Madrid - Teresa Romero, la auxiliar de enfermería que superó el virus del ébola, declaró ayer a la jueza María Teresa Abab que no recibió formación específica en el Hospital Carlos III para evitar contagios durante su asistencia a los dos misioneros repatriados de África, algo a lo que se ofreció de forma voluntaria. La magistrada indaga acerca de si se incumplieron los protocolos establecidos en los casos de posibles contagios.

La denuncia que dio origen al procedimiento fue presentada por 15 médicos del Servicio de Medicina Intensiva del Hospital La Paz-Carlos III de Madrid. Tras abrirse diligencias de investigación en octubre de 2014, se sumaron al procedimiento otras denuncia de CSIF y del Sindicato de Auxiliares de Enfermería.

Tras declarar durante casi dos horas y visiblemente afectada por recordar lo vivido, Romero comentó que las preguntas de la magistrada se centraban en si se había recibido algún tipo de formación para atender a los dos misioneros repatriados de África. “Cuesta creerlo, pero las cosas fueron así. Hubo escasa formación. La formación consistía en el día a día. Hubo algunas charlas. Pero no hubo formación específica”, recalcó. Romero detalló que la noche que estaba previsto que viniera el sacerdote Miguel Pajares, de 75 años, repatriado el 7 de agosto desde Liberia, sí se les informó “cómo se ponía y quitaba el traje”. “Duró alrededor de una hora. Nada más. Mi turno era de 10.00 de la noche a 8.00 de la mañana”, señaló a la juez. “De todo mi contagio puedo sacar muchas conclusiones, pero no sé en qué momento me infecté. Me inclino a pensar que mi contagio se produjo cuando atendí al segundo afectado, Manuel García Viejo”.