J.V. Hay personas que buscan pelea -sea física o no- permanentemente. Eso es un hecho constatable.

I.Q. Sí. Algunos de ellos son entrañables porque expresan de una manera un poco primaria verdades como puños. Esos son los verdaderos insatisfechos, los que sufren cuando se hacen mal las cosas y las quieren bien hechas. Luego están los falsos insatisfechos, que no saben ni dónde están, ni a dónde van y le tienen que echar la culpa a alguien para poder explicar su falta de habilidades para resolver problemas.

J.V. ¿Qué les atrae tanto del conflicto? ¿Por qué prefieren siempre las malas a las regulares?

I.Q. A los primeros, el conflicto no es que les atraiga; lo que les atrae es la discusión crítica. A los segundos les atrae la bronca porque es la mejor manera de desviar la atención de los asuntos importantes y desviarla hacia temas periféricos con la intención de ocultar sus carencias y sus trampas. Es conocida la habilidad de los dictadores de generar conflictos externos para desviar la atención de los problemas internos de sus países.

J.V. A veces da la sensación de que se mueven en un mundo hecho para ellos, donde se sale con la suya el que más grita o, como poco, el que gana por aburrimiento de los demás.

I.Q. A partir de ahora me refiero a los falsos insatisfechos. Estoy de acuerdo contigo, intentan ganar los combates por aburrimiento. Hay que saber que es preciso resistir, con paciencia, energía y argumentos. Estos personajes son los que utilizan lo que interpretan de las leyes para amedrentarte, para ir de farol y salirse con la suya. Sus argumentos no resisten ni un solo análisis y si les plantas cara, quedan en evidencia ante los demás.

J.V. Incluso, hasta gozan de un cierta buena prensa o simpatía popular. Mira lo que ocurre con tu colega de la ficción 'House'. Es un cabrito de marca, pero cae bastante bien en general...

I.Q. Bueno, House es un personaje de la tele, porque no se puede ejercer una profesión que está dirigida hacia las personas con maneras aprendidas en un establo (con perdón de los establos). A mí el personaje de House no me gusta porque es exagerado y porque se puede ser muy listo tratando mejor a la gente. No concibo muchas profesiones con esas maneras, pero menos la de un médico. De todas formas sin ser tan cabritos, como tú dices, los falsamente insatisfechos utilizan discursos populistas y estimulan el asambleísmo mal entendido cuando quieren tirar la piedra y esconder la mano. De buscar los beneficios ya se encargan en privado.

J.V. Estos tipos se manejan como la seda en campos embarrados. ¿No saben o no quieren jugar en un césped limpio, donde hace falta una cierta técnica?

I.Q. No, porque se les ve venir. Ellos se creen que van de incógnito, pero como dice un buen amigo mío, son como el tren; es decir, van por la vía sin salirse y tocando la bocina, con lo que se les ve a distancia. Habitualmente son muy mentirosos y suelen utilizar los reglamentos y las leyes para asearse cierta parte del cuerpo sin ningún pudor. Con esta metodología, el emisario, el incauto, el traslado del interés personal a agravio colectivo son las herramientas de trabajo y en un campo limpio lo que se pretende ocultar con ellas queda al descubierto.

J.V. Cuantos menos tratos con esta clase de gente, mejor. Pero, a veces, es inevitable vérselas con ellos. ¿Qué hacemos cuando tratan de llevarnos al terreno y a las formas que dominan?

I.Q. Hombre, depende. Cuando ves alguno que va embaucando a almas cándidas, a lo mejor tienes que darle un coscorrón porque como se crean que engañan a todo el mundo te obligan a emplearte con más energía en otro momento. Como siempre, retrasar la solución de los problemas lo que hace es agravarlos y complicar su solución.

J.V. ¿Tendríamos que aprender cuatro o cinco malas artes para hacerles frente?

I.Q. Hombre, las cosas se resuelven mejor con buenas artes porque son siempre las que terminan de dar autoridad de la buena. Había una frase célebre que decía Se consiguen muchas cosas con buenas palabras, pero se consiguen más con un revólver y buenas palabras, que se la atribuyeron a Al Capone, que no creo que sea el modelo a seguir. Es inevitable perder los papeles en ocasiones, pero con estos no resulta tan complicado porque ya les ves venir. Mientras ellos creen que aprenden, tú aprendes.

J.V. A veces ocurre que te buscan... y te encuentran. Casi todos tenemos un punto de ebullición. Aun así, ¿deberíamos controlar nuestra reacción cuando nos han sacado de quicio? ¿Es eso posible sin ser monje zen?

I.Q. Yo a los monjes, después de haber visto al serie Kung Fu, no sé si me gustaría parecerme mucho, porque igual acabo en la comisaría. Te decía en la pregunta anterior que es muy probable que las formas de estos recalcitrantes de la bronca con intereses personales sean ya conocidas o esperadas antes de que abran la boca y que por eso, sin perder la calma, se les pueda poner en su sitio pronto.

J.V. No deja de llamar la atención, por cierto, que tengan tan mal perder, siendo ellos quienes empiezan todos los cirios...

I.Q. Hombre, todo aquel que tiene un interés espurio no quiere prescindir de él. Tener mal perder no siempre es malo si trae alguna enseñanza, pero en el caso de esta gente jamás tiene una buena enseñanza porque todo lo que les rodea a ellos, a lo que quieren y a sus amigos, está podrido. También ocurre que nunca han ganado de manera rotunda y tantos años esperando genera malestar.

J.V. Como no sacamos nada es dándoles una cuarta oportunidad, luego una quinta y así sucesivamente. Alguien que siempre nos conduce a la crispación no puede ser nuestro amigo.

I.Q. No. Lo que ocurre es que te dan tanto trabajo que a veces te retrasan en las medidas que tienes que tomar, pero hasta esto es bueno porque cuando creen que todo se ha olvidado ¡zas! Les llega el aviso de la peor forma posible porque es retrasado, a pesar de lo cual no solo es contingente (refuerza una forma de comportamiento, en este caso el refuerzo es negativo) sino que les recuerda que tú, como E.T. "estás ahí siempre". Esto genera mucha inseguridad.

J.V. Me temo, además, que es muy difícil que cambien de actitud. En todo caso, a peor.

I.Q. Bueno, eso depende de lo que les pique la cara después del sopapo dialéctico que se llevan. Además, suelen acumular tanta trampa, tanta mentira y tanta irregularidad que la puedes sacar para recordarles que están mejor callados. No es cuestión de ir de vengador enmascarado, pero sí de dejar que las tonterías sean las justas.