- "Hay gente que no sale de casa, que ni se levanta de la cama. Personas que tenían su trabajo o estaban formándose y han tenido que paralizarlo. Otras que no tienen el coronavirus, pero están somatizando y les puede dar hasta fiebre". Johanna Maluenda, responsable del Área comunitaria y vida independiente de la Asociación Vizcaina de Familiares y Personas con Enfermedad Mental, Avifes, da cuenta de los daños colaterales que provoca la pandemia en los usuarios con trastornos obsesivos o ansiosos. "Las compulsiones que tenían se han acentuado y aparecen otras nuevas. Una persona con TOC puede tener angustia con la limpieza, pero ahora ese miedo no es generado por la limpieza, sino por el temor continuado a contagiarse, que les paraliza y les lleva al aislamiento social: Si no salgo, no me contagio y no contagio a mis familiares", explica, al tiempo que enumera algunas otras de las secuelas que sufren, tales como "trastornos del sueño, de la alimentación y muchísimas dificultades de concentración y de memoria". Todo ello envuelto, añade esta profesional, por "una sensación de desesperanza, de que esto no va a cambiar, de que les va a pasar algo grave a ellos o a sus familiares, de que van a fallecer".

Lo "complicado", dice Maluenda, es que "la pandemia no va a desaparecer". "Cuando una persona tiene fobias o un TOC, la expones poco a poco a lo que le genera miedo y lo retiras si no está preparada. En este caso, la exposición es continuada y en todos los ámbitos de su vida. Además, se angustian especialmente por la gente que no respeta las normas. Están sufriendo muchísimo", remarca.