"En las semanas previas ya me resultaba evidente que iba a ser difícil celebrar la boda", expone Beñat Gutiérrez, locutor de radio, que sin decirle nada a su novia, "porque era una cuestión más sensible para ella", comenzó a buscar alternativas. "Al final las cosas se aceleraron un poco más de lo que pensábamos", relata el bilbaino, que el jueves antes de que se decretara el estado de alarma se puso en contacto con la familia de su futura esposa. "Fue cuando tomamos la decisión, prácticamente se vieron obligados a cancelar los billetes. Si íbamos a aplazarlo no tenía sentido que fuera a una fecha en la que no pudieran venir", dice sobre los cinco familiares que iban a volar hasta Bilbao.

La idea era casarse por el juzgado para posteriormente hacer una representación en el propio palacio. La semana en la que "se precipitó todo", precisamente, tenían previsto ir al restaurante a probar el menú. "Al principio nos dijeron que esperáramos antes de cancelarlo, pero finalmente, sin saber si íbamos a estar confinados, vimos que no tenía mucho sentido", expone el vizcaino. Entonces pusieron en marcha la maquinaria para posponer todos los servicios contratados: fotografía, decoración, peluquería... "No nos hemos planteado las pérdidas económicas que podamos tener. En algunos casos ni siquiera nos habían pedido una fianza", revela Gutiérrez, quien indica que pretenden replicar la misma celebración, pero en 2021.

"No estamos empecinados con ninguna fecha en concreto, pero nos gustaría que fuera más o menos en la misma época", añade el bilbaino que a principios de mes contactará con el restaurante para fijar una fecha. La pareja informa de todos estos avances al centenar de invitados que habían convocado a través de una página web. "Queríamos anunciarlo de una forma graciosa, pero al final optamos por un mensaje más serio. Todo el mundo lo ha entendido", expone. De hecho, se concentran en pensar en lo positivo: al retrasar la boda un año es posible que puedan contar con la presencia de la hermana de la novia, que acaba de tener gemelos, y no podía viajar desde Canadá.

Era en el país norteamericano donde tenían previsto pasar la luna de miel. "Nuestra idea era casarnos en abril y en verano ir un mes ahí para poder hacer una celebración con el resto de la familia que no pudiera venir", relata Beñat Gutiérrez en relación al viaje que también aplazarán. "Si por mi fuese cuando nos suelten me iba a Canadá y no volvía, pero Phoebe no lo tiene tan claro. Le gusta mucho la vida de aquí", cuenta sobre su novia, que recaló en Euskadi hace cuatro años para hacer un máster de Sociología Jurídica en Oñati.

¿Y cómo se conocieron? En la página web creada para informar sobre su boda relatan los hitos de una historia de amor que comenzó gracias al "algoritmo de Tinder". Después de hacer match, llegó la primera cita: "Un poco de castellano, algo más de inglés y una cita de cinco horas con hamburguesa, visita a una catedral y un choca esos cinco". Desde entonces todo fue rodado. Y la ciudad del amor para esta pareja fue Bruselas, donde Phoebe se declaró. "Para la boda habíamos hecho un pedido del licor belga Roomer, con el que teníamos pensado brindar", explica Beñat. Ahora siguen planteándose brindar el día 25 de abril, en el balcón si siguen confinados o en un picnic si el estado de alarma ha finalizado.

En cuanto al confinamiento expone que han tenido "relativa fortuna". Tanto Phoebe, que es profesora de inglés, como Beñat, locutor de Radio Popular, trabajan desde casa. "Lo único malo es que pertenecemos al estigmatizado grupo de paseadores de perros y hemos tenido algún problema con algún agente del orden", apunta. Mientras tanto seguirán llevándolo con calma. "Se nos hará más duro cuando llegue junio, la vida vuelva a la normalidad y nos demos cuenta de que no nos hemos casado". Lo que está claro es que lo que Tinder unió no lo separará el coronavirus. 2021 será su año.

La pareja informó a los invitados de que posponía un año su enlace a través de una página web creada para que todos estén en contacto