AQUEL día su madre le lanzó un ultimátum: “O me dices qué te pasa o te voy a tener que echar de casa”. Surtió efecto porque a las tres de la madrugada recibió un WhatsAapp. Era de su hijo, ese que nunca consiguió acabar 2º de la ESO, ese que de un día para otro se derrumbó y tuvo que abandonar su trabajo, ese que le preguntaba para qué le había traído a este mundo y repetía cada noche que se quería morir. Se lo enviaba, a escasos tres metros, desde el cuarto en el que llevaba más de un año encerrado. “Mamá, ¿tú tienes secretos con papá?”, le escribió. Ella respondió que no y le urgió, con el estómago encogido por los nervios, a que confesara el suyo. “Te tengo que contar una cosa, pero no te enfades conmigo. El profesor de Gimnasia abusó de mí”. La madre corrió a abrazarlo. Pasaron la noche llorando.
SIGUE LEYENDO LA NOTICIA EN:Presst.net