Zaporeak se está coordinando con el resto de ONGs que trabajan en el campo de personas refugiadas de Moria, en la isla griega de Lesvos, después de que éste comenzara a arder la pasada noche, para intentar hacer un mapeo y localizar a las más de 12.000 personas que habitaban en este punto y se han dispersado con el incendio.

Zaporeak ha informado de que, según los datos de este pasado martes, había 35 personas positivas en covid-19 confirmadas y 125 en aislamiento extremo en Moria. "En la situación que albergaba Moria, era imposible sobrellevar esta situación en donde ni por asomo se podían llevar a cabo todas las medidas de seguridad e higiene para afrontar esta situación que se preveía", ha lamentado.

Además, ha explicado que el incendio ha provocado que "todos los residentes de Moria abandonen el espacio para salvar sus vidas" y la gran mayoría "se ha ido con lo puesto". "Han intentado trasladarse a la ciudad y a los pueblos de alrededor, pero tanto la policía como un grupo de fascistas les han cerrado el paso", ha denunciado la ONG.

En estos momentos, hay más de 12.000 personas dispersas alrededor de Moria. Zaporeak ha indicado que la "prioridad" en las próximas horas será coordinarse con el resto de ONGs para "hacer un mapeo de la situación, localizar dónde están la mayoría de las personas refugiadas y dar alimento y agua a los que podamos".

"Es seguro que hoy y en los próximos días, estas personas no van a tener comida", ha denunciado, para incidir en que están "pidiendo agua, hay niños perdidos, preguntando por sus padres y se está identificando a menores no acompañados".

Estalla un nuevo incendio

Un nuevo incendio ha estallado esta tarde en el campo de refugiados de Moria, en zonas donde no había ardido hasta ahora, menos de 24 horas después del fuego que asoló la mayor parte de este centro de migrantes.

Según informan los medios locales, las familias que se habían quedado allí porque sus carpas no se habían incendiado han salido corriendo para escapar de las llamas, muchas con bebés en brazos.

Un denso humo negro ha cubierto el cielo en toda la zona, donde se han reforzado las fuerzas policiales y los equipos de bomberos.

Aunque la gente está pudiendo aparentemente salir de la zona inmediata de peligro, no pueden dirigirse hasta la capital local, Mitilene, debido al cordón policial que bloquea todo acceso a la ciudad para evitar una propagación del coronavirus.

Las personas que han tenido que huir se han unido a los miles de migrantes que esperan ser trasladados a carpas o los barcos que servirán de alojamiento provisional.

Se espera que un unas horas lleguen a Lesbos los tres barcos -un ferri comercial y dos embarcaciones de la Armada- que albergarán provisionalmente a alrededor de un millar de las en torno a 3.500 personas que se han quedado sin techo.

El plan del Gobierno es que el resto se quede en los alrededores de Moria en carpas traídas de otras islas.

En el incendio de la pasada madrugada, que milagrosamente no dejó víctimas, quedó destruido el 80 por ciento del recinto interior del campo, pero muchas zonas del olivar que lo rodea, donde vivía la mayoría de los migrantes, han podido salvarse.

El campo llevaba una semana en cuarentena tras la aparición de un primer caso de covid-19 en un refugiado somalí y la detección posterior de 35 personas que habían entrado en contacto con él.

El incendio estalló precisamente después de que las autoridades comunicaran a estas personas que debían ser aisladas, una circunstancia que el Gobierno heleno considera una prueba de que fue intencionado.

Según informó esta tarde el ministro de Migración, Notis Mitarakis, hasta el momento las autoridades solo han dado con 8 de estas 35 personas. El resto están mezclados al parecer entre el resto de la población que huyó del campo.

Mitarakis señaló que se calcula que de las cerca de 13.000 personas que se encontraban en Moria se han quedado sin techo unas 3.500, las que estaban albergadas en el recinto cercado. El resto vivía esparcido en el olivar.