bilbao. Si el año pasado era Josean Alija, del restaurante Nerua del Guggenheim, el centro de todas las miradas al conseguir su primera estrella Michelin, este año el agraciado ha sido el restaurante Mina, un local ubicado en el Casco viejo de Bilbao encima de una galería que comunica con una antigua zona minera, de ahí su nombre. Allí, su chef, Álvaro Garrido, una joven promesa ya consagrada es fiel a sí mismo y apuesta por una cocina de autor en la que predomina el slow food. Con una fama muy consolidada, el Mina ofrece una cocina de mercado utilizando solo productos de estación que dan como resultado exquisitos platos como merluza acompañada de caldo de ave y espárragos de temporada, guiso de capón a la antigua y begihaundi a modo de risotto. Todos en atractivas y creativas presentaciones.
Aunque el secretismo precede siempre a la difusión de estos premios, ya que la credibilidad de la guía roja está vinculada al anonimato que prácticamente siempre preside las actuaciones de sus inspectores, el anuncio había sido claro. "Será un buen año para la cocina vasca", avanzaban los gurús de la guía Michelin. Y así ha sido para el restaurante Mina que ha conseguido entrar en el firmamento Michelin.