancia y gravedad de lo que estaba ocurriendo, porque no lo habíamos vivido nunca, sin pasar de puntillas ni ser amarillista".

"realista y positivo a la vez"

Al pie del plató "todos los días", Joseba Solozabal, director del programa La Kapital, de Telebilbao,La Kapital ha cubierto desde el confinamiento hasta la no Aste Nagusia, elecciones incluidas. "Lo más difícil era intentar ser optimista, realista y escuchar testimonios en directo de gente con auténticos dramas. Era muy complicado porque no puedes estar todo el rato con la sonrisa puesta, ni tampoco como si fuera un tanatorio constantemente. Con las cifras que había, tenías que compartir noticias, pero con cierta actitud y energía positiva. Ese equilibrio me ha costado mucho", admite. Y eso sin olvidar que "también nosotros somos personas y había días en los que tenías más ganas y otros, menos".

Con el paso de los meses, confiesa el presentador, "la factura emocional es importante". "Al final el coco sigue funcionando, seguramente más, y no poder relacionarte, ni hacer lo que tanto te gusta, que es compartir las cosas... Nosotros somos muy de espectadores y ha sido complicado", comenta. De hecho, le "costó mucho asimilar la imagen de la ciudad desierta" que se encontraba cada noche cuando salía de trabajar. "Aquello era un Bilbao que yo desconocía y no me gustaba. No es lo mismo una ciudad con poca gente o vacía que una ciudad desierta por imposición", distingue, convencido de que quedará para siempre grabada en su retina. "Aprenderemos cosas de esto, aunque siempre pensaré que habría sido mejor no pasarlo", concluye.

Seguro que Asier Sánchez es de la misma opinión porque al impacto de ver a los enfermos intubados tuvo que sumar el de consolar a las familias. "Llegaban a llamar a ETB para hablar conmigo y que les diera ánimos. Yo sabía que no iba a volver a estar en esa UCI e intentaba transmitirles tranquilidad y decirles que estaban en buenas manos", recuerda.

Con casi toda la población confinada, el privilegio de poder circular libremente por razones de trabajo no lo era a veces tantoprivilegio . Al menos, desde el punto de vista emocional. "Acudías a las casas y muchas veces estabas tú antes con el familiar que los propios hijos porque no se podían mover. Era muy duro. Teníamos la opción y la capacidad de movernos y de poder transmitir todo lo que estaban pasando esas personas, pero ni sus familiares podían estar con ellos", subraya.

"Lo más grave como periodistas"

Desde el punto de vista profesional, cubrir una tragedia de estas dimensiones es difícilmente superable. "Igual es lo más grave que vamos a vivir como periodistas porque es una pandemia mundial", destaca Silvia Osorio. "Por lo menos yo, que no viví el terrorismo con profundidad", apunta, y destaca lo complejo que ha resultado informar sobre "algo desconocido". "Todos los días era algo nuevo, el dato, una medida que ponían los gobiernos... Eso te descoloca un poco y hace que el trabajo sea todavía un poco más difícil de sacar adelante". señala. A pesar de que "hemos sido esenciales y hemos estado al pie del cañón", dice, quizás no se haya reconocido a los periodistas como a otros colectivos. "La gente en casa habrá estado viendo noticias en las webs, los telediarios, habrá seguido la información, pero igual no se ha valorado demasiado el esfuerzo que conlleva ya no al periodista, sino también a las empresas el trabajar en estas condiciones: en pandemia, con los kioscos y los bares cerrados... Son todo dificultades y seguramente la gente de a pie no las sabe", argumenta.

Con una actualidad "muy cambiante todo el tiempo", Cristina Zúñiga pone en valor, más que nunca, la labor de los medios de comunicación. "Hacía falta una información muy veraz, que es lo más importante que podemos aportar respecto a cuentas más extraoficiales, y había que contrastar las informaciones muy rápido. La primera semana fue de locos. Era todo suspensión de eventos, cantidad de medidas que se tomaban sobre la marcha... porque aquí no hubo simulacro. Nos pilló a todos con el pie cambiado. Había que tirarse a la piscina y empezar", recuerda.

"¿Hemos hecho bien el trabajo?"

También hubo espacio en los informativos y en los diarios para resaltar la generosidad ciudadana, las muestras de apoyo... "La parte más bonita de todo era la de la solidaridad, la de los balcones, pero en realidad el drama que había detrás muchas veces no lo pudimos mostrar tal cual era, la gente que estaba falleciendo, que entraban ataúdes en los hospitales€ Ahora ya, viéndolo con perspectiva, crees que lo has hecho lo mejor posible, pero ¿hemos contado en realidad lo que había y estaba ocurriendo de la mejor manera? Porque luego ves que la gente sigue siendo irresponsable y algo no ha llegado bien. ¿Hemos hecho todos bien nuestro trabajo?", lanza la pregunta al aire por si hay opción de enmendarlo, ya que, al parecer, queda pandemia para rato.