Bilbao - Mugarik Gabe y Feminicidio.net acaban de presentar los resultados del informe ‘Feminicidio en Euskadi y Navarra 2010-2015’ ¿Cuál es la principal conclusión?

-La principal es que permite ver todas las violencias machistas que acaban en el asesinato de una mujer. Solemos relacionar la violencia machista con un tipo de violencia, la violencia en la pareja, ya que es la que regula la Ley Integral contra la Violencia de Género. El problema de analizar parcialmente esa violencia es que te encuentras con más resistencias para reconocerla, pero cuando ves la fotografía completa te encuentras con un trabajo como el que hemos realizado en el que aparecen niñas asesinadas, ancianas asesinadas, mujeres anónimas, prostitutas, porque en las sociedades patriarcales los hombres asesinan desde distintos roles de género, no solamente como maridos, esposos o novios, sino como padres, hijos, como vecinos...

Entonces las cifras oficiales ocultan una parte de la realidad. ¿Hasta dónde llega ese decalaje?

-Las cifras oficiales contabilizan catorce de las 33 mujeres asesinadas, lo que quiere decir que más del 50% de los feminicidios no están reconocidos.

El Congreso aprobó en noviembre ampliar la definición de violencia de género a las agresiones efectuadas a la mujer fuera de la pareja y a las menores de edad. ¿Se han cubierto todas las lagunas?

-No, lo que está demandando el movimiento feminista y la sociedad civil organizada es el reconocimiento de todas las violencias machistas. Eso implica cubrir todos los tipos de violencia, estamos hablando de la violencia sexual, económica, obstétrica, psicológica, física, etc. Además debería tratar otras violencias como la trata, el acoso sexual en el trabajo, las relaciones dentro del ámbito familiar de hijos a madres... Solo en Euskadi en el periodo 2010-2015 hubo seis feminicidios familiares, de los que cinco fueron cometidos por los hijos y esa violencia no está visibilizada ni abordada por las políticas públicas.

Uno de los aspectos más sorprendentes del estudio es que la justicia no sanciona la violencia habitual en las sentencias. ¿Esto es así?

-Así es. Solo en uno de los catorce feminicidios íntimos que estaban dentro de la Ley Integral fue reconocido el maltrato habitual, en los demás casos sus señorías no juzgaron el maltrato habitual que era evidente y demostrable por lo que había sucedido antes del asesinato. De hecho el término feminicidio hace referencia a un continuum de violencia en el que el último eslabón es el asesinato. Y el hecho de que no se juzgue la violencia habitual nos lleva a la conclusión de que una parte de ese caso queda impune.

Pues si esa es la realidad, cualquiera da el paso de denunciar...

-Uno de los principales problemas que tiene la Ley integral no está en el espíritu ni en la redacción de la ley, ni en el encomiable trabajo que se realiza desde los servicios sociales o desde atención a las denunciantes en la Sanidad, sino en la justicia. ¿Qué se puede decir de partidos judiciales como Madrid o Barcelona en los que se deniegan más del 50% de las órdenes de protección? Con las denuncias suceden lo mismo, hay partidos judiciales en los que se archivan muchas denuncias a las que no se hace un seguimiento por parte de la justicia.

Dedican el grueso del informe a poner nombre y apellidos, a poner rostro, antecedentes vitales, a cada una de las 33 asesinadas. ¿Por qué?

-Para nosotras es clave la construcción de la memoria histórica de las víctimas asesinadas por violencia machista. Si las comparas con las víctimas de otras violencias, son víctimas devaluadas. Para empezar el Estado no repara esos asesinatos, la Ley integral no incluye la reparación para este tipo de víctimas. Por otro lado, los medios de comunicación las trata a veces no solo revictimizándolas sino como meros hechos policiales. Y lo que es peor, desconocemos los nombres y apellidos completos de algunas de las 33 asesinadas, si fuesen víctimas del yihadismo seguramente tendrían otro tratamiento. La víctima de violencia de género es una víctima anónima, inerte, deshumanizada... Uno de los objetivos de este informe es precisamente humanizar a las víctimas y promover nuestra empatía a través de un duelo público, porque sin duelo colectivo no hay memoria social y sin memoria social no hay posibilidad de plantearnos que no se vuelvan a repetir los hechos.

¿Han pensado compartir el informe con instituciones como Emakunde o el Gobierno vasco para al menos unificar criterios y poner una base común sobre la que trabajar?

-Bueno, la base de datos de Feminicidio.net funciona desde 2010 gracias a nuestro trabajo voluntario porque ninguna institución del Estado español nos apoya para sostenerla. No sé si esto te responde a la pregunta.

Quizá sea un prejuicio colonialista, pero usualmente asociamos feminicidio con el genocidio de mujeres en lugares como Ciudad Juárez o Guatemala ¿Se puede hablar de feminicidio en Euskal Herria?

-Por supuesto, porque el feminicidio es el asesinato de mujeres por el hecho de ser mujeres. Más del 90% de los crímenes que se cometen en el mundo son cometidos por hombres, matan a las mujeres y a otros hombres, pero el trasfondo de estudios como este es que hay que trabajar en la prevención de la violencia masculina, y dentro de ella la machista, porque causa un enorme daño social.

¿Qué destacaría de la radiografía del feminicidio en Euskal Herria?

-La prevalencia del feminicidio en Araba está dos puntos por encima de la media del Estado. Destacaría que es necesario revisar estos datos pormenorizadamente para realizar otros estudios que permitan hacer un diagnóstico más profundo de la justicia y de la atención a las denunciantes porque estudios de este tipo tienen que servir para salvar vidas, para que se den cambios en la Administración y en la justicia, y tienen que servir para que nos propongamos como meta rebajar esas tasas de prevalencia.