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La comisión sobre pederastia incluye a Silverio Nieto

Fue la persona que investigó el ‘caso Gaztelueta’ por orden del Papa y que “engañó” a la familia del joven

La comisión sobre pederastia incluye a Silverio Nieto

Bilbao - La comisión creada para casos de abusos sexuales en la Iglesia está presidida, paradójicamente, por el obispo de Astorga (León), Juan Antonio Menéndez Fernández, que encubrió al sacerdote pederasta de La Bañeza e, incluso, permitió que la parroquia le rindiese un homenaje de despedida cuando fue sancionado. Pero no solo eso, en ella también se encuentra Silverio Nieto, el responsable de la no investigación canónica del caso Gaztelueta que ordenó el Papa Francisco.

“Le llaman el fontanero del Vaticano”, asegura Juan Cuatrecasas, el padre del joven que acusa a su preceptor, un numerario del Opus Dei, de supuestos delitos sexuales cometidos en su despacho del colegio Gaztelueta de Leioa -la pasada semana finalizó el juicio-. Y es que este hombre, ultraconservador, es poderoso y tiene hilo directo con la Santa Sede. También es, por emplear un símil con los tiempos actuales, una especie de Villarejo de la Conferencia Episcopal Española. Es decir, guarda muchos secretos, de todo tipo... También conoce los del exministro del Interior en la etapa de Mariano Rajoy Jorge Fernández Díaz pues él era su confesor, tal y como desveló El Confidencial en un extenso e interesante artículo sobre esta persona. Las sensaciones que dejó en la familia Cuatrecasas no fueron, desde luego, positivas. “Nos engañó”, recuerda el padre. Este sacerdote extremeño fue el encargado de investigar su caso, toda vez que el Papa mandó abrir un juicio canónico. O sea, fue el delegado de Francisco, a través de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Por ello, Silverio Nieto se presentó en casa de la familia de la presunta víctima de abusos. Eso sí, a los padres no les explicó eso. “Me llamó Rafael Felipe, el escolta de Silverio Nieto, con muchísima urgencia para decir que se reunía con nosotros, que quería transmitirnos todo el afecto del Papa. Le pregunté si era necesario que estuviera presente mi abogada y me contestó que no, que era un acto totalmente informal”, rememora Juan Cuatrecasas. Ese encuentro sin consecuencias aparentemente arrancó “de una manera afable; empezó a contarnos su vida”, pero el tono fue cambiando después. “Estuvo hablando durante tres horas con mi hijo y conmigo; a mi mujer, que estaba delante, no se dirigió en ningún momento”, indica el padre del exalumno de Gaztelueta. Respecto a los supuestos abusos, lo que hizo Silverio Nieto fue preguntar al joven “si en el despacho había cortinas, persianas o qué, si la puerta era no sé cómo o de qué color... Los detalles absurdos”, lamenta Juan Cuatrecasas. Además, tuvo para su hijo unas palabras, cuanto menos, curiosas. “Le comentó que en la vida, a veces, hay que ser un poco malote y también, como mi hijo le dijo que estaba pensando ser periodista, le animó a que aprendiera árabe y que se fuera de reportero de guerra a Irak o Siria”, desvela el padre.

La despedida de Silverio Nieto de la familia Cuatrecasas casi ni existió. “Se fue como alma que lleva el diablo”, ilustra el portavoz. Y lo siguiente que supieron que guardaba alguna relación con él fue que la investigación canónica quedaba cerrada porque “los delitos no han sido probados”. Al enterarse de esto -mediante una carta que llega al director del colegio Gaztelueta, Imanol Goyarrola y su consiguiente salto a la prensa-, la familia empezó a atar cabos sin dar crédito... Todo esto ocurría en 2015. “Este hombre tiene un perfil de liante... profesional o no, no lo sé”, resume Juan Cuatrecasas.

El artículo de El Confidencial sobre él recoge su trepidante vida. “Es sacerdote desde 1999, cuando se ordenó a los 51 años. Una vocación tardía que le sobrevino tras el fallecimiento de su madre. Antes de ponerse los hábitos fue marino mercante, radiotelegrafista, policía, juez por oposición y magistrado, profesor de Derecho Canónico, asesor jurídico y fontanero del espionaje vaticano”, detalla el reportaje. Por otro lado, siendo ya cura y con Fernández Díaz como ministro “intervino en la designación de la cúpula de la Policía, promocionando a comisarios vinculados al Opus Dei”, agrega El Confidencial.