- Después de pasar por el hospital de Cruces, a este especialista en Medicina Interna, la hecatombe le ha pillado en Marbella, en el hospital Costa del Sol, donde "afortunadamente hemos podido evitar el colapso". Julián Olalla, experto en enfermedades infecciosas, coordinará el I Congreso Covid que 32 sociedades científicas celebrarán on line en septiembre para diseccionar la pandemia.

Usted afirma que este virus ha impactado como un meteorito.

—Lo hemos vivido como el impacto de un meteorito porque ha sido una cosa terrible, intensísima. No solo para los médicos, sino para toda la sociedad. ¿Cómo íbamos a pensar qué nos iba a pasar algo así?

Ha noqueado al sistema sanitario.

—Hablamos de una enfermedad que lleva solo cinco meses entre nosotros y parece que lleva toda una vida. En el congreso vamos a reflejar cómo ha respondido la sanidad. Porque cada uno ha hecho lo que se le pedía, nadie ha escurrido el bulto. Se va a aportar un caudal de conocimiento enorme porque hay mucha masa gris intentando combatir al SARS-Cov2.

Actualmente hay mucha preocupación porque la mayoría de los contagios son de jóvenes asintomáticos.

—Es que los jóvenes tienen una autopercepción del riesgo muy baja. Es cierto que entre ellos la mortalidad es mucho menor, gracias a Dios. Pero, ¡de ahí a pensar que no pasa nada! Un joven también puede estar grave. Y además, puede actuar como vector de la infección para una persona mayor, poniéndola en peligro. Y luego está la dimensión económica y de política sanitaria. Porque desde el momento en que se declara un brote, como ahora, se para toda una comarca.

¿El aislamiento siempre es eficaz?

—El aislamiento es una medida dura, quirúrgica, pero es de las pocas cosas eficaces cuando el virus se ha diseminado y hace estragos. Yo entiendo que frena la actividad económica, pero es casi lo único que podemos hacer para parar la transmisión a las bravas. ¡Ojalá tuviéramos una vacuna que nos quitara esta pesadilla de encima!

Nos hablaban del riesgo de brotes, pero no éramos conscientes de que podían adquirir esta magnitud.

—Es que cuando se dice que estamos con la curva de contagios como en marzo, es sí, pero no. Por una parte se están haciendo pruebas a personas asintomáticas, como en Ordizia o Tolosa, cosa que en marzo no se hacía. Muchísimos de los contagiados son asintomáticos y bastantes son oligosintomáticos, es decir presentan síntomas leves. El problema empieza cuando hay una transmisión comunitaria libre porque eso sobrecarga los hospitales y las UCI. Quitando lo que pasa en la comarca del Segrià, y quizá en Aragón, el aumento de contagios no se traduce en un incremento de hospitalizaciones.Entonces, ¿esto no es una segunda oleada de covid-19?

—Hay que tentarse la ropa cuando se habla de la evolución del virus. Los nuevos contagios pueden ser el anuncio de que dentro de quince días tengamos hospitalizaciones, pero a día de hoy no las hay. Hay que estar en guardia y creo que las autoridades sanitarias están reaccionando con medidas en tiempo y forma, y de manera precoz. Se ha visto en el foco de Basurto, donde se testó a todo el personal sanitario, o en el de Ordizia, con la realización de PCR masivas.

¿De verdad la solución es hacer miles y miles de PCR?

—¿Y qué se puede hacer? Puedes invocar a la responsabilidad individual, estoy pensando en las aglomeraciones tras la victoria del Baskonia. Creo que el conjunto de la población hace bien las cosas pero se puede mejorar. Y nuestros jóvenes, que han estado confinados tres meses, quieren estar juntos y divertirse. Si algunas personas no son responsables y no responden, es preferible invertir en hacer PCR masivas que en respiradores. No olvidemos que estamos combatiendo un virus respiratorio, cuya transmisión es muy difícil de evitar.

Se apunta a las reuniones familiares o de ocio como 'culpables'. ¿Es más peligroso un foco en estos encuentros o en un hospital como sucedió en Basurto o Txagorritxu?

—Lo peligroso es infectarse y que el virus se disemine. El problema es que en un hospital hay individuos frágiles que corren más peligro aunque estemos extremando todas las precauciones. En las reuniones familiares te relajas. Además tenemos una cultura del acercamiento. A mí mismo me cuesta no dar la mano a mis pacientes.

Y la mascarilla, sí o sí.

—La mascarilla es indispensable. Mientras no tengamos ni vacuna ni tratamiento eficaz, solo nos queda distancia social, mascarilla y gel.

¿Los hospitales están más preparados que en marzo o abril?

—Sin duda. El sistema sanitario se enfrentó a algo de proporciones desconocidas. Aprendimos a hacer circuitos de limpio y sucio en tiempo récord, a reorganizar las UCI, y aplicamos la telemedicina a marchas forzadas de forma exitosa. No esperamos un nuevo impacto tan severo como en marzo, pero la red sanitaria está más preparada porque sabe a lo que se enfrenta. Y si esto se desbocara, aunque no lo creo, la población sabe cuáles son las reglas de juego.

"Si algunas personas no son responsables y no responden, es preferible invertir en PCR masivas que en respiradores "

"Si esto vuelve a desbocarse, la sanidad y la sociedad están más preparadas porque conocen las reglas de juego"