Renfe y Adif evitan dar explicaciones y apuntan al maquinista y los técnicos
Los presidentes de ambas entidades eludieron cualquier posible responsabilidad en el siniestro del Alvia en Santiago
Madrid. De nada sirvieron las cinco horas que tanto el presidente de Renfe como de Adif dedicaron ayer a describir el trágico accidente del tren Alvia el pasado día 24 en el que perdieron la vida 79 personas. Ni una explicación sobre lo ocurrido, ni una posible causa, ni siquiera un mea culpa. Nada, excepto sus reiterados argumentos para eludir responsabilidades y dejar en manos del juez que lleva las diligencias abiertas por este suceso la decisión final que, tal y como se apuntaba en un primer auto, habría estado causado por "la inapropiada e imprevisible conducción" del convoy.
Tanto Julio Gómez-Pomar (Renfe) como Gonzalo Ferre (Adif) defendieron, cada uno en su turno, que la vía y el tren del ferrocarril siniestrado a cuatro kilómetros de Santiago de Compostela habían pasado los obligados controles y pruebas de seguridad, a lo que añadieron que el trazado en curva donde se produjo el accidente no recibió alegación ni protesta alguna. El primero de ellos aseguró, además, que "no corresponde" a la operadora ferroviaria ni a Adif "determinar las causas" del siniestro. "Está fuera de nuestro papel", aseguró Gómez-Pomar, en respuesta a varios portavoces parlamentarios que durante la sesión de la comisión de Fomento apuntaron a que los máximos responsables de ambas empresas ferroviarias públicas no habían entrado a determinar ni tan siquiera las posibles causas del siniestro en sus intervenciones.
"No nos corresponde a nosotros determinar las causas, que además son objeto de una investigación judicial y de la comisión de accidentes, y estaría fuera de nuestro papel", insistió el presidente de Renfe. Así, Gómez-Pomar indicó que "siempre se ha hablado de que el accidente se produce en una curva en la que el tren circula a una elevadísima velocidad. No entro a determinar, para eso están los jueces y los investigadores, por qué se circula a esa velocidad. Trato de ser descriptivo y no valorativo", zanjó volviendo a situar en el punto de mira al maquinista del Alvia siniestrado, Francisco Garzón.
'Balones fuera' En la misma línea, el presidente de Adif, Gonzalo Ferre, se atrevió a declarar ante los allí presentes que "no es momento de valorar lo acertado" de la decisión por la que en 2010 se decidió cambiar el proyecto de la línea ferroviaria entre Ourense y Santiago para que en vez de construirla como un AVE y dotarla de ERTMS [un sistema de seguridad más avanzado], se ejecutara en ancho convencional y con el sistema ASFA en la entrada de la capital gallega. Y tras este espectacular despeje, describió el trazado de la curva de A Grandeira -donde se produjo el fatal descarrilamiento- como de "diseño fue pacífico" aduciendo que "no se presentaron alegaciones y tampoco durante su explotación se han recibido quejas".
En esta línea, y después de que el presidente de Renfe hubiera pasado la patata caliente de la responsabilidad al maquinista, su homólogo en Adif hizo lo propio con los equipos técnicos cuando dijo, sin complejos que "además, los sistemas de seguridad a instalar no los deciden ni el presidente de Adif ni el de Renfe, sino profesionales técnicos con un profundo conocimiento".
Esta profusión de exculpamientos mutuos fue contestada por el secretario general del Sindicato de Maquinistas (Semaf), Jesús García Fraile, quien consideró que Ferre "ha intentado eludir cualquier tipo de responsabilidad directa" y Gómez-Pomar "se ha limitado" a describir el recorrido. "Creo que ha intentado eludir cualquier responsabilidad directa en el momento en que él está siendo presidente", zanjó.
Y es que, desde que ocurriera el funesto accidente, se han sucedido las acusaciones políticas entre socialistas, con responsabilidades de gobierno cuando fue diseñado el trazado, y populares, que inauguraron el recorrido. Por eso mismo ambas formaciones intentaron también ayer cargar contra terceros y esquivar su posible incumbencia en el asunto. Rafael Simancas (PSOE) reprodujo una de las frases del presidente de Adif y dijo que "la seguridad ferroviaria no la deciden los políticos, ni los ministros, sino los técnicos"; y desde el PP Andrés Ayala subrayó que "ninguno de los políticos cogemos un lápiz y un papel para diseñar una locomotora".
García Fraile se mostró convencido de que se concluirá que el maquinista, Francisco Garzón, "ha tenido una responsabilidad directa", pero también que "es producto y fruto de haber dejado toda la responsabilidad sobre las espaldas del maquinista". "Eso hay que decirlo también. Espero que no se quede al final en que hubo una persona que fue culpable el día 24 de julio de 2013", expresó al tiempo que proclamó que "hay sistemas evolucionados, que permiten que no ocurra esto y es lo que hay que hacer, evitarlo y que nunca más vuelva a ocurrir". El representante sindical se refirió también a la intervención del diputado del PP Andrés Ayala, portavoz de la Comisión de Fomento, de quien dijo que "ha decidido que la responsabilidad entera es del trabajador, pero no hay nunca responsabilidades políticas".
Cuestión de tiempo Los hechos objetivos ligados a ese desdichado accidente son, tal y como desveló Ferre, que el tramo Ourense-Santiago estaba inicialmente planificado con ancho de vía europeo y señalización ERTMS, capaz de frenar el tren si excede la velocidad indicada en cada punto, pero que posteriormente se decidió realizarlo en ancho ibérico y ASFA, que solo detiene el convoy si sobrepasa los 200 kilómetros/hora. Esta modificación se produjo porque el ancho europeo obligaba a construir cambios de vía a la salida de las estaciones de Santiago de Compostela y Ourense, lo que en la práctica "supondría que apenas habría reducción de tiempos de viaje" con la alta velocidad, aseguró.
"El trazado de entrada a la estación de Santiago cumple con toda la normativa técnica en vigor", agregó, que no obliga a instalar balizas de velocidad cuando la limitación es permanente (como en este caso) y que la vía "había sido inspeccionada y auscultada el pasado 20 de abril". Así, desde la salida de Ourense hasta ocho kilómetros antes de la estación de Santiago de Compostela la vía dispone de ambos sistemas de seguridad (ERTMS y ASFA) y cada tren puede elegir uno u otro, pero a partir de ese punto solo funciona el segundo de ellos. El Alvia utilizó el ASFA durante todo el trayecto porque, según el presidente de Renfe, "se advirtieron una serie de problemas" -se detectaron incompatibilidades con el instalado entre Ourense y Santiago- algo que Adif autorizó porque "no presenta en ningún momento" problemas de seguridad.
En el turno de réplica de los portavoces de los grupos parlamentarios, la representante del BNG, Rosana Pérez, y la del Grupo Vasco, Isabel Sánchez, coincidieron en criticar el hecho de que los presidentes de Renfe y de Adif insistieran en que el tramo donde ocurrió el accidente no es de Alta Velocidad. "Hubo muchas prisas para inaugurar el tramo, para decir que Galicia ya tenía AVE... Las mismas prisas para después decir que esto no es un tramo AVE", indicó la diputada gallega. "No hay que competir por tener más kilómetros de AVE, sino un sistema ferroviario de calidad", añadió Sánchez.
En este sentido, desde UpyD Carlos Martínez Gorriarán solicitó que "asuma responsabilidades políticas quien presentó como una línea AVE lo que no es AVE". Por su parte, la diputada Carmen de las Heras (Izquierda Plural) consideró que "si finalmente se demuestra que el accidente no se debió a un fallo humano, las responsabilidades políticas se deben asumir con la misma serenidad que se imputó al maquinista. Y deben empezar por el presidente de Adif", añadió.
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