"Yo era la mejor curandera de España y es muy triste terminar así después de 40 años”
‘La Curandera de Zegama’ no podrá vender más su pomada de 20 euros contra la dermatitis
Donostia - María Soledad Apaolaza, Solita, cumplirá 89 años en septiembre tras toda una vida dedicada a “ayudar a las personas” con problemas de piel como la dermatitis atópica o la psoriasis. Son muchas las referencias y recomendaciones que realizan sus pacientes en foros de medicina alternativa, donde sus remedios son calificados casi como milagrosos. La Curandera de Zegama, así se la conoce, fue sancionada con una multa de 27.000 euros por el Departamento de Salud del Gobierno vasco por “preparar remedios secretos”, una infracción tipificada como “muy grave” en el artículo 111, epígrafe 2, apartado C, punto 4º del Real Decreto Legislativo 1/2015, de 24 de julio, por el que se aprobó el texto refundido de la Ley de garantías y uso racional de los medicamentos y productos sanitarios. Ahí es nada.
Se trata de pomadas y cremas (también hace cataplasmas) elaboradas con hierbas que ella misma recolecta en los montes próximos a Zegama, siguiendo una receta familiar de “casi 300 años de tradición”. Una fórmula secreta que aprendió de su padre y que ya no podrá elaborar ni comercializar nunca más, según la resolución del viceconsejero de Salud, fechada el 27 de marzo. Solita estaba triste ayer y no parecía con fuerzas para recurrir a la justicia ordinaria, aunque defiende su trabajo, que no “ha hecho daño a nadie”.
En todo caso, según informó ayer el Gobierno vasco, fueron “las denuncias tanto de algunos particulares, como de la Inspección Farmacéutica de Nafarroa y de la Agencia Española del Medicamento” las que derivaron en inspecciones realizadas por la Dirección de Farmacia del Departamento vasco de Salud. Y dichas actuaciones han dado pie al expediente sancionador que saca del mercado a las cremas de la marca Solita curandera de Zegama.
La delegación de Gipuzkoa del Departamento de Salud explicó ayer en un comunicado que la sanción se produce tras “recibir denuncias en relación al uso de productos que podrían suponer un grave riesgo para la salud de las personas”, algo que la afectada niega tajantemente. Dicho sea que la resolución publicada ayer en el Boletín Oficial del País Vasco, la acusa únicamente de “preparar remedios secretos”, no de causar daño o lesiones a sus pacientes.
Solita reconoció a este periódico que ahora tendrá que desprenderse de las cremas que le sobran, y que además los achaques le impiden salir al monte a recolectar las hierbas secretas para su ungüento. Baja la persiana, aunque no pensaba jubilarse mientras viviese. “No hay derecho. Yo era la mejor curandera de España y es muy triste terminar así después de más de cuarenta años curando a la gente”, dijo.