Bilbao- González-Juanatey adelanta que en el congreso de Bilbao, que arranca el jueves, la Sociedad de Cardiología presentará los resultados de la mortalidad del infarto, de la insuficiencia cardíaca o de la cirugía del corazón con una comparación exhaustiva por comunidades.

Adelántenos algo de la salud cardiaca de los vascos.

-No, tendrán que esperar (sonríe). Está claro que el País Vasco es de lo mejor en calidad y presenta buenos indicadores. Es la que más dinero destina a sanidad pública y lógicamente eso se traduce en indicadores de calidad a la cabeza del país. Aunque evidentemente tiene importantes oportunidades de mejora.

Si el 90% de las enfermedades cardiovasculares son prevenibles, como usted dice, ¿qué estamos haciendo tan mal para que sean la primera causa de muerte?

-Estamos mejorando. En los últimos treinta años en España hemos aumentado nuestra expectativa de vida en algo más de seis años. Más de cuatro de ellos se debe a avances en enfermedades cardiovasculares, que son los que han tirado de la supervivencia y de la calidad de vida. Y de esos más de cuatro, la mitad de esa ganancia obedece a la prevención. Me gustaría destacar la Ley Antitabaco que solo desde 2006 ha contribuido a más de un 10% de aumento de esperanza de vida.

¿Dónde tenemos ahora el problema?

-Donde se puede trabajar más en la prevención es en la obesidad y en evitar una dieta con demasiadas calorías y grasas saturadas. Esto se está concentrando en los niveles socioeconómicos más bajos. La gente de mayor nivel educativo y con más ingresos está cuidando más su estilo de vida y por eso las enfermedades cardiovasculares se concentran en esos estratos inferiores. De ahí la importancia de la educación a los niños porque con buenas enseñanzas se construyen otros hábitos y porque los niños tienen gran influencia sobre el medio familiar.

¿Y los otros dos años de supervivencia ganados de dónde salen?

-Esos otros dos años se deben a que el sistema de salud cuando estamos enfermos del corazón nos trata mejor ya que ha incorporado más innovación y ha mejorado las medidas diagnósticas y terapéuticas. Eso debe seguir porque las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la primera causa de muerte. Y también debemos seguir mejorando en prevención y ampliando la atención a los pacientes que presentan patología cardiaca.

La instalación masiva de desfibriladores en lugares públicos es una buena noticia ¿no?

-Hay que avanzar todavía más y formar a la gente para que aprendan reanimación cardiopulmonar básica. En España cada año se mueren de forma súbita cerca de 40.000 personas y estamos reanimando escasamente al 6%. Así que tenemos un gran margen de mejora. Se muere mucha gente que, con una reanimación adecuada, podría seguir viviendo con una buena calidad de vida.

¿Qué se puede hacer?

-Es básica la atención a la parada cardiaca extrahospitalaria. No solo debe estar formada la policía o la gente de los servicios sociales, toda la población debe saber manejar un desfibrilador. No hacemos nada colocando desfibriladores si luego no se saben manejar. De hecho estamos muy lejos de zonas como Escandinavia. Aquí estamos reanimando a unas 2.000 personas y si reanimáramos al 10%, salvaríamos a 4.000 personas al año.

¿Cuál es el mayor reto en el cuidado del corazón?

-Seguir mejorando la prevención. Si no fumas, si haces ejercicio regularmente, si cuidas tu dieta, si consumes aceite de oliva virgen extra, frutos secos, pescado... si intentas no estar obeso y controlar la tensión y regular el colesterol, la presencia de un infarto o de un accidente cardiovascular prematuro se reduce muchísimo. Hoy por hoy, las enfermedades cardiovasculares tienen el mejor margen de prevención junto a muchas de las enfermedades infecciosas.

La crisis no ha ayudado mucho.

-Durante la crisis, ha habido una reducción de los presupuestos destinados a la medicina pública y por ello es necesario, con esa limitación presupuestaria, que una sociedad como la nuestra, con más de 6.000 miembros, ponga en marcha proyectos para preservar la calidad del sistema público de salud. Estamos muy empeñados en medir los recursos de la cardiología en las comunidades y en los hospitales e identificar cuáles son las áreas de mejora.

Usted ha señalado que durante los años de crisis hubo un repunte de la mortalidad por enfermedad cardiovascular.

-Sí, en el año 2012 sí que había ese repunte aunque parece que ya se ha logrado frenar. Por eso hemos puesto en marcha proyectos para mejorar la atención en la red pública en las enfermedades del corazón. Lo que sí hay que decir es que en los últimos años hemos visto una reducción de la mortalidad por infarto, por insuficiencia cardiaca y una reducción del tiempo de ingreso hospitalario por estas dos grandes patologías cardiacas.