BARCELONA. Así lo constatan dos estudios del grupo de investigación liderado por Cristian Ochoa, psicooncólogo del ICO e investigador en el Institut d'Investigació Biomèdica de Bellvitge (Idibell), realizados conjuntamente con la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), que han analizado 134 estudios internacionales.
La Unidad de Psicooncología del ICO hace una década que basa su asistencia a supervivientes de cáncer de mama mayoritariamente en este modelo, que "hace que el paciente, más que controlar sus emociones, busque profundizar en ellas para facilitar cambios vitales positivos".
Este tipo de terapia busca que la persona con cáncer reduzca y asimile el malestar emocional que sufre focalizándose en lo que funciona especialmente bien en su vida, "lo que funciona positivamente".
Han destacado que antes los tratamientos enseñaban técnicas para controlar el malestar emocional y el estrés, por lo que se pensaba que el problema eran las reacciones emocionales exageradas a la enfermedad.
El nuevo método no se centra en el control para no sufrir sino en "ampliar la conciencia vital" de cómo se quiere afrontar la vida que se ha visto amenazada y tener curiosidad por encontrar la mejor versión de uno mismo en un momento tan crítico, lo que reduce significativamente el malestar.