Gasteiz - El Ararteko, Iñigo Lamarca, alertó ayer de la elevada prevalencia de los trastornos mentales entre la población presa en los centros penitenciarios de Euskadi y reclamó más y mejores recursos para atender a un colectivo que puede estar formado por cerca de 600 personas, la mitad de la población reclusa. "Las cosas se pueden hacer bastante mejor", aseguró. Por ello, afirmó que sería "deseable que el Gobierno vasco asumiera las competencias penitenciarias para poder elaborar una política propia que, entre otras cosas, atienda mejor a los presos enfermos".

Lamarca presentó ayer en rueda de prensa un estudio sobre la atención sociosanitaria de la salud mental de los reclusos que cumplen condena o están en situación preventiva en las prisiones de Euskadi y demandó la transferencia de la competencia en prisiones para elaborar un plan "integral" de atención penitenciaria a estas personas. Según datos de finales del año pasado, de los 1.430 presos que hay en las tres prisiones de la Comunidad Autónoma, (735 personas en Zaballa, 365 en Basauri y 330 en Martutene), se podría concluir que en torno a 600 tienen algún trastorno mental, de los cuales más de cien se encontrarían afectados por trastornos graves.

Los estudios sobre la población penitenciaria constatan un importante deterioro de su salud mental, el aumento de personas que ingresan en prisión con trastornos mentales y las deficiencias en la atención a su enfermedad durante el tiempo que permanecen privadas de libertad. La mayoría están asociados al consumo de drogas, dos problemas de salud muy presentes son también la ansiedad y los problemas afectivos, y hay un grupo significativo que sufre trastornos psicóticos.

"Hay que tener especial atención a las mujeres presas, ya que presentan perfiles específicos, una mayor prevalencia de trastornos mentales agudos y muchas son madres. El nivel de marginalidad y exclusión social es más alto en mujeres que en hombres", señaló Lamarca.

Además de la importancia de un diagnóstico adecuado antes del ingreso en prisión, el Ararteko propone la elaboración y puesta en marcha de un plan de sanidad penitenciaria por parte de Osakidetza que permita atender de manera homogénea a los presos en las distintas cárceles, ya que actualmente existen diferencias y no hay protocolos de coordinación y derivación a los recursos de la red comunitaria.

pisos tutelados También se plantea la necesidad de tener disponibles pisos tutelados que posibiliten la excarcelación de los presos con trastornos mentales para "abordar su situación en un contexto más saludable y establecer itinerarios de inclusión más adecuados".

El informe del Ararteko plantea la necesidad de "extremar medidas" para detectar la enfermedad mental antes de la imposición de la pena, ya que las entrevistas a presos constatan que no es una excepción el caso de una persona que tenía una patología mental antes de entrar en prisión pero se le diagnosticó cuando ya estaba cumpliendo condena.

El estudio concluye que son necesarios recursos intermedios que presten atención a las personas con padecimientos menos graves, atención especializada dentro del propio centro penitenciario y servicios externos de atención sociosanitaria. Las competencias en prisiones no han sido transferidas aún, pero sí las funciones en materia de sanidad penitenciaria.

El Ararteko señaló que el estudio demuestra "indudables avances" desde la transferencia de la sanidad penitenciaria, pero evidencia también que "hay que superar inercias como consecuencia de la prioridad que en la práctica de nuestras prisiones reciben las exigencias de régimen y seguridad del establecimiento sobre las necesidades de tratamiento de presos".

Así, en determinados casos, la carencia de recursos específicos, el desconocimiento de los existentes y las reticencias a acoger a personas procedentes de prisión, genera situaciones de abandono, mendicidad, reincidencia y reingreso en prisión. Lamarca indicó que la persona se ve inmersa en ocasiones en una "rueda incongruente" del sistema penal y acumula delitos e ingresos en los establecimientos penitenciarios sin que se halle el modo de interrumpir esta espiral.

El Ararteko demandó la trasferencia de prisiones de acuerdo a la previsión del Estatuto para implantar "un modelo penitenciario propio que lleve a cabo una intervención adecuada y eficaz de los reclusos en relación con su salud mental para atender debidamente el derecho a la salud de los internos, así como de vincular el cumplimiento de la pena con el objetivo de la reinserción social". - V. P./Efe