Otra víctima de la pandemia del coronavirus. El Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Bilbao retrasará su aprobación definitiva hasta dentro de un año como consecuencia de las suspensión de todos los procedimientos administrativos dictada por el Gobierno de Madrid durante el periodo que se prolongó el estado de alarma.

Una situación inédita que dejó en el aire el último plazo de exposición pública del documento aprobado inicialmente hasta que se pudo cerrar el pasado 8 de junio tras haberse abierto el 30 de enero. "Llegaremos a tiempo, aunque no nos sobrará", asegura Asier Abaunza, concejal de Obras y Planificación Urbana, al plantearse el nuevo escenario en la tramitación del importante documento que determinará hasta 2035 cómo se desarrollará urbanísticamente hablando la capital vizcaina.

El confinamiento cogió a la gestación del PGOU en sus últimos peldaños antes de su luz verde definitiva. En febrero del pasado año y tras casi una década de tramitación, el pleno municipal aprobó inicialmente el documento. Posteriormente, el Ayuntamiento abrió el periodo de información pública al que se presentaron 265 alegaciones, la mitad de las que se plantearon al actual PGOU en vigor y aprobado en 1995. De estas reclamaciones, Urbanismo estimó en su integridad 84 y parcialmente un total de 59 peticiones de ciudadanos.

Pero el equipo de gobierno de Aburto decidió abrir un segundo periodo de exposición pública sobre el informe que había integrado las alegaciones aceptadas, aunque jurídicamente no hubiera hecho falta. "Queremos ser más garantistas en un proceso que es el que más alta participación ciudadana ha tenido con respecto a otros procesos similares en ciudades del tamaño de Bilbao", indicó el edil jeltzale.

Por eso, el pasado 4 de febrero el Boletín Oficial de Bizkaia abrió el plazo de presentación de alegaciones que se iba a cerrar el 20 de marzo. Y en esto llegó el coronavirus Con todos los procesos administrativos en suspensión, el periodo de alegaciones se alargó finalmente hasta el pasado 8 de junio, plazo en el que se han presentado otras 128 alegaciones "algunas de ellas no estimadas anteriormente, que se repiten de nuevo", desvela Abaunza.

En estos momentos, los técnicos de Urbanismo están estudiando estas nuevas reclamaciones para determinar cuantas son dignas de incluirse ya en el documento definitivo.

Hasta antes de que el coronavirus paralizara cualquier actividad, el Ayuntamiento tenía como horizonte máximo para aprobar el PGOU el 8 de marzo de 2021, fecha en la que se cumple el plazo de dos años máximo que un Consistorio puede paralizar la concesión de licencias de construcción en la ciudad, una medida prevista en el proceso de la tramitación del documento urbanístico.

Pero esa fecha también se ha demorado. "La suspensión de los procedimientos administrativos también afecta al Ayuntamiento como institución, por lo que el proceso de suspensión de licencias se nos ha extendido tras el estado de alarma hasta el 23 de junio de 2021", concreta el responsable municipal. Es decir, menos de un año, un tiempo justo ya que todavía quedan tres hitos importantes por delante.

El primero es la aprobación provisional en pleno antes de terminar el año del nuevo documento surgido de la inclusión de las últimas alegaciones que se decida admitir. Después esta versión 3.0 ya definitiva tendrá que obtener un visto bueno ajeno, el de la Comisión de Ordenación del Territorio del País Vasco (COTPV) a la que han informado todas las instituciones y agencias públicas que podían verse afectadas por el nuevo planeamiento.

"Durante el primer periodo de información pública que realizamos ya recibimos 19 informes sectoriales de la Administración del Estado, del Gobierno vasco, de la Diputación de Bizkaia hasta del Ayuntamiento de Etxebarri", comenta Abaunza.

Por ello no cree que vaya a haber "grandes variaciones por parte de las administraciones que tienen que informar y decir que no hay intereses contrapuestos". Además, el Consistorio ya ha hablado con agencias como la del agua, URA, con Patrimonio de Lakua, con Cultura, de forma que "no habrá grandes problemas aunque puede haber algunos detalles menores de ajuste", apostilla el edil.

Con la aprobación de la COTPV ya solo quedará el último trámite, la aprobación definitiva en pleno del documento de forma que entrará en vigor poco después tras finalizar su vigencia su predecesor aprobado hace ya 25 años.

El Ayuntamiento empezó todo el proceso con un análisis previo de cómo estaba la ciudad y cómo la veían sus habitantes entonces participando 596 ciudadanos con 49.000 valoraciones y 4.000 comentarios.

Con todas las aportaciones recogidas, el área de Urbanismo redacto un embrión del Plan General, una documentación que luego se utilizó como base para los debates que iban a venir.

En el análisis de avance participaron 3.415 personas en 115 actividades que englobaban consejos sectoriales, de distrito, el programa Aurreragune y mesas de trabajo, entre otros foros.

Se aprobaron los criterios y objetivos del documento que supuso en febrero del pasado año la aprobación inicial del PGOU.

Sin necesidad. En plena pandemia del covid-19, desde el grupo municipal de Elkarrekin Podemos instaron a que el PGOU recogiera las nuevas necesidades que se estaban generando. Abaunza discrepa de su análisis "porque los mismos objetivos puestos a debate son cuestiones que hemos estado debatiendo mucho dentro del PGOU sobre cómo queremos que sea la ciudad". Para el concejal, solicitar ahora que "Bilbao sea más verde, más sostenible, más resiliente al cambio climático, que su centro tenga menos efecto de isla de calor, que se gane en proximidad a equipamientos públicos... Todo eso ya esta en las reflexiones del PGOU y el documento actual responde a ello en todo lo que puede".

"Queremos ser más garantistas en un proceso con una muy alta participación ciudadana"

Edil de Obras y Planificación Urbana