Mucho antes de gritar eureka al dar con el hallazgo que se busca con tanto afán, y que quizás conlleve el reconocimiento internacional, todo científico ha pasado por la indecisión de la adolescencia en la que si se sospecha la vocación, aún no está confirmada. Los casi 300 estudiantes de secundaria, que ayer tomaron el auditorio del Guggenheim, conscientes de estar en esa fase tan vital de la vida, preguntaron con ahínco a Albert Fert, María Martinón Torres y Christophe Rossel, tres investigadores multipremiados, sobre sus inicios. El encuentro Passion For Knowledge, organizado por Donostia International Physics Center (DIPC), tuvo lugar en un ambiente distendido con el objetivo de despertar el interés por la ciencia y la investigación. “Es necesario explicar y hablar de lo que hacemos. Antes de que escojan tienen que conocer las opciones. El conocimiento da la libertad”, sostuvo Martinón-Torres.

Los jóvenes tuvieron oportunidad de interactuar con los investigadores a través de una batería de preguntas biográficas, científicas y generales que habían preparado previamente. “¿Algunas vez has pensado que ibas a tener éxito y el resultado fue un fracaso?”, preguntó uno de los estudiantes de La Salle de Zumarraga. “Descubrí el placer de la investigación durante el doctorado, antes tenía dudas. Creía que la física eran una serie de reglas y no estaba seguro de que pudiera contribuir a ese paisaje. Después descubrí el campo nano, con valles y montañas. Fracasos siempre hay cuando se explora, pero tienen que servir para motivar”, argumentó Fert, premio Nobel de Física en 2007 por el descubrimiento de la magnetorresistencia gigante. “Confundirse y errar es humano, tenemos que perder el miedo a equivocarnos. El cerebro y el corazón son la vocación. No os comparéis con el resto”, afirmó por su parte Martinón-Torres, paleoantropóloga directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana.

“¿Cómo es la vida en un laboratorio? ¿Es parecida a lo que se ve en las películas?”, inquirió otro estudiante de Nuestra Señora del Carmen, de Bilbao. “Quizás no es el laboratorio que imagináis con bata blanca”, expuso Rossel, físico experimental de IBM, quien relató que muchas veces ha permanecido hasta bien entrada la noche trabajando. “A veces tenemos fracasos y otras éxitos, pero cuando son éxitos vuelves realmente emocionado a casa”, reveló. Martinón-Torres indicó que, en su caso, hay un “laboratorio de bata y otro de bota”, en referencia al trabajo de campo. “El científico ha hecho de la curiosidad su trabajo. Hay mucho de lo que se ve en las películas y mucho de lo que no se ve en el backstage. La ciencia no solo son fórmulas, es la vivencia de dedicar tu vida a la ciencia”, desveló.

Durante el encuentro en el que estuvo presente el viceconsejero Adolfo Morais y fue moderado por Pedro Miguel Etxenike, catedrático de la UPV/EHU y presidente del DIPC, no hubo tiempo para que los estudiantes formularan todas sus preguntas, pero en el descanso para el café pudieron sacarse fotos con los científicos que posaron como si fueran estrellas de cine. Las sonrisas de los jóvenes delataron el respeto y la admiración que profesan a aquellos que han llegado a lo más alto en las ciencias cuyo camino puede que siga alguno de ellos. “Albert Fert es el que más nos ha gustado. Sus explicaciones son profundas y se entienden muy fácil”, indicó Aitana, estudiante de cuatro de la ESO, acompañada por su compañeros del Instituto de Balmaseda.

La mejor pregunta El premio Telefónica a la mejor pregunta fue para Jone Alustiza, de La Salle de Zumarraga, que ganó un Ipad. “Según algunas teorías la especie humana va camino de detener su proceso evolutivo debido a que estamos pasando de adaptarnos al mundo a adaptar el mundo a nosotros. ¿Estás de acuerdo con ello? En ese caso, ¿qué consecuencias puede tener?”, fue la perspicaz cuestión que planteó a la paleoantropóloga. Pero había otras preguntas interesantes entre los 99 interrogantes, como la que inquiría sobre la posibilidad de que las investigaciones promovidas por empresas privadas prevalezcan sobre las investigaciones de carácter público o la eventualidad de que el descubrimiento de la magnetorresistencia gigante pudiera aplicarse a la nanomedicina.