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"Es una manera liviana y agradable de entrar en las dificultades que vienen después", revela este docente sobre los vídeos cómicos que son el "preámbulo" de otros que tienen "enjundia didáctica, con tareas y explicaciones para seguir las clases on line". Iñaki Zulueta grabó un primer vídeo, que tuvo un reporte "tan amable y agradecido" de los alumnos de 1º y 2º de la ESO a los que va dirigido, que se decidió en preparar más. "¡Qué divertido!, me decían. Y de vez en cuando hago más, que no se parezcan a los deberes tediosos y repetitivos, sino que sean más creativos", afirma el docente, que incluye gracietas incluso en los vídeos más didácticos. Con protagonistas como el puerro gramático, "que se asemeja a Boris Johnson", o el plátano que pierde la cabeza cada vez que se comete una falta ortográfica.

"El objetivo que me he marcado es común para todos los profesores: no perder en cuanto a contenidos, pero tampoco en cuanto a emotividad, cooperación, calor y clima", expone este trabajador del Colegio Trueba, una "isla" al tratarse de una cooperativa de trabajo asociado, es decir, una cooperativa de docentes. "Cuando nos juntamos los profesores y era ya inminente la orden de quedarse en casa, sabíamos que íbamos a poder dar contenido porque nuestro colegio está completamente digitalizado. Lo que es más complicado es no perder el lazo afectivo que nos une con la tropa", indica el profesor que está centrando sus esfuerzos en que así sea. "Si quedara algo por hacer eso es fácilmente recuperable. Lo fundamental es que la atmósfera del colegio pueda llegar a cada hogar", asevera sobre una decisión que ha quedado refrendada en los numerosos claustros que ha celebrado el profesorado por videoconferencia.

En esa línea, Iñaki Zulueta afirma que "puedes tener un medio digital pero dar las clases como hace cien años", por ello se desvelan por "tener un estilo docente propio". Con todo, tienen un horario establecido. Los alumnos saben que las clases comienzan a las 9.00 y terminan a las 13.30 horas, con un descanso de por medio. Durante ese tiempo tienen que estar conectados. "Como van quedando cosas en el tintero, por la tarde se les manda tareas", expone el profesor de Lengua, quien indica que en el caso de que sean evaluables, se les devuelven con notas y comentarios. "Se va almacenando y se les informa de cómo van", puntualiza. Paralelamente, se coordinan con los delegados de clase -que a su vez están en contacto con el resto de alumnos mediante un chat- por vía telefónica para que comuniquen cualquier inquietud que tengan. "Se les da más tiempo si tienen una sobrecarga y lo apañamos para que sea razonable", concreta el docente de 60 años.

El anuncio de las tareas para Semana Santa lo hizo mediante un vídeo en el que emulaba a un nazareno. "Chavales, tranquilos, que soy yo. He venido a Córdoba o a Sevilla, no lo tengo muy claro, porque en Getxo se habían acabado las mascarillas. ¿Para qué vas a importarlas de China? ¡Mira qué elegancia! Con esta velita...", parodia Zulueta en este documento audiovisual hasta que alguien lo interrumpe: "¡Aita, deja de hacer el tonto! ¡Que te toca poner la mesa!", le advierte su hija mientras le quita el capirote de cartulina de un manotazo. Porque en todos los vídeos ha contado con la inestimable colaboración de su hija, de 25 años, y de su mujer. "Como estamos todos en casa aburridos por las tardes nos hemos montado una especie de productora", bromea.

"En otro de los vídeos estoy pescando en mi terraza con una caña echada al aire y en un momento dado parece que un pez tira muchísimo, cuando sale se ve que pone: Trabajo de lengua", explica el profesor del Colegio Trueba, que también ha fingido haberse saltado el confinamiento para irse de acampada a los Pirineos. En medio de una tormenta descomunal, con rayos y truenos, abre la tienda de campaña para encontrarse con el aspirador que está pasando su hija. "No es una enseñanza desdeñable decir que hasta para hacer el ganso hay que hacerlo bien", considera Iñaki Zulueta, quien pone en valor la puesta en escena. "En el colegio fomentamos mucho la actuación, así como las exposiciones orales. Los jóvenes tienen que vencer esos nervios y curso tras curso van adquiriendo soltura", revela.

En cuanto a la repercusión de los vídeos, que han corrido como la pólvora entre el alumnado, Iñaki Zulueta se muestra aún más asombrado por la resonancia adquirida en los medios de comunicación. "Es paradójico, porque siempre he sido bastante objetor con las redes sociales, no tengo Facebook ni Twitter. Y de la noche a la mañana, sin comerlo ni beberlo, me he visto en todas partes", afirma el docente, quien expone que algunos compañeros de su hija le han escrito desde Polonia para decirle que habían visto los vídeos y a ver si se los podían mandar "porque uno está aprendiendo español y cree que podría entenderlos". ¿Y el feedback de los padres de los alumnos? "Algunos ya me han pedido que saque más, pero también tengo que preparar las clases ordinarias y lleva su tiempo", reconoce.

Afirma que los vídeos buscan conseguir uno de los objetivos marcados por el colegio, que es "no perder el lazo afectivo con la tropa"

Entre risas, explica que ha montado "una especie de productora" gracias a la colaboración de su hija y de su mujer, también confinadas