Faringitis y otitis, las enfermedades del verano
La faringitis a consecuencia del aire acondicionado y la otitis del nadador son algunas de las enfermedades infecciosas que generan más consultas de atención primaria en la época estival
Donostia. El verano es una época especial, todo el mundo se relaja y también el sentido común", reflexiona Jesús Mª Polo, médico de familia en el centro de salud de Pasai Antxo. En la época estival se tiende a bajar la guardia, una actitud que aprovechan los virus y las bacterias para propagarse en forma de enfermedades infecciosas, generalmente leves, pero que con gestos simples se podían haber evitado.
Durante la canícula, las afecciones infecciosas más habituales que se tratan en las consultas de atención primaria son las dolencias que afectan a las vías respiratorias altas. "Las faringitis y las bronquitis agudas son las que más vemos en esta época", afirma el facultativo, quien explica que el origen de estas enfermedades suele hallarse en "el aire acondicionado y los cambios bruscos de temperatura".
De hecho, es común encontrarse con personas que se han quedado sin voz por los efectos del aire frío. "Si los conductos del sistema de aire acondicionado no están muy limpios, estos actúan como un ventilador que va echando todo lo que hay por ahí. Hay que evitar estar en contacto directo con los focos de aire acondicionado", advierte Polo, quien reconoce que este tipo de enfermedades "son difíciles de prevenir".
Inflamación de oído
Secar el conducto auditivo
En el segundo puesto del ranking de enfermedades infecciosas más habituales en esta época Polo sitúa la "otitis (inflamación del oído) del nadador", sobre todo entre quienes se bañan en "los ríos y en el mar", ya que las piscinas mantienen un control estricto sobre el agua.
"Suelen ser más frecuentes en los niños, porque bucean y están mucho tiempo debajo del agua", explica. Generalmente, la infección se produce porque el conducto auditivo "está húmedo, con restos de agua, lo que propicia el crecimiento de los gérmenes". Gestos tan cotidianos como inclinar la cabeza hacia el lado del oído donde se nota la presencia de agua para que se vacíe y "procurar secar el conducto con la punta de la toalla -no con bastoncillos-" son suficientes para evitar una molesta otitis. Aunque "lo ideal sería usar tapones", sentencia Polo.
Gastroenteritis
Higiene en la cocina
Pero en la lista de enfermedades estivales hay muchas más. Sin duda, el sufijo griego itis, que se utiliza para designar una inflamación, es el protagonista indiscutible de muchas de las infecciones que asociamos al verano. Por ejemplo, las gastroenteritis, aunque las hay de muchos tipos. "Las víricas, que se producen por beber agua en malas condiciones, por eso sería aconsejable beber agua de botella", cita el facultativo de Pasai Antxo, quien reconoce, no obstante, que "muchas veces es inviable".
"También son frecuentes las producidas por intoxicaciones alimentarias por alimentos en mal estado: alimentos perecederos que no se guardan en la nevera o en los que se rompe el ciclo del frío", detalla y apostilla: "Y, por supuesto, las diarreas del viajero por cambios alimenticios".
Mantener ciertas medidas de higiene pueden evitar todo este tipo de infecciones. En cierto modo, hay que ser cuidadoso a la hora de manipular los alimentos, sobre todo en esta época de calor. "A veces las infecciones se producen por manipular carnes crudas o pescado y luego usar ese mismo cuchillo para preparar verduras que están listas para consumir, como por ejemplo el tomate", cita Polo. Echar una "gotita de lejía" al agua cuando se limpian las verduras es suficiente para desinfectarlas con garantía. "Por lo tanto, hay que tener cuidado con al higiene de los utensilios de cocina cuando se manipulan alimentos", concluye.
Protegerse en el agua y del sol
Conjuntivitis, infección de orina y herpes
El agua, ya sea del mar o de la piscina, tiene parte de culpa de producir enfermedades como la conjuntivitis o la cistitis (infección urinaria). En el primer caso, según expone el médico de Pasai Antxo, "la mayoría suelen ser irritativas por el cloro de la piscina o el agua del mar, pero también se dan las conjuntivitis víricas, más frecuentes entre quienes usan las lentillas porque sus ojos están más sensibles". Por eso, al igual que para eludir una otitis el mejor modo de prevención es el uso de tapones, para impedir una conjuntivitis irritativa las gafas de bucear son las mejores aliadas de los bañistas.
En el segundo caso, el de la cistitis, quizá no sea una enfermedad propia del verano, "ya que en realidad son más habituales en invierno por las temperaturas frías", pero como indica Polo, "en verano cobran especial importancia". "La principal causa es la pérdida de líquidos por el sudor, lo que hace que se orine menos y la concentración de la orina favorece el crecimiento de gérmenes", explica.
Las mujeres son más propensas a padecer estas infecciones de orina, que en verano se ven incrementadas por "permanecer mucho tiempo con el bañador mojado". Para evitarlo, además de cambiarse el traje de baño por otro seco, "sobre todo si se han bañado en aguas frías", es importante "aumentar la ingesta de agua para que la orina esté menos concentrada".
Asimismo, como medida preventiva Polo cita la ingesta de yogures, porque "el yogur acidifica un poco la orina y a los gérmenes les cuesta más crecer". Además, durante la época estival, también se mantienen más relaciones sexuales, lo que predispone a aquellas personas propensas a sufrir una cistitis. "Por eso es importante orinar cuando se concluye una relación sexual para evitar que queden gérmenes", expone el médico.
Relacionado con esto, Polo advierte: "Otro tipo de infecciones propias del verano, no nos olvidemos aunque nadie les de importancia, son las enfermedades de transmisión sexual". En este campo, por supuesto, el uso del preservativo es clave como método de prevención. "En verano es una época de más relajo, aumenta la frecuencia de las relaciones y, por eso, solemos ver más vaginitis, vulvovaginitis, etcétera...", destaca.
El herpes labial completa la serie de dolencias infecciosas relacionadas con el verano. "Es un virus que está latente y revive con las exposiciones prolongadas al sol", aclara Polo. Así que "es difícil de evitar", pero con el uso de "una crema de fotoprotección" se puede conseguir que el "brote sea menos intenso y revierta antes".
Aunque la mayor parte de las dolencias mencionadas no son graves, "salvo alguna intoxicación alimentaria que se dé por salmonela", sí pueden ser muy molestas y arruinar una jornada veraniega. De ahí que Polo abogue "por tener un poco de sentido común, sobre todo los padres, que tengan un poco más de cuidado con los niños".
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